A) ¿Es el Estado de Israel un hatajo de malvados?
B) ¿O un hatajo de estúpidos?
Aunque en alta política nunca se pueden descartar a la primera ni la posibilidad A ni la B, un sentido común mínimamente acrisolado aconseja tomar en cuenta como mínimo una tercera opción:
C) Nos hemos perdido algo.
El Consejo de Seguridad de la ONU ha pedido una investigación imparcial del sanguinario abordaje israelí de la flotilla turca cargada de cooperantes y personalidades internacionales decididos a romper el bloqueo de Gaza. Diez muertos sobre la mesa son un asunto lo suficientemente serio como para merecer una investigación seria y ecuánime.
Y en cambio nadie está conforme. Lo de “investigación imparcial” ha sulfurado a mucha gente.
¿Será que no se fían de la imparcialidad de la ONU? No es imposible. No es que este organismo se haya distinguido por estar siempre y permanentemente a la altura de sus nobles compromisos fundacionales. Pero, ¿cómo es posible no fiarse de la imparcialidad de la ONU y a la vez invocar sus resoluciones para argumentar que la ocupación israelí de Gaza es ilegal? Por no mencionar que también fue en el seno de Naciones Unidas donde se aprobó la partición de Palestina en dos estados, uno hebreo y uno árabe, y fue la parte árabe la que rompió la baraja, es decir, la primera en desautorizar a la ONU cuando las decisiones de la ONU no le gustaban.
Por si alguien no me conoce y por si no se me había notado: simpatizo con Israel. Estoy a favor de su existencia como Estado. Sin ser judía me identifico con este pueblo más fácilmente que con otros. Seguramente esto matiza y condiciona mis opiniones. Igual que su amor por Beirut condiciona las opiniones de Maruja Torres, sin ir más lejos.
Todo esto está bien, todo esto es legítimo. Todos tenemos derecho a tener nuestros países e incluso nuestros conflictos favoritos. Todos tenemos derecho a proyectar nuestras manías, nuestros mesianismos y nuestras paranoias en quién y cómo nos dé la gana. Tenemos derecho a opinar. Tenemos derecho incluso a equivocarnos.
A lo que no creo que tengamos tanto derecho es a equivocarnos a sabiendas o a no hacer ningún esfuerzo por tener razón. Ya se me sabrá perdonar por pedir tiempo muerto y un poco de racionalidad y buena fe en este debate. Si es que la racionalidad y la buena fe son posibles cuando hablamos de Israel.
Si a estas alturas has decidido seguir leyendo y no mandarme un paquete bomba (vivo lejos, pero mi dirección la conoce mucha gente), te voy a pedir algo que no suelo. Te lo voy a rogar. Te voy a suplicar, si me permites, lo siguiente: quédate conmigo. No me dejes.
Quédate conmigo, lector de buena fe. Buenísimo lector samaritano. Quédate conmigo y no me dejes porque me da pánico seguir yo sola. Se ve todo tan oscuro y hay tanto griterío.
Se supone que vivimos en democracia. Mucha gente ha muerto o ha padecido cosas casi peores para que se pueda opinar de todo. Y de repente pues no. De repente hay temas en que se impone el pensamiento único y el que se mueva del dogma o diga lo que no debe deviene un monstruo, un asesino o de todo un poco.
Israel es uno de esos temas tabú. Bueno, no es uno; es el tema. Si estás a favor de la existencia del estado de Israel y de su derecho a defenderse tienes que ir con casco a tomar café, o llevar la lengua cosida de puntos como Frankenstein, de tanto mordértela. O eso o te linchan por sionista. Mientras el feliz proárabe incondicional que se sienta a tu lado puede soltar toda clase de frescas y da todo igual. Si tiene razón, porque la tiene. Y si no, pues lo mismo, porque nunca hay que dar argumentos al enemigo.
Así da gusto, oye. De verdad que si yo pudiera cambiar de pensamiento como de calcetines me hacía anti-Israel pero ya. ¡Qué dicha tenerlo todo tan claro, tan categóricamente redondo! Semejante plenitud seguro que no la conocen ni los fans de Cristiano Ronaldo.
Les pasa incluso a las bellísimas personas (pocas) que hacen un sincero esfuerzo por diferenciar entre pasión y argumentos, entre opinión e información. Que de verdad se proponen exponer los hechos desnudos. Ah, pero ni así. A la primera de cambio ya no se dan cuenta y se les va la olla, ya están llamando “masacre” o incluso “genocidio” a diez muertos, ya se refieren a Israel como “mal llamada democracia”, ya dan por hecho quién atacó primero en el barco sin haber estado a bordo, ya presuponen que la ONU no va a aclarar nada, etc, etc, etc.
