Wikileaks deshace la guerra por su cuenta

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Julian Assange muestra la porta de 'The Guardian' durante su rueda de prensa del pasado lunes, en Londres. / Efe

El portal Wilikeaks lo ha vuelto a hacer. Ha vuelto a dejar a todo el mundo tiritando con un chivatazo mayúsculo. Esta vez se trata de 91.000 páginas de informes militares secretos o top secretos que muestran la cara oculta de la guerra de Afganistán de 2004 a 2010. Y qué cara. Según los documentos irresponsablemente expoliados poniendo en peligro vidas humanas (para el Pentágono y para la Casa Blanca) o desvelados heroicamente a la opinión pública (para el fundador de Wikileaks, Julian Assange, y para sus fans), la guerra de Obama en Afganistán es tanto o más sucia que la de Bush. Con muchas más bajas civiles de lo que se dice -ya más de 2.000- y con oscuras unidades de élite dedicadas al asesinato preventivo y selectivo y a la ejecución ilegal.

Peor aún, de las filtraciones de Wikileaks se deduce que aún y así la guerra se está perdiendo. Que los talibanes no sólo no se achantan sino que florecen, que cada vez disponen de armas químicas más sofisticadas, y que si algo les sale mal ya les echa un capote la inteligencia paquistaní, el ISI, que por lo visto se resiste a marcar distancias con los madrassa boys por mucho que Islamabad sea aliado de Washington y reciba su contante y sonante apoyo -1.000 millones de dólares anuales-, aparte de sus bendiciones nucleares.

Tanta incompetencia e hipocresía junta es muy dura de tragar. Más cuando en las mismas veinticuatro horas posteriores a la masiva filtración de Wikileaks el jefe del Estado mayor de Estados Unidos, el almirante Mullen, advierte de que la guerra en Afganistán va para largo, va a ir a peor y muchos más norteamericanos de lo que se creía perderán en ella la vida. Justo lo que conviene para elevar la moral de la tropa cuando el presidente Obama acaba de cortarle la cabeza a un general de cuatro estrellas, Stanley McChrystal, por reírse en las páginas de Rolling Stone de todos estos políticos -incluido él- que no tienen ni idea de cómo hacer (no digamos ganar) una guerra.

Con todos estos mimbres tenemos aquí armada una empanada de verdades y mentiras, sueños y realidades, filtraciones e intoxicaciones digna de que le dedique un guión Chris Nolan, el creador de Origen (en inglés, Inception), fabuloso peliculón de visión obligada que casualmente se ha estrenado en Estados Unidos coincidiendo con la última campanada de Wikileaks.

¿La realidad supera a la ficción o viceversa?

En Origen Leonardo di Caprio es un hacker de los sueños ajenos, donde se infiltra para sacar (o incluso meter) secretos del subconsciente. Para hacer eso tiene que luchar contra las amenazas y las cuentas pendientes agazapadas en su propio subconsciente. Y con el de muchos espectadores y críticos de la película que estos días discuten con pasión en Internet quién ha entendido “de verdad” el guión y qué es realidad y qué es sueño de lo que aparece en pantalla.

Pues lo mismo con Wikileaks. Empezó siendo una especie de romántico comando de guerrilleros de la hipertecnología y la ultrainformación que llegaban a donde no llegaba nadie. El portal es sueco, el fundador es australiano y operan en cualquier lugar del mundo mundial, sin plantilla concreta y sin sede fija. Hasta ahora su mayor éxito había sido la emisión del vídeo Collateral Murder, dando cuenta de un tiroteo gratuito conta civiles –¡y periodistas!- en 2007 en Bagdad. Por aquella gesta está detenido Bradley Manning, un analista de inteligencia del ejército estadounidense de 22 años, que se supone que es el que le habría pasado estas y otras informaciones a Wikileaks.

[youtube width="608" height="365"]http://www.youtube.com/watch?v=qGqUwOcycAI[/youtube]

Pero la última filtración supera todas las expectativas. También la manera de hacer correr la voz. Hasta ahora el medio era el mensaje. Wikileaks básicamente difundía sus informaciones a través de su propio sitio web –aunque por supuesto el vídeo de Collateral Murder se hizo en seguida el amo en Youtube-. Podríamos decir que se movían entre lo estelar y lo alternativo: Assange no tiene el estilazo de Di Caprio pero se acerca, también en las cinematográficas hechuras de un fugitivo que se la juega si entra en Estados Unidos (en estas mismas páginas nos hicimos hecho eco de ello). Sólo que Assange es un fugitivo que concede entrevistas a la CNN y se deja hacer extensos perfiles por The New Yorker. Esta vez los miles de folios sustraídos al Pentágono se han colgado en la web de Wikileaks pero también han sido objeto de filtraciones preferentes y estratégicas al diario norteamericano The New York Times, el británico The Guardian y el alemán Der Spiegel.

Huelga decir que mientras estos tres periódicos glorifican la información en sus portadas y columnas, los que no se han visto agraciados por el rayo de Wikileaks son los que han empezado a hacer preguntas incómodas: ¿de qué va Assange y qué pretende realmente? ¿Es un héroe o es un pirata que no respeta nada para salirse con la suya? ¿Y cuál sería la suya? ¿Es un iluminado antiamericano -la verdad es que no se le conocen filtraciones contra nadie más- o alguien que quiere erigirse en estrella mediática viral? ¿Es verdad que Wikileaks va a empezar a cobrar por la información, a establecer una especie de confidencial por suscripción? ¿Es esto la guerra o es un negocio?

