
Predicar en el desierto nunca fue una actividad excesivamente remunerada, pero hete aquí que en Paradores de Turismo de España – los de Paradores Naciones pasó a la historia pero nadie se ha enterado, ni siquiera el Gobierno- le han visto aliciente a la cosa. Así que, además de regentar 93 establecimientos, de tener otros cinco en construcción (Lorca, Morella, Corias, Veruela e Ibiza) y otros 10 en proyecto, Miguel Martínez, presidente de la única empresa pública hotelera del mundo y amigo íntimo de Zapatero, se ha puesto a asesorar a varios países árabes, interesados en crear algo parecido a su cadena pero sin Hostal de los Reyes Católicos, como es natural.
Los primeros pasos ya se han recorrido en Omán, con el que se ha establecido una colaboración por fases que en su primera etapa consiste en que cinco técnicos españoles visiten quince enclaves del sultanato y elijan cuatro edificios emblemáticos que sean aptos para la actividad hotelera. Los técnicos sudarán como condenados, pero viajan a gastos pagados y, lo que es más importante, cobrarán unos 200.000 euros por su tarea.
De aprobarse su selección, lo siguiente consistiría en gestionar la remodelación de los palacios y la preparación del personal hasta la entrega de llaves, momento en el cual finalizarían los servicios de Paradores. Con Arabia Saudí se está negociando algo similar con la Comisaría de Turismo, aunque se está a la espera de que el Rey Abdulá apruebe la constitución de una suerte de empresa mixta sin capital español, que se haría cargo de los establecimientos una vez terminados, preferentemente en zonas de costa como el Mar Rojo. Paradores espera conseguir unos ingresos próximos a los tres millones de euros por sus desvelos, un dulce que no puede amargar a nadie.
“Los árabes se están dando cuenta de que tienen muy abandonado su patrimonio”, explica un ejecutivo de la casa, feliz como una perdiz por el interés de estos países del Golfo. No son los únicos. Al parecer, está previsto que una delegación turca visite la red de Paradores, por la que también se han interesado México, Argentina o Panamá. El concepto no ha debido de llegar a Estados Unidos, y la prueba es que los Obama han optado por un resort con campo de golf en Marbella para sus minivacaciones de agosto. Quien sí optó por Paradores fue el ex presidente Carter, al que se le debió tratar a cuerpo de rey porque no dudó en enviar una carta de agradecimiento a sus anfitriones.
Lo de Paradores es un experimento curioso que se mantiene desde que Alfonso XIII inaugurara el de Gredos, un sitio que le pillaba de muerte para ir a cazar a cabras montesas por la sierra. La empresa depende del Patrimonio del Estado, y una vez puestos los edificios bajo su paraguas –la remodelaciones iniciales las financia Turespaña- no reciben financiación de los Presupuestos del Estado. Todos los ingresos se reinvierten en conservación y rehabilitación, además de en las nóminas de sus 4.600 empleados.
La crisis parece estar pasando de largo para esta sociedad. Según los datos que exhibe el ejecutivo antes mencionado, al cierre de junio la ocupación había crecido un punto respecto a 2009, así como los ingresos, superiores en 1,2 millones de euros a los registrados en idéntico período del año anterior. Los de Paradores no los prefieren rubios, aunque sí extranjeros, porque tiran más de billetera y aumentan el gasto medio por persona. Como el invento funciona, no es descartable que llegue alguien y lo privatice.
Espero y deseo que eso –«que llegue alguien y lo privatice»– no ocurra.
La última frase me da temblores. Paradores funciona muy bien, la relación calidad precio es mejor que la de cualquier cadena hotelera y los emplazamientos son únicos. Por favor, que no ocurra