No seré yo la que critique a los que opinan e incluso informan contundentemente (a mí me encanta, cuando puedo). Pero desde aquí planteo esa pregunta: ¿cuántos países “serios” merecen un tratamiento verbal y mental así? ¿No es cierto que, con la única excepción de Israel, hay que ser una república bastante bananera para que periodistas, políticos y ciudadanos en ejercicio hablen y piensen rutinariamente de esta manera?
¿No se ha sido y se es, en general, mucho más ponderado y más fino con bichos del calibre de Mahmud Ahmadinejad, con payasos como Silvio Berlusconi, incluso con vivos como Barack Obama, que nos manda a lavar en nuestra casa la ropa sucia de Guantánamo porque no se atreve a llevarla ante los jueces americanos, que le obligarían a soltar de inmediato a toda esa gente en medio del país que les torturó salvajemente y les encarceló durante años sin juicio, y a ver qué pasa entonces?
Antes de que alguien se escandalice, yo no he venido aquí a defender un pacto cínico de no agresión. Ni a defender a Netanyahu. Precisamente porque soy pro-israelí, este señor dista mucho de ser mi ídolo. O de merecer mi confianza ciega. Soy partidaria de una investigación imparcial durísima de lo que pasó con los muertos de la flotilla. Y que pague quien tenga que pagar. Hasta la última gota de sangre, de responsabilidad y de vergüenza.
Sólo que sinceramente lo veo crudo si seguimos en este plan. Partiendo sistemáticamente de la base y dando siempre por hecho que Israel es el malo malísimo de la película, aquel al que no se le puede dar ni agua. Sinceramente esto no es serio.
Ni inteligente. Uno se encariña de tal modo con el esquema del malo de veneno por definición y porque sí que ya ni se molesta en analizarlo que pasa. Y mira que pasan cosas raras últimamente. ¿Nadie se ha fijado en que el Mosad, que era tan sutil, de repente como que no da una a derechas, que va por ahí perdiendo pasaportes que les incriminan en no sé cuántos asesinatos? ¿Y no se les fue indiscutiblemente la mano con la trágica, horrenda ofensiva de Gaza? Y ahora, esto.
No voy a entrar en consideraciones –aún pareciéndome importantes- de que Israel ya había advertido que no permitiría que se rompiera el bloqueo de Gaza estando Hamas en el vecindario. Vamos a lo práctico: la flotilla en sí, ¿era un acto humanitario o era un acto de propaganda? ¿Se trataba de verdad de ayudar a los desdichados de Gaza o de jugar al mus? Porque si Israel permitía pasar a la flotilla, pues ya está, ya se ha roto el bloqueo. Y si por no dejarla pasar surge un incidente (y ha surgido bastante más que eso) pues ya está, ya no hay bloqueo tampoco, porque, ¿cómo sostenerlo? Si esto fuera una novela de Agatha Christie nos estaríamos preguntando quién gana qué con estos diez muertos.
Pero si la flotilla era una provocación, ¿cómo puede Israel caer tan de bruces en ella? ¿No es un poco del género gilipollas? ¿Tan tarado está este Bibi?
Me vais a permitir que lo dude. En Estados Unidos ya han comenzado a salir análisis mucho más maquiavélicos: que de lo que se trataba era de aprovechar esta provocación para devolver provocación y media. ¿No quieres caldo? Dos tazas.
Creen algunos que abordando aquella flotilla, Israel lo que quería bombardear en realidad era el nuevo tablero diplomático que Obama trata de apuntalar en Oriente Medio. Y donde parece que hasta ahora gana el que más cojones le echa, con perdón. El que más dispuesto está a liarla y a llevárselo todo por delante, léase Ahmadinejad.
Si Israel no se fía de Obama y teme ser sacrificada por este, o que este meta la pata y los platos rotos se paguen en Tel Aviv, pues se les puede haber ocurrido dejar de ser “razonables” y pasar a ser peligrosamente imprevisibles. Así mandan un doble mensaje: que la Casa Blanca no puede garantizar indefinidamente que ellos se estén quietos, en primer lugar. Y que ellos no van a andarse con remilgos si perciben que está en juego su seguridad.
El dilema muertos sí, muertos no, lo es para una mentalidad democrática y occidental. Israel lleva muchos años en la bisagra, en la delicada juntura entre ser un país de matriz europea pero arraigado en otro contexto, en otra cosa. Una otra cosa de la que yo, la verdad, no me fiaría un pelo.