El mismo Assange concedió este lunes una rueda de prensa en Londres para aclarar varias cosas. La primera, rechaza la acusación del gobierno americano de haber puesto en peligro vidas humanas con su masiva desclasificación de documentos. En Wikileaks niegan la mayor y precisan que por eso se han guardado 15.000 folios de los 91.000 iniciales, para expurgarlos de información susceptible de dejar expuestas a las tropas.

La segunda, han revelado lo que han revelado porque en su opinión contiene "crímenes de guerra" contra los que alguien tiene que actuar y para defenderse de "enseñar la guerra sólo por un agujero", como les acusó de hacer el secretario de Defensa de Estados Unidos, Robert Gates, con el vídeo Collateral Murder. ¿No les acusaban de falta de visión global? Pues toma seis años de informes, uno encima del otro.

[youtube width="608" height="365"]http://www.youtube.com/watch?v=N18aLQXDXGA[/youtube]

Como se puede apreciar Wikileaks no se corta un pelo de comentar ni de opinar lo que a ellos les parece. No tienen miedo de inocular enormes dosis de doctrina en su información porque a su juicio lo compensan haciendo algo que es verdad que nadie más hace: poniendo todo el material en bruto, toda la materia prima, todos los documentos, a la disposición del lector. ¿Tiene usted dudas de que el enfoque de Wikileaks no sea el más objetivo? Muy fácil, sólo tiene que leerse los 91.000 documentos y formar su propio criterio.

¿Que nadie va a hacer eso? Claro que no, je, je. Esa es la madre del cordero. Esa es la cara y la cruz del periodismo.

Por ejemplo, ya hay expertos en inteligencia –no todos norteamericanos- que cuestionan la parte de los documentos filtrados por Wikileaks que supuestamente ponen al descubierto una enorme complicidad entre los servicios secretos paquistaníes y la causa talibán. No niegan que los documentos sean auténticos. Lo que cuestionan es que digan la verdad. Apuntando por ejemplo que si la inteligencia paquistaní y la afgana no se pueden ver ni en pintura, parece razonable poner en cuarentena los informes negativos que una elabore de la otra.

Es sólo un ejemplo de cómo un explosivo material en bruto puede resultar un poquito menos explosivo cuando se le quitan el humo y las pajas, lo cual no siempre o no necesariamente equivale a pasar censura. Llegamos así a la gran pregunta del millón: a todos nos gustan los bombazos de Wikileaks, pero, ¿estamos preparados para sacar las conclusiones correctas de los mismos? ¿No estaremos huyendo de una manipulación para caer en otra?

De todos modos ahí queda de momento eso: que la guerra en Afganistán es mucho más sucia y mucho más difícil de lo que hasta ahora se nos ha dicho. Y precisamente por todo lo que no se nos ha dicho hasta ahora, Wikileaks puede decir lo que quiera y en gran medida nos lo vamos a creer. Aunque sólo sea porque –como en la película Origen- todo es tremendo y todo cuadra.

4 Comments
  1. Carlos Sardiña says

    ¿Que no se conocen filtraciones de Wikileaks «contra nadie más» que Estados Unidos? ¡Pero si Julian Assange ha ganado hasta un premio de Amnistía Internacional por poner al descubierto un programa de asesinatos extrajudiciales en Kenia! En Wikileaks hay de TODO, y de todas partes: hasta está el video de la patética fiesta de cumpleaños del caniche del príncipe heredero de Tailandia con su señora esposa en top-less:
    http://mirror.wikileaks.info/wiki/Suppressed_video_of_Thai_Crown_Prince_and_Princess_at_decadent_dog_party/

    Wikileaks no «inocula doctrina» en su información difícilmente podría hacerlo cuando, como usted misma admite, «pone toda la información en bruto», o una cosa o la otra. Es posible que Assange haga declaraciones «doctrinarias» a los medios (yo más bien diría que defiende su trabajo, lo cual es perfectamente legítimo), pero la información en sí no lo es.

    «¿Es esto la guerra o es un negocio?» Esa es una disyuntiva totalmente falsa que no refleja realmente la situación. Se trata de información y de su uso por parte del poder. También es una disyuntiva falsa contraponer la «Casa Blanca y el Pentágono» frente a «Assange y sus fans». Suena a «quien no está conmigo está en mi contra» y tengo entendido que el mundo es algo más complejo que todo eso.

  2. celine says

    Aunque dé miedo lo que se sabe, agradezco a WL su trabajo, no exento de cierto riesgo, por cierto. La información está tan invadida de ruidos y furias que cuesta saber la verdad. Y la verdad sigue asustando. Sigue siendo incómoda.

  3. Davidson says

    Muy de acuerdo con Carlos: Wikileaks contiene información de medio mundo, no sólo de EE.UU. Pero ya podemos llamarlo antiamericano, como lo llamaríamos antisemita de haber contado alguna barbaridad del ejército de Israel. Cuánto rigor. Y los únicos que ponen vidas en peligro son aquellos que se saltan el Derecho Internacional (hasta la guerra tiene normas para intertar ser un poquito menos animales de lo que somos), asesinando civiles y personas inocentes, y no quienes lo cuentan. Las críticas de periodistas hacia Wikileaks proceden de que muchos dejaron de serlo hace tiempo, y desinforman y opinan antes que preocuparse por conocer la verdad, al escribir todo un artículo sin realmente saber de qué hablan. Sólo el miedo a la opinión pública puede hacer que los que están al mando no se sobrepasen, y para ello necesitamos periodismo e información de calidad. Gracias, Wikileaks, espero que muchos se suban a tu carro.

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