
Mala noticia para el turismo y para el conjunto del país. Un colectivo de 1.800 controladores aéreos, muy bien pagados y capitaneados por Camilo Cela Elizagárate como presidente de su unión sindical USCA, ha decidido ir a la huelga a partir del 18 o del 20 de agosto, sin una duración concreta. Los controladores quieren obligar al ministro de Fomento, José Blanco, a negociar las condiciones laborales y amenazan con perjudicar a cientos de miles de ciudadanos y con dañar gravemente el turismo en temporada alta.
La decisión de ir a la huelga fue adoptada el martes en los 49 aeropuertos del país por 1.854 de los 1.883 controladores que participaron en las votaciones, según los datos de USCA. Sólo el 2% se pronunció contra el paro. Blanco siguió el resultado en su despacho y les advirtió que será firme en defensa de los derechos de los ciudadanos. El sector turístico teme las cancelaciones de la segunda semana de agosto y pidió “dureza” al ministro. Blanco deberá negociar los “servicios mínimos” con el comité de huelga. En los paros de Renfe se ha obligado a trabajar al 75% de la plantilla. Y en la pasada huelga de funcionarios AENA obligó a trabajar al 100% de la plantilla de controladores.
La guerra de guerrillas entre Blanco y los controladores que ha desembocado en esta situación comenzó el año pasado con la imposibilidad de llegar a un acuerdo en la negociación del convenio y la imposición por decreto de unos horarios de trabajo que supusieron la pérdida de miles de horas extraordinarias de los controladores. El decreto de Blanco les acarreó la pérdida del 40% de los ingresos. De cobrar un promedio de 350.000 euros anuales pasaron a perciben sólo dos veces y medio el sueldo oficial bruto del presidente del Gobierno, que gana 86.000 euros al año.
Los controladores se callaron, pero comenzaron a organizar su respuesta. Y cuando empezaba la temporada turística alta, en El Prat y en otros aeropuertos se sintieron más estresados que nunca y se confabularon para endosar bajas laborales al mismo tiempo. Blanco contraatacó abriendo una investigación sobre el fundamento de las bajas, anunció la introducción de subcontratas privadas y antes de irse de vacaciones dictó otro decreto estableciendo media hora de descanso por cada dos de trabajo para evitar el estrés.
Lo curioso es que a los controladores les pareció bien este último decreto y en el pliego de razones para ir a la huelga, el señor Cela colocó la exigencia de que se aplique inmediatamente, pues esas pausas les permiten acumular 6 días de descanso al mes. Además piden que la jornada y el descanso se negocie en el convenio y que se anule la “disponibilidad absoluta los 365 días del año”.
Otras reivindicaciones que plantean son: que se aplique de modo estricto e inmediato las recomendaciones de Eurocontol/OIT sobre medidas para evitar el estrés, se elimine la práctica iniciada en febrero de denegarles permisos, se anule el “servicio de imaginaria” creado unilateralmente por AENA, se regularice la ocupación de los mayores de 57 años, se revise la carga de trabajo en todas las posiciones de control y que se vuelva a los niveles de ocupación de octubre de 2008, puesto que el tráfico aéreo ya se ha recuperado de la crisis y las plantillas siguen siendo un 40% inferiores a las de hace dos años.
Blanco puede decir como Kennedy ante la crisis de los misiles: “Jamás negociaré con miedo, pero nunca tendré miedo de negociar”, y tratar de atemperar el daño en los 15 días que restan hasta la huelga de un colectivo de privilegiados que se ha hecho fuerte por la estulticia y la imprevisión de los sucesivos gobiernos que en España se han sucedido desde los lejanos tiempos de la UCD. Si en 1981, la huelga de celo de los controladores obligó a los delegados que iban al congreso del partido en Palma de Mallorca a viajar en un barco en el que se oían aquel grito de los suaristas: “¡Landelino cabrón, críticos al mar!”, ahora, más que amenazas, se necesita acción y negociación para evitar el naufragio del sector turístico.
Señores controladores ¿ustedes estan seguros de querer pasar una hora con el ministro Blanco? A ver si se van a envenenar con la víbora esa….
Todos están contra los controladores y quizás no les falte razón, pero, ¿Y si fuera verdad que lo que se les quiere imponer es una injusticia? Ellos hablan del desmantelamiento de AENA por el ministro del ramo. Otro ministro de otro ramo está acabando con lo que queda de la 2 de TVE y, por fin pero no por último, el ministro nombrado en primer lugar también está rematando la red de ferrocarriles nacionales españoles, también conocida como RENFE. A lo mejor es producto de los tiempos pero da algo de rabia. O pena.