Yo nunca he tenido la impresión de que los países y organizaciones que cuestionaron la existencia de Israel en 1947 hayan dejado de cuestionarla ni un solo minuto en todo este tiempo. No creo que quieran arreglarlo. Mi percepción es que confían en que manteniéndose firmes, desesperados e irracionales tarde o temprano conseguirán convencer al mundo de que “pringar” por Israel no vale la pena. Y la verdad, no se les da mal. Llevan convencida a muchísima gente.
Tanta que no sé hasta qué punto Israel no está a punto de quedar ya oficialmente fuera de la civilización. Fuera del tácito manto protector de los países que existirán siempre hagan lo que hagan, como Alemania, como Francia, como Rusia. Como la misma España. Israel no goza de ese estatus. Cada error y cada crimen es un test a su supervivencia. Una ITV: ¿tiene o no tiene derecho a seguir circulando como Estado?
Si seguimos con esta histeria antiisraelí pronto no habrá dilema. Cuando ya no esperen nada de nosotros. Cuando ya no tengan nada que perder, excepto sus enemigos, se les puede ocurrir dejar de luchar por ser un país serio. Pueden llegar a la conclusión de que sólo pueden sobrevivir haciendo el bestia como sus vecinos.
Hillary Clinton advirtió hace poco a Israel de que si sigue así va camino de ser un Estado suicida. Puede ser. Pero, ¿no se ha puesto última y peligrosamente de moda entre los suicidas lo de morir matando?
Paradójicamente puede ser lo único que entiendan algunos de los que ahora les amenazan. Aunque por supuesto puede ser el principio del fin. La muerte del espíritu. Cuenta Amos Oz en “Una historia de amor y oscuridad” que su madre se suicidó cuando él tenía doce años. Y da a entender que se suicidó porque no se consolaba de la pérdida de su vida en Europa en aquel brutal secarral de Palestina. Que no se consolaba de la pérdida de la civilización. De lo que ella creía ser. Pero claro, si en un sitio no te quieren, pues no te quieren, y te tienes que ir. Así sea al mismísimo cuerno.
Ojalá todo se arregle, de verdad. Ojalá llegue la paz que tanta gente de buena voluntad merece y anhela. Pero con todo mi corazón creo que nunca llegaremos a ella si no ponemos las bases de una buena fe mínima…e imparcial, como dice la vieja ONU.
Shalom.
Todá, Anna Grau. Shalom, shalom.
Todo lo que usted dice se puede venir abajo si tenemos en cuenta un principio bien básico: si uno quiere que lo quieran, se tendrá que hacer querer.
Mi repulsa por la actividad israelí nada tiene que ver con pasados o conocimientos antiguos. Yo primero vi su actuación, luego crecí y me informé. Me imagino que mucha gente que opinará igual habrá vivido una cadena de acontecimientos similar a la mía.
Y las dudas, como siempre, se levantan por un simple tema estadístico. Usted no puede acusarnos de dudar (o más bien, no dudar), porque hay un historial bien documentado que nos da la razón de forma uniforme. Y también puede argumentar sobre la validez o invalidez de la ONU y cómo nos conviene ignorarla o avalarla. Pero le recuerdo que hoy día, sin el apoyo de los entes occidentales que reinan en ella, Israel no sería nada. Como se suele decir, los habría corrido a gorrazos.
Por último, cuando usted dice que Israel tiene el mismo (falso) derecho a ser tomado en serio como estado, tal como hace Alemania, Francia o España, se le olvida pensar que tal vez muchos creemos que los actos de Israel son horribles, pero que eso no hace los de éstos menos malos. Es decir, que sí, que nos repugna la forma de actuar de Israel, pero también nos da grima la forma de actuar de la mayoría (¿totalidad?) de estados del mundo, porque, al fin y al cabo, nunca han respondido a los intereses y las necesidades de sus habitantes, sino a los de una «élite» sedienta de poder. Los juegos estratégicos y territoriales se los dejamos a los que les interesan. En el juego de esos poderosos bastardos, ni entro ni quiero entrar.
Así que déjenos disentir antes de meternos en ningún cajón, como usted tanto se queja de que hacen con sus opiniones.
«Si a estas alturas has decidido seguir leyendo y no mandarme un paquete bomba».
Precisamente a esta altura (bomba) decidí dejar de leer.
