Cuando faltan apenas unos meses para la celebración de las elecciones en Cataluña, en la mente de los candidatos a estos comicios están muy presentes el Estatut y las probabilidades de que el Tribunal Supremo pueda hacer pública una sentencia 4 años después de haberle solicitado su opinión. También, como no podía ser de otro modo, José Montilla, Artur Mas y el resto de candidatos no le quitan ojo a cualquier encuesta que pase por sus manos, aunque todas ellas vengan a decir lo mismo: que el gobierno tripartito no se va a poder reeditar y que CiU va a ganar de forma holgada, sí, pero sin mayoría absoluta. Sin embargo, más allá de los cálculos electorales y electoralistas, en las próximas elecciones catalanas está presente la figura del Papa Benedicto XVI.
No se trata de que los candidatos hayan aumentado o no su fervor religioso para esta campaña electoral. Lo que ocurre es que la fecha de la convocatoria electoral se decidirá de modo que no afecte a la visita del Papa Ratzinger a Barcelona. Así se lo ha transmitido ya el Molt Honorable President Montilla, no sólo a su entorno del PSC, sino también a otros candidatos y rivales políticos, en un alarde de finezza a la catalana. El mensaje de Montilla es que no quiere que la visita del Papa se vea envuelta en plena campaña electoral. Y eso limita las posibles convocatorias a dos fechas: el 24 de octubre o el 28 de noviembre. En ambos casos, además, la probabilidad de que la población catalana prefiera la playa a las urnas está descartada, por una evidente razón climatológica.
El Papa visitará Barcelona el 7 de noviembre del presente año. Su visita a la Ciudad Condal tiene por objeto, entre otras cosas, consagrar la nave central del famosísimo templo de la Sagrada Familia, obra del arquitecto Antoni Gaudí y manifestación espectacular del modernismo. Para ese momento, el presidente de la Generalitat de Cataluña quiere que las elecciones se hayan celebrado ya, o bien que la campaña no se haya iniciado. Pretende dejar al menos el paréntesis de una semana entre los fastos papales y el fragor de la batalla política. Por eso y teniendo en cuenta que la campaña electoral dura oficialmente dos semanas, la carrera electoral podría arrancar el viernes 8 de octubre, para concluir con las elecciones el 24 de octubre. En ese caso, el Papa no se daría de bruces con la campaña electoral a su llegada a Barcelona y sí con el clima poselectoral y la búsqueda de acuerdos entre quienes se dijeron el nombre del puerco apenas unos días antes.
La otra opción que baraja Montilla, descartado el adelanto electoral que en su día le pidió José Luis Rodríguez Zapatero y del que José Montilla hizo caso omiso, pasa por que la campaña arranque oficialmente el viernes 12 de noviembre, cinco días después de la visita del Papa, y la votación se produzca el domingo, 28 de noviembre, de modo que Benedicto XVI pasaría por Barcelona en precampaña, pero no en el período oficial de campaña electoral. En cualquier caso, los candidatos catalanes tienen claro que el 7 de noviembre, con el Papa en la Sagrada Familia, partidos y candidatos se darán una tregua para hacer los honores al Santo Padre. Y que Dios reparta suerte.
Si son a finales de octubre quizás se facilite la aprobación de los PGE…