El riesgo del PP de acabar muriendo de éxito

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(Actualización)

En el PP están convencidos de que la ventaja electoral que las encuestas le dan sobre el PSOE les aboca a gobernar porque, como comentó un presidente autonómico de los populares este fin de semana a un grupo de amigos, “ya no funciona decir que el PP está boicoteando las reformas” en favor de su propio interés electoral. Hacen mal en fiarse de eso. Pecarían de aquella famosa frase que Felipe González dijo a los suyos cuando se mostraban confiados por estar en la cresta de la ola, de que también se puede morir de éxito.

La acusación no sólo funciona sino que el mismísimo José Luís Rodríguez Zapatero lo sabe tan bien que ha dado la orden de que se insista una y otra vez en ello porque piensa que, aunque no es una forma de recuperar la iniciativa, sí lo es de asegurar una política defensiva que le permita aguantar hasta que el cierre de las reformas en julio y la constitución de un nuevo Gobierno le permitan marcar de nuevo la agenda política.

La crítica es incesante en los argumentarios que José Blanco y Leire Pajín distribuyen a los suyos para que den caña. Si no es por A es por B, pero siempre se abunda en un hecho evidente: no hay manera de que el PP apoye en el Congreso una sola reforma ni de ajuste, ni laboral y a veces ni siquiera la financiera sobre Cajas de Ahorros que el presidente y el líder de la oposición acordaron en el Palacio de la Moncloa la última vez que quedaron para hablar de algo. En todos los casos, el PP encuentra una razón, generalmente asociada a la expresión “llega tarde y se hace mal”, para abstenerse o votar en contra de lo propuesto por el Gobierno aunque se corra el riesgo, como ocurrió con la convalidación del decreto de ajuste sobre funcionarios y pensiones, de que España se vaya al carajo.

El último ejemplo señalado por el Gobierno es la acusación popular de que la reforma laboral será inútil porque los empresarios seguirán sin contratar hasta que la ley defina estrictamente las reglas definitivas. Ayer martes, 22 de junio, el Congreso convalidó el decreto del Ejecutivo y acordó tramitar la reforma como proyecto de ley, con lo que la primera norma sólo tendrá validez durante dos o tres meses.

Desde Moncloa se explica que “nunca hasta ahora se ha cuestionado ni el procedimiento ni la eficacia inmediata de una reforma”. Ya la pregunta es, añaden: “¿Por qué ahora sí?”.

El Ejecutivo indica que la reforma laboral ya está en vigor y lo que se decide de acuerdo a sus disposiciones es absolutamente legal y definitivo, de plena aplicación desde el 18 de junio pasado, cuando el Gobierno la aprobó por decreto. “El hecho de que la reforma laboral aprobada por el Gobierno el miércoles vaya a ser tramitada como proyecto de Ley no implica ningún retraso en su aplicación, como algunos están diciendo”, precisa. Y añade: “Así se han hecho todas las reformas laborales”.

Desde que en 1980 se promulga el texto inicial del Estatuto de los Trabajadores, todas las reformas laborales globales (es decir, las que no se limitan a una modificación concreta) se han aprobado mediante Real Decreto-ley que inmediatamente se ha tramitado como proyecto de ley, es decir, con el mismo procedimiento que se está haciendo esta reforma”, detallan en Moncloa.

Aunque, tras su tramitación parlamentaria, se cambie algo del Real Decreto Ley, según el Gobierno no afectará en nada a lo que ahora se haga. Así fue con Felipe González en 1993; en 1997, 2001 y 2002 con José María Aznar; y en 2006 y 2009 con Zapatero, cuando lasa reformas se aprobaron meses después que los decretos.

De todos modos, los nacionalistas catalanes y vascos avalarán que los cambios no afecten al meollo de las contrataciones y CiU apretó el pasado fin de semana para que ayer (22 de junio) quedaran despejadas en la convalidación del Congreso las más importantes incertidumbres, tras pactar con Zapatero el compromiso de la futura aprobación de lo que quede pendiente por hacer.

El PP, como era previsible, se abstuvo ayer  en la convalidación de la reforma laboral en el Parlamento, lo que da pie a Zapatero para insistir en echarles en cara su oportunismo “antipatriota”. ¿Sus dirigentes seguirán pensando que el mensaje de Zapatero y los socialistas de que los conservadores boicotean las reformas que ellos mismo han propuesto le resulta indiferente al personal?

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