David, se dispersa usted. Hay que argumentar mejor. Anna Grau lo ha hecho divinamente. Me asusta la fuerza con que tiene que actuar Israel para sobrevivir. Sin embargo, se trata de sobrevivir. Por desgracia, sus vecinos no son razonables, precisamente. ¿Dónde estarán aquellos palestinos agnósticos, juiciosos, universitarios, que eran la fuerza del trabajo experto en los países árabes? Aquellos palestinos que argumentaban con palabras y no con violencia y bombas. Tuve algunos como compañeros en la Universidad. Les echo de menos en este conflicto -emponzoñado por la batalla particular de los fanáticos islamistas- que puede conducir al mundo a la tercera guerra, no ya mundial, sino global. Como Grau, pido la paz y la palabra, David. La palabra y la verdad.
solo les remito a esta web en la que una organizacion israeli llamada gisha da nota dela radicalizacion y perdida de status democratico dentro del propio israel como la nueva lei que permite encausar a los periodistas que informen de temas sensibles como las directrices de los productos permitidos en la franja.
http://www.gisha.org/
Totalmente de acuerdo con Rinze. Esa frase lo resume todo. Una lectora-bomba menos.
BOICOT A ISRAEL, QUE NO USEN TU DINERO PARA COMETER GENOCIDIOS Y CRIMENES QUE NO USEN TU DINERO PARA LAVAR SU ENSAGRENTADA IMAGEN EN LA MAS ABSOLUTA IMPUNIDAD
uf, cuando hay que utilizar demasiadas palabras para explicar tu argumento algo falla, a la verdad no se llega con tantas vueltas…..me quede donde cristiano ronaldo
Después de varias masacres. Todas injustificadas e injustificables. Todo sigue igual. El derecho internacional es virtual y la derecha ultra española acepta a rojos y propalestinos como terroristas. Ojalá que el próximo levantamiento nacional sea protagonizado por hijos de madre decente.
usted no9 es mas que un agente pagado por los sionistas, su articulo es una sarta de mentiras y falsas conclusiones que ofende a la razon, mas vale que no opinara tan alegremente sin contar con el sufrimiento humano…el articulo en cuestion da pena seria¡¡
Un artículo inusual y valiente, no porque simpatice con Israel sino porque no se sitúa en el habitual (y mayoritario) fanatismo de ambos bandos, que además se retroalimentan mutuamente. No estás sola Anna. Y aunque ciertamente somos minoría y no hay suficientes judíos y palestinos sensatos como para que por ahora se vislumbre la paz, los que no vemos «al otro» como un enemigo estamos en el deber de decirlo, aunque nos insulten.
Elvira, obviamente mi respuesta es eso, una respuesta a ciertos puntos del artículo. Tampoco necesito escribir un artículo de la misma magnitud para que mis puntos queden claros.
Respecto a lo que dice, le responderé que la excusa de la supervivencia no se puede mantener con un rostro serio, más cuando se tienen en cuenta las bajas en un bando y en otro.
El caso es que el posicionamiento nos lleva a estos malabarismos, a encontrar justificaciones y comprensiones que no caben. Israel tiene un largo historial de sangrientas masacres y de constantes menoscabos de los derechos humanos universales, los cuales se pasa por el forro de forma constante con el beneplácito de las potencias mundiales. A mí, como occidental, me da vergüenza que «mi cultura» trate de encubrir y apoyar este tipo de conductas.
Condeno y no justifico ningún tipo de acción violenta. En especial las que se llevan a cabo en el nombre del «bien». Si es que estamos condenados a no aprender de nuestra historia.
Sin embargo, no es una cuestión de simpatía, ni de manía, ni de que se quiera echar a nadie al mar ni proscribir a nadie. Se trata de una simple cuestión de ley. Dejemos por un momento lo emotivo y vayamos al grano de la cuestión:
-unos señores somalíes asaltan un barco español. Acude el ejército corriendo y se habla de piratas y secuestradores. Se juzga a los que son capturados, y todo el mundo se plantea cómo evitar que estos asaltos se repitan en el futuro.
-Un buque estadounidense en maniobras se mete en aguas territoriales iraníes. La flota iraní manda una patrulla, y después de amenazas por ambas partes, todo se resuelve sin mayores consecuencias. La prensa señala que a ambas partes les va la marcha.
-Una flota aeronaval israelí asalta buques civiles en aguas internacionales, que se dirigían para más inri a un territorio extraño (desde que el propio Israel lo evacuó unilateralmente en 2005). Realizan un abordaje sangriento, y democráticamente, declaran secreto militar sobre el asunto, capturan toda la flotilla, la llevan a israel y luego expulsan a las personas, por supuesto tras incautarse la carga.
Pues creo que hasta el vaticano hubiera recibido sanciones por algo así, por mucho que ahora haya que oír que es que el mundo está lleno de antisemitas. Simplemente, hay (debería haber) leyes, orden.
Y asumámoslo, la onu, gracias al omnipresente veto de EEUU no es un organismo imparcial en esta cuestión. No por ninguna conspiración especial. Simplemente no se le permite.
