Un primer impulso para salir a flote

Mientras haya 4,5 millones de parados, todo dato bueno sólo es regular. El primero que lo sabe es José Luis Rodríguez Zapatero, quien no oculta que el objetivo prioritario del Gobierno es ayudar a las empresas a crear empleo, especialmente a las Pymes.

Todos sabemos que nada volverá a ser lo que fue porque lo que está en crisis no es la economía española (aunque lo esté singularmente por las terribles consecuencias del cáncer del ladrillo) sino el capitalismo mundial. Se está produciendo un nuevo reparto de los beneficios capitalistas y de sus áreas de influencia, pero lo que está en juego es un reparto equitativo, global, de la riqueza.

Rosa Luxemburgo tituló una de sus pocas pero brillantes obras Socialismo o barbarie. Ella lo hizo pensando en el nazismo que se cernía sobre Alemania y Europa y ya adivinó que no sólo era un problema de ideologías y sentimientos, sino de economía, de reparto de la riqueza generada por el trabajo en los países desarrollados y por desarrollar.

Ahora, la evidencia es mayor. La socialdemocracia, el socialismo en libertad, sigue buscando esa meta de permitir la existencia de los mercados como referencia pero controlándolos y corrigiéndolos con los impuestos. Y ahora ni siquiera vivimos esa alternativa. La izquierda actúa a la defensiva, sólo aspira a sobrevivir. Eso es lo que hay. Y es más que nada si sirve para resistir el tsunami del capitalismo salvaje que se extendió por el mundo tras la caída del muro de Berlín y que representan, mejor que Wall Street, los capitalismos primitivos emergentes de China, la India y Rusia, donde el estalinismo favoreció que los burócratas, aliados con las mafias internacionales, vendieran el país y se convirtieran en sus dueños negando los más elementales derechos conseguidos por los trabajadores durante decenios de sangre derramada.

Pero el Gobierno de Zapatero es el menos malo de los males. Y, cuando menos, lo confirma pagando a los desempleados lo que nunca les pagaría el PP y llevando a cabo una política defensiva pero eficaz a su manera, que puede ayudar a salir del agujero sin vender a precio de saldo los logros laborales de los últimos años, que en el fondo es lo que piden la CEOE y Mariano Rajoy.

Por eso es bueno darle un voto de confianza al presidente del Gobierno y creer en lo que él define como una política económica basada en los datos y no en los rumores interesados de los especuladores o los adversarios políticos sin escrúpulos (el ala ultra del PP).

Es verdad que España ha salido de la recesión en el primer trimestre de este año, después de 6 trimestres consecutivos de descensos. La economía española ha crecido un 0,1% en este trimestre de 2010 y comienza a aumentar el consumo, al tiempo que se recuperan tanto las exportaciones como las importaciones. La producción industrial ha crecido en marzo por primera vez en 22 meses. El crecimiento ha sido de un 5,4% interanual, frente al descenso del 24,2% de marzo de 2009. La recaudación tributaria también ha crecido en el primer trimestre, por primera vez en dos años. Los ingresos tributarios totales –que llegaron a caer a un ritmo del 20% en los 8 primeros meses de 2009– han recuperado ya tasas positivas (+0,9% en el primer trimestre), ascendiendo a 40.879 millones de euros.

Por otro lado, la tasa anual del Índice de Cifras de Negocios en la Industria aumenta más de seis puntos y medio desde enero y se sitúa en el 7,4% en febrero, según el INE. Y, en febrero, el número de sociedades mercantiles creadas creció un 23,7% más respecto a enero y un 2,2% respecto al mismo mes de 2009. Además, la compra-venta de vivienda ha crecido un 18,7% interanual en febrero, que es la segunda tasa positiva (2,1% en enero), tras más de dos años de caídas. Las exportaciones han crecido a un ritmo interanual de dos dígitos durante los meses de diciembre, enero y febrero (un 14,8%). El comercio minorista ha crecido en marzo, por primera vez desde noviembre de 2007, con una tasa interanual de 2,1% (-1,2% en febrero). Y las ventas de las grandes empresas han crecido un 4,8% en marzo, que es la segunda tasa positiva tras el 0,3% registrado en febrero.

Abundando en los datos positivos, hay que decir que en abril se registró el séptimo incremento consecutivo de la confianza económica, recuperando el nivel de marzo de 2008. Y la mayor recuperación se produce en la confianza del consumidor que ha aumentado cerca de 30 puntos y ya ha alcanzado el nivel previo a la crisis.

En marzo, la entrada de turistas subió más de un 3%, el mejor dato en 22 meses, y la matriculación de vehículos creció un 44,5% en el primer trimestre de 2010. En abril, la producción de automóviles también creció un 46,8% y la exportación un 49,3%, respectivamente, sobre todo por la aplicación del Plan 2000E. Este primer trimestre también aumentó el consumo de energía eléctrica un 2,8% y un 6,4% el de gas.

Incluso en la materia más sensible, el paro, tras 8 meses de subidas, descendió en abril 24.188 personas, el primer descenso desde julio de 2009. Eso sí, las filiaciones a la Seguridad Social aumentaron por tercer mes consecutivo en 53.852 personas.

No es para tirar cohetes. Pero ha sido como llegar al fondo del abismo con las fuerzas suficientes para apoyarse y tomar impulso hacia la salida. Será lenta, por la descompresión, pero da la impresión de que es posible por más alta que brille la superficie del mar. Sólo tenemos que evitar que nos coman los tiburones de por medio. La pena es que, si no los domesticamos, el esfuerzo colectivo no sólo nos conducirá a la melancolía, sino al suicido.