Su tercera vez

Ya que vamos de películas, empezaremos haciendo referencia a la primera que hizo Woody Allen y diremos que José Luís Rodríguez Zapatero no puede librarse del “toma la decisión y corre”.  Por supuesto, a tomar la siguiente decisión.

El presidente sigue viviendo a lomos de la urgencia. Y lo ha demostrado en su inicio de vacaciones, por calificar de alguna forma el novedoso descanso veraniego por el que ha optado, el de salir los fines de semana, y en el que el período más largo de relax serán los cuatro días que ya se ha tomado en su ciudad, León.

Allí, Zapatero ha repetido su invariable costumbre de celebrar sus cumpleaños en familia (la cincuentena), siempre en el Parador de San Marcos desde que es jefe del Ejecutivo. Pero, en esta ocasión, las prisas se cargaron los habituales planes de pesca de truchas en los ríos leoneses con su maestro Jaime González y otros amigos o los paseos de senderista que acompañaban la visita a León.

El líder socialista dedicó el lunes pasado a un acto oficial para inaugurar el Centro Especializado de Alto Rendimiento de Atletismo y Lanzamiento, en el Campus Universitario de Vegazana, y ya explicó a los medios de comunicación que tiene previsto pasar casi todo el mes de agosto en Madrid, aunque, entre las visitas obligadas a Marivent para despachar con el Rey el 11 y el 27, disfrutará de otro largo fin de semana en el toledano Coto Nacional de los Quintos de Mora (otra puntada con hebra porque quiere fortalecer con su visita la candidatura socialista del presidente autonómico José María Barreda, aunque a muchos les recuerde, por lo de la caza, al ex ministro de Justicia Mariano Bermejo).

El hecho de que el día 28 viaje a la exposición universal de Shangai y seguidamente a Japón y de que la primera tarea que haya abordado en Madrid haya sido intentar, sin éxito, convencer a Tomás Gómez de que ceda el paso a Trinidad Jiménez como candidata a la autonomía madrileña ha vuelto a disparar la tesis de que aborde la reforma del Ejecutivo durante este mes de agosto. Podría, dicen unos, hacer una remodelación reducida y esperar a que se aprueben los Presupuestos del 2011 para hacer la gran crisis en Navidades o, simplemente, abordar los cambios en profundidad desde el reinicio mismo de la rentrée política. Muchos socialistas piensan que el presidente aprovechará el relax de los medios de comunicación en las vacaciones para hacer las propuestas a los nuevos ministros sin filtraciones. Y sus adversarios del PP no descartan, incluso, que Zapatero acuda a ver al Rey el día 27 con la lista del nuevo Gobierno en la cartera, aunque parece una fecha apretada por el viaje a Oriente.

En cualquier caso, parece significativo que ni siquiera se tomase el día de su cumpleaños entero. Fue comer con su esposa Sonsoles, sus hijas Laura y Alba y su padre y hermano con el mismo nombre propio, Juan, y otros familiares desconocidos, y salir pitando para La Moncloa a las cinco de la tarde. Algo tuvieron que ver los últimos resultados catastróficos del CIS, que se conocieron ese día. Por eso, y porque él mismo provocó el follón desde el lunes, cuando llegó  a la capital, con las sucesivas convocatorias al díscolo secretario general del PSM, Tomás Gómez.

Una de las pocas cosas relajantes que hizo Zapatero en León, además del footing en el Paseo de la Condesa, los paseos con Sonsoles por la ciudad y las pizzas que se tomó con sus hijas en el moderno barrio de Eras de Renueva (donde ha adquirido el terreno para el futuro chalé en el que pasará largas temporadas durante su jubilación), fue acudir al cine a ver la película “Mi segunda vez”, donde Catherine Zeta Jones luce sus maduros encantos que da gusto. Pero la desconexión no debió durarle mucho pensando en lo que se avecinaba: conclusión de la reforma financiera y laboral, Presupuestos Generales del Estado y, sobre todo, un estudio detallado de las candidaturas del PSOE para las municipales y autonómicas de mayo del 2011.

Visto lo visto con Trinidad Jiménez, Zapatero pretende jugarse el todo por el todo en esos comicios para evitar una auténtica debacle y acudir con la fuerza mínimamente razonable a las generales donde los suyos aseguran que ya tiene decidido repetir como candidato, aunque sea para perder. Será “su tercera vez”.