Y mucho me temo que, a pesar de lo que pueda parecer, no es que haya un terrible sectarismo filopalestino suelto por doquier. Simplemente, del otro lado se escucha mucha propaganda, y muy escasos argumentos. Y por esa misma razón me he leído el artículo entero, por curiosidad, porque nadie intenta explicar estas cosas, incluidos los responsables, que echan balones fuera llamando terrorista a todo el que no esté con ellos. Y lo curioso es que funciona.
asi es
Por mucho que quiera uno justificar la abusadora accion de Israel no hay manera. Ir 110 kilómetros de sus aguas para masacrar a unos solidarios, es un cruel acto.
Les recomiendo que lean:
«Yo soy Israel y siempre haré lo que me de la gana»
en http://www.realpolitica.com
para que descubran su poder.
A mí, antes de declararme proisraelí o propalestino, sólo me gustaría que Israel cumpliese las resoluciones del consejo de seguridad de la ONU que tiene pendientes. Después, de paso, hablaríamos de victimismos de ambos lados. Y por último, tras apreciar la postura de algunos periodistas de este medio en sus comentarios, me gustaría saber la opinión sobre el conflicto en general de Mónica García Prieto.
Gracias
Sra Grau, no está sola; si lee las preguntas que los ciudadanos realizan al embajador, Sr Schutz, en el diario ABC, podrá comprobar que su opinión es compartida por otras personas.(Me parece divertido constatar que en los chats entre espanoles, algunos se saludan en hebreo).
A propósito de esperar a una investigación imparcial,seria y ecuánima, que usted propone en su artículo:
Pregunta al embajador israelí (ABC):
Facilitará Israel una investigación independiente como pide la OTAN?
Respuesta:
«La investigación,en la medida que se haga,será israelí.
Israel tiene instituciones fuertes y ha demostrado que no necesita de la tutela de la comunidad internacional.»
Un amable saludo.
Davis, en esto estoy de acuerdo con usted. Israel es un estado en perpetua paranoia y eso conduce a desastres como el del balco turco. Tampoco yo justifico acciones violentas vengan de donde vengan, sólo trato de explicármelas. Por ver si logro entender algo. Gracias por su lenguaje pacífico. Disculpe si el mío le ha parecido belicoso.
me parece que no teneis mucha idea de lo que hablais
utilizad vuesta inteligencia y sentido comun si aun lo teneis
un saludo
Creo que el reparto que hizo la ONU no gustó a nadie.Los actos pasados, presentes y seguramente futuros, nos indican que lo que se busca es el exterminio de una u otra parte en legítima defensa. Como no, por la puta legítima defensa (convertida en ataque) mueren y sufren inocentes, los que más.
A nadie con dos dedos de frente se le escapa la sutil y descarada invasión de a poco, al merme que diría José Mota, con los asentamientos en nombre de la legítima.
A nadie con dos dedos de frente se le escapa que, si no fuera por la descomunal superioridad militar, el pueblo Israelí habría sido exterminado como antaño (Holocausto) por otra legítima, con toda seguridad. Pero creo sinceramente que hay más probabilidades de que sea el pueblo Palestino el que acabe errando por el mundo como en su día lo hicieron los Judíos, por esa sutil y vergonzosa realidad militar de antes y de ahora.
El asalto a la flotilla de la paz ha sido un error fríamente calculado por el ejecutivo de Benjamín N. La cubierta del Mavi Mármara podría haber sido despejada con artilugios anti disturbios y con los mismos reducir a los activistas irreductibles, sin muertes. O mejor aun, no asaltarla. Pero no, mejor dejamos caer a los soldaditos de uno en uno por una cuerda encima de los «terroristas» (que posteriormente fueron puestos en libertad sin cargos y deportados a sus países, que raro ¿no?) llenos de odio para que los breen o mejor linchen y ya tenemos la legítima de nuestra parte. Fuego a discreción. Un desastre táctico y político, un asesinato de estado y una violación del derecho internacional descarado que se va ha quedar en agua de borrajas, opino.
Lo realmente importante son las vidas humanas inocentes que se pierden por estos juegos de guerra y poder, vengan de donde vengan.
No se trata de ser pro-israelí, ni pro-palestina, ni pro-árabe, ni pro-cojones-los-míos, mas bien de pro-basta-ya-de-tiros-en-cualquier-rincón-del-mundo.
No me gusta tu artículo en el fondo pero si en la forma, algunas cosas las comparto.
David de matrícula de honor.
Otra cosa, esta moda de terminar con «shalom» se parece mucho a otra de terminar en «Allah-u Akbar!» de «semper fi» de «.. del Sevilla seré hasta la muerte» ,¿que opinas Anna?.
Opino que simpatizar con una causa no es excusa para la irracionalidad y la mala fe. Yo quise enseñar las cartas, dejar claro de principio a fin del articulo que simpatizo con Israel… Y que eso no me impide hacer un esfuerzo de ecuanimidad y hasta de humanidad. Me gustaría que simpatizantes de otras cosas también se esforzaran un poco en vez de fingir falsas objetividades que malamente encubren feroces activismos.
Eso mismo debe de pensar Hamin Zoabi y otros diputados árabes israelíes.
http://www.elpais.com/articulo/internacional/Acoso/diputados/arabes/israelies/elpepiint/20100608elpepiint_1/Tes
Me incorporo muy tarde -demasiado- a este debate, pero esta región apenas deja tiempo libre. Veo que Eulalio pide mi opinión sobre el conflicto, y trataré de resumirla aquí. No milito en ninguna causa, ni en la palestina ni en la israelí, pero tras 10 años en la zona y 15 de periodismo de guerra sé distinguir entre injusticias mayores y menores. Creo en la necesidad de un Estado israeli dentro de unas fronteras consensuadas con sus vecinos palestinos; creo en la proporción de los conflictos, en las resoluciones de Naciones Unidas y en la legislación internacional, y por desgracia en esta región siempre hay una parte (y no siempre Israel, que de EEUU hay mucho que decir) que la viola mucho más que la otra. Los dirigentes palestinos son los peores enemigos de su pueblo (como ocurre con los dirigentes/dictadores árabes en general) pero eso no justifica ni perdona los crímenes que se cometen contra las poblaciones. Creo que el ‘terrorismo’ es una palabra subjetiva y politizada que, de aplicarse, también tendría que aplicarse a demasiados gobiernos del mundo, y creo que los estereotipos que usa la prensa occidental para explicar este conflicto sólo alejan a los lectores de la realidad. Es fácil opinar desde fuera sobre lo que ocurre aquí dentro, y muy difícil estar aquí dentro observando las injusticias y el doble rasero de la comunidad internacional sobre los diferentes conflictos de Oriente Próximo, no sólo el que enfrenta a israelíes y palestinos. Insisto, no soy propalestina, no apoyo a Hamas o a Fatah, ni tampoco a Hizbula, porque me molestan profundamente los extremismos de cualquier bando pero no soy ciega y sé distinguir muy bien una víctima de un agresor. Saludos
Bienvenida Mónica, sobre todo porque no es nada habitual que quien posee su propio blog elija los comentarios en blog ajeno para expresar su opinión. En el bientendido de que esto es una invitación al diálogo, nunca a la confrontación entre blogueras de Cuarto Poder, por mi parte sólo 2 comentarios:
a) Me alegra y me reconforta mucho leer que Mónica no tiene partido tomado en este conflicto, porque yo, por lo leído hasta ahora, me inclinaba a creer lo contrario
b) Por lo anterior, sólo insistir sin descanso en la necesidad de usar tonos más reposados y ecuánimes al hablar de ciertas cosas que admiten poca simplificación. Todos tenemos a confundir nuestra opinión personal con la información objetiva. Eso es una debilidad universal que tiene mal remedio. El único cuidado paliativo: la prudencia y la capacidad permanente de dudar, incluso -o sobre todo- de aquello que mejor se cree que se conoce.
Querida Ana, un blog es una bitácora personal y no la página de información de un periódico, donde cabe la opinión si así lo desea el autor y en los términos que considere oportunos. Yo no confundo ni engaño a nadie cuando publico en mi propio foro mi visión de la realidad, como tú lo haces en tu foro. Sí me sorprende que pretendas saber lo que ocurre en Oriente Próximo desde Estados Unidos, y ahí deberías aplicarte tu propio consejo sobre la prudencia. En cualquier caso, coincido contigo en que no debemos convertir esto en un duelo de ningún tipo: ni me vas a convencer de que la realidad que veo todos los días es falsa, ni yo te voy a convencer de que lo que has asumido como la realidad de la zona en la que vivo no tiene nada que ver con lo que ocurre. Demos pues por zanjada aquí una discusión imposible, y no cuestionemos los tonos ajenos.
Evidentemente en este caso es un diálogo imposible, sí.
Eulalio ya tiene su rifirrafe. Son estupendas.
Anna, puedes declararte pro-israelí. Otros pueden declararse pro-palestinos. Algunos no somos ni una cosa ni la otra, aunque como bien dice Mónica, no somos equidistantes, porque no se trata de un conflicto equilibrado. Por tanto, nos posicionamos sobre lo que debe ser justo, y en esas base construimos para conseguir que el conflicto acabe. No acabará con declaraciones que te colocan de un lado porque es más polémico; ni llamando al Mosad «sutil», que es como llamar a un comando suicida «elegante», ya que ambos han volado por los aires cientos de vidas humanas, y encima civiles. Lo importante es no ser anti. Coge un vuelo NY-Tel-Aviv. Visita Cisjordania para aclimatarte: el centro de Hebrón en particular, aunque no olvides Nablus, Qalqiliya y Jenín. Cuando empieces a sentir un nudo en el estómago y las contradicciones de tus principios, dirígete a Gaza. Pide antes un permiso de prensa, con tu historial pro-israelí no tendrás problema. Algo se romperá, te lo aseguro, cuando veas lo que no se muestra en USA ni en Europa. Porque es absolutamente increíble lo que pasa allí, porque tu sensibilidad humana no soportará ver a tantas personas con carencias tan importantes cuando no tendría que ser así, pero sobre todo, sin ninguna dignidad, humillados y bajo una bota militar, siendo la inmensa mayoría civiles. Después ponte en contacto con una organización tripartita (israelíes, palestinos y europeos de la sociedad civil) que buscan la paz mediante el diálogo, sin declararse pro-nada: MADRID COALITION
http://www.madridcoalition.org/
Si no puedes o no quieres ir, tres lecturas para ir poco a poco:
1) Palestina o Notas a pie de Gaza, de Joe Sacco, un periodista maltés con pasaporte norteamericano. Es un cómic muy digerible a la hora de leer historia.
2) El Muro de Hierro (The Iron Wall), de Avi Shlaim, un judío nacido en Irak profesor de la Universidad de Oxford. Porque la historia de Israel y el conflicto con los países árabes no es sólo la partición de la Palestina histórica. Es mucho más.
Shalom. Ya’atikalafee.
¿Por qué das por hecho que no he estado en Israel?
A lo mejor pienso lo que pienso precisamente porque sí he estado. E insisto: ser pro-israelí no significa otra cosa que estar a favor de la existencia del estado de Israel. De su derecho a existir. No implica una adhesión ciega a ninguna política, sólo al derecho a ser de una nación ratificada por la ONU. A la que no se le puede exigir que se suicide, igual que no se les exige a otros.
Que eso en sí sea tan rompedor es lo que me pone los pelos de punta, como intentaba explicar en mi artículo.
Habrás estado en Israel, pido disculpas, pero dudo (puedo equivocarme) que hayas visitado los Territorios Ocupados Palestinos, y si es así, no en Gaza, puesto que creo que nadie puede posicionarse de un modo tan claro con Israel después de haberla visitado y hablado con su gente. Es lo que me ocurre a mí tras visitar Israel, donde encuentras gente que no son Netanyahu, ni mucho menos. Yo defiendo la existencia de Israel, puesto que apoyo la solución de los dos estados, con una Palestina viable viviendo junto a Israel en paz. Pero no soy pro-israelí, porque eso nos aleja del acuerdo y la paz. Y eso que no tengo apenas influencia, pero tú tienes una puerta al mundo, y tu opinión es leída e influye sobre la de otros. Tienes una responsabilidad como periodista que no tenemos los demás, y al verter tus opiniones de apoyo al estado que acababa de matar a diez personas en circunstancias todavía en investigación, echas leña al fuego, polarizas aún más la situación y alejas los posicionamientos antes moderados. Puedes decir que eres pro-israelí en cualquier otro momento, pero acababan de morir diez personas. Sé que lo que intentas es provocar, nada más; pero eso es lo que denuncias que eran las intenciones de la flotilla: provocar. No nos pongamos a la altura de los fallos del otro, que la escalada nos llevará a peor. Tenemos un objetivo, que la violencia acabe: hagamos entre todos, desde donde nos toca, lo posible por aportar, no restar.
¿Defiendes la existencia de Israel pero no eres pro-israelí? No lo entiendo. Para mí una cosa es inseparable de la otra.
El punto para mí es importante porque eso es lo que yo intento aportar al debate: la toma de conciencia de, o que se está inequívocamente al lado del derecho de Israel a existir y a la seguridad, sin «sí, pero…» y sin ambigüedades, o no hay crítica a la política de Israel que valga (porque estará viciada de origen) ni esperanza de paz (porque nadie le puede pedir a una nación que se suicide).
Sinceramente creo que eso no es echar leña al fuego sino tratar de separar el grano de la paja. Los que más deseaMOS que determinadas cosas en Israel cambien son los que más miedo tenemos de los que la odian y la critican ciegamente. Esos son los mejores garantes del inmovilismo y del status quo. Hasta el punto de que a veces me pregunto si no es exactamente eso lo que pretenden, Dios no lo quiera.
Defender la creación de un Estado palestino viable no pasa por la desaparición de Israel, es decir, de sus más de siete millones de habitantes: comprenderás que quien defiende Palestina, en su inmensísima mayoría, no es un genocida de tal calibre, aunque siempre haya algún Ahmadineyad, como existe algún Lieberman, dos caras de la misma moneda. Por eso entiendo que se puede incluso ser pro-palestino y defender la existencia de Israel. La inmensa mayoría de los países que reconocen a Israel apoyan la creación de Palestina. Lo que le ocurre a los sucesivos gobiernos israelíes y a los pro-israelíes es que piensan que en el momento en que dejen de utilizar la fuerza dejando de lado el derecho internacional y el principio de proporcionalidad de respuesta, desaparecerá el estado. Israel no está en peligro, cuenta con el apoyo de los gobiernos más poderosos del mundo. Los Territorios Ocupados no son una amenaza a su existencia, más bien el lastre que no les permite vivir con la tranquilidad que se disfruta en cualquier país, por ejemplo, europeo, y la razón por la que la opinión pública fuera de Israel en su mayoría no ve a este con buenos ojos. Cada vez peor, si no dejan de saltarse el Derecho Internacional como si no fuera con ellos. Esa doctrina de incondicionalmente conmigo o contra mí, ya sabemos dónde nos ha llevado, de la mano de Bush. Ya lo he contado: solución de los dos estados, lo que apoya la existencia de Israel sin ser pro-israelí, conceptos fácilmente separables.
Tu artículo, pienso, es echar leña al fuego. ¿Entenderías que Mónica G. Prieto, Enric González o cualquier otro periodista se declarase pro-palestino al opinar sobre un suicida que se ha volado en una cafetería de Tel-Aviv matando a diez personas, justificando de algún modo que no tenían más remedio porque Israel les provoca? A mí no me parecería bien, pecarían de irresponsables y falta de profesionalidad, a mi juicio. Y el status quo sólo pueden romperlo tres actores, en mi opinión: (1) Israel, que es el único que puede acabar unilateralmente o en cooperación con la ANP con la ocupación militar de los territorios; (2) EE.UU., que puede presionar económica y políticamente hasta obligar a Israe, rompiendo décadas de colaboración; (3) Irán, dibujando un nuevo equilibrio de fuerzas al armarse hasta los dientes y subiendo la tensión en la zona, que ya está por las nubes. Creo que lo que más le conviene a Israel y al resto del mundo es la opción 1, pero para eso hay que hacer concesiones. Convenceos, nadie odia a Israel; lo que se odia es el doble rasero con Israel, la impunidad con la que actúa, y la impotencia que se siente al ver cómo pisotea a una víctima infinitamente más débil ante la pasividad internacional, durante más de 60 años.
Davidson, a juzgar por tu tono y por lo que dices empiezo a creer que tú y yo venimos a decir lo mismo con distinto lenguaje…Yo lo que reivindico en mi artículo es una buena fe básica para este debate. No voy a valorar aquí a ninguno de los profesionales del periodismo en Oriente Medio que mencionas, y pido que lo que sigue no se aplique a ellos ni se personalice en nadie en concreto. Pero en mi opinión en el periodismo europeo frecuentemente se intentan hacer pasar por equidistantes posiciones que en realidad son anti-israelíes. Hay gente que no reconoce que es pro-palestina quizás porque no es capaz de serlo en el sentido noble y constructivo del término. Entonces esconde lo que verdaderamente piensa tras una capa de falsa objetividad. No pasaría nada si esas personas opinaran honestamente, lo malo es que a veces informan, e informan con un fortísimo sesgo. Eso es lo que yo denuncio y discuto, Hablas de doble vara de medir. Yo la detecto muchas veces en el punto de vista Cuando yo me declaro pro-israelí no es en clave de adhesión ciega a ninguna política del gobierno de Israel sino en clave de adhesión a la existencia y a la seguridad de este estado, que para mí, por supuesto, también pasa por la creación de un estado palestino igualmente indiscutible y seguro.
Creo que toda la gente inteligente de buena voluntad no puede querer nada más que la paz y el fin de toda la violencia y todos los abusos. Por todos lados y sin visiones distorsionadas de la película.
Otra cosa, creo que este diálogo empieza a exceder los límites del blog, si quieres proseguirlo, ¿por qué no me escribes a mi email, que es ullblavissa@gmail.com?