Y ahora me va a copiar usted aquí cien veces: “Nunca me emocionaré con lo que diga un político, nunca me emocionaré con lo que diga un político, nunca me emocionaré con lo que diga un político”…Da igual que sea rojo, azul o negro y presidente de los Estados Unidos. ¿Cuándo aprenderé?
Qué pena de Barack Obama. Y qué pena de ti, Gatasobreelteclado, que el pasado sábado trotabas por las calles de Nueva York más contenta que la Dorothy del Mago de Oz con sus zapatos rojos. Nada más te faltaba el perrito en brazos. Tan feliz te hacían las recientes y emocionantes declaraciones del presidente de Estados Unidos a favor de la construcción de una mezquita en las inmediaciones de la Zona Cero.
Dijo Barack Obama al anochecer del viernes, en una ceremonia en la Casa Blanca para celebrar el inicio del Ramadán: “Esto es América, y nuestro compromiso con la libertad religiosa tiene que ser inquebrantable. El principio de que gente de todos los credos es bienvenida en este país, y no debe ser discriminada por ello por su gobierno, es una parte esencial de nuestro ser”.
Dijo Barack Obama que comprendía las emociones suscitadas alrededor de la “tierra santa” de la Zona Cero. Pero que lo que estaba en juego era demasiado humano y demasiado grande. Y se acordó de los musulmanes muertos en el 11-S. Y de los tres que dieron su vida en la guerra de Irak, y reposan en el cementerio de los presidentes y de los héroes, en Arlington.
Y dije yo a la familia: “¡Hoy Obama me ha emocionado, ha estado enorme!”. Y la familia, aunque pasa bastante de política, me contestó: “Ah, qué bien”. Y se alegraban sobre todo por mí, que tanto me costó encariñarme con Obama. Porque yo quería que las elecciones las ganara Hillary. Creía y sigo creyendo que no había necesidad de desperdiciar su enorme experiencia, su integridad (sí, integridad; otro día os digo en detalle lo que pienso, aquí o en la calle) y su pasión. Que aquel jovencísimo aspirante a presidente podía haberse esperado un poco a hacer Historia.
Luego Obama ganó y la energía colectiva desencadenada fue tan grande que había que estar aquí para verlo y ser americano para entenderlo. Para conectar con su desesperada y a veces hasta conmovedora necesidad de orgullo nacional. De hacerse perdonar todos sus errores, mezquindades y pecados (desde la esclavitud hasta la guerra de Irak) con una vuelta de tuerca que tenía la virtud de ser un tren exprés de vuelta a la juventud para mucha gente. Era como si las elecciones presidenciales de Estados Unidos las hubieran ganado los años 60, con su enorme carga de revolución y de ideal (aunque quedó claro que el feminismo puede esperar).
Luego, por supuesto, los dos primeros años de Obama no han sido precisamente para tirar cohetes. La crisis sigue siendo crisis y los bancos siguen siendo bancos, se ponga como se ponga Paul Krugman, y lo más amable que se puede decir de la reforma del sistema financiero es que es tímida. De la reforma de la inmigración, que es inexistente. Y de lo de cerrar Guantánamo ni hablamos.
Obama sí consiguió acometer la reforma sanitaria, aún con masivas lipotimias de algunos congresistas demócratas que no están muy seguros de tener donde caerse (parlamentariamente) muertos a partir de noviembre. Pero el presidente vio de muy joven a su madre morirse de cáncer entre dos empleos, entre dos seguros, y luchando con la compañía que no quería hacerse cargo de sus facturas médicas. Y Obama se cuadró y hubo reforma. Y la gente de bien, que a veces incluso coincide con la gente inteligente, cree que al final los votantes sabrán agradecérselo.
Otra cosa es el tema de la mezquita. Si Obama dijo blanco el viernes, el sábado matizó tanto que sonaba negro, con perdón. De repente va y dice que él se ha limitado a expresar su apoyo a la libertad de culto y a la legalidad de la construcción de un centro de culto musulmán junto a la Zona Cero. Pero que eso no significa con que él esté de acuerdo con que se construya allí. ¡Acabáramos, Obama! Esto es como si te piden en matrimonio y tú contestas que estás a favor de la institución, pero que ahora mismo no te quieres pronunciar sobre si a ti te conviene.
Qué asco, con perdón.
Alegarán los pragmáticos que Obama no midió bien y que cuando, encuestas en mano, vio el jardín en que se había metido tuvo que apresurarse a salir para que su partido (ni siquiera él) no pierda las elecciones en noviembre. Puede ser. La página de Facebook de Sarah Palin atacando la mezquita (y a Obama por defenderla) se sale de likes y de visitas. Sin duda el presidente se equivocó pensando que con su elocuencia y con lo que le queda de autoridad desactivaría la interesada mezquindad de este debate. Atizado todo él por republicanos oportunistas y por una minoría de verdad que muy minoritaria de familiares de las víctimas del 11-S. Porque muchas otras están a favor. Como la inmensa mayoría de los neoyorquinos –incluida yo-, por lo menos hasta que se desató esta colosal operación de lavado de cerebro.
¿Que Obama se equivocó echando gasolina al fuego, elevando el tema a caballo de batalla nacional? Puede. Pero a lo hecho, pecho, Barack Hussein. Si te da yuyu que todavía muchos jueguen con tu middle name y con tu infancia en Indonesia para hacerte pasar por musulmán, cuando tú eres un cristiano americano casi de libro, invéntate algo para aclarar las cosas o para desviar la atención. Vete a Marbella con Michelle y con las niñas. Pero no escondas la cabeza en la arena. No te dejes arrastrar a renegar de uno de tus discursos más hermosos desde que eres presidente.
¿No te das cuenta de que eso todavía es peor? ¿De que si tus enemigos ven que saltándote a la chepa te rajas, de ahora en adelante la usarán de cama elástica? ¿No te das cuenta de que estás cediendo en un tema demasiado sensible, demasiado profundo, demasiado político? Podías no abrir la boca. Pero ahora que ya la abriste, no la puedes cerrar de esta indigna manera. ¿Acaso crees que por callarte ahora van a subir las encuestas?
Mucho se ha pontificado sobre los famosos neocon, antiguos idealistas de izquierda que, decepcionados por esta, acabaron creyendo encontrar el antiguo impulso de sus sueños más a la derecha, ilusionándose con la guerra preventiva y redentora. Con el resultado que hoy todos conocemos. Parece que ahora que los neocon van a la baja suben los neocobardes. Quién te ha visto y quién te ve, Barack Obama. El niño bonito del Yes, We Can. El que iba a llegar a Washington para cambiarlo todo, para ser realista y pedir lo imposible, para no gobernar nunca más a golpe de lobbies ni de encuestas.
Pues ya me perdonarás, para esto ya podía haber ganado Hillary. Seguro que ella habría sabido defender la mezquita (o por lo menos no atacarla) como lo estoy haciendo yo, con toda mi alma y con todos los claroscuros de mi corazón. No me importa admitir aquí cierto recelo del islam, cierto resquemor y una absoluta falta de química. Por occidental ilustrada, por mujer y por pro-israelí. Por si alguien aún no se había percatado de que yo soy todo eso.
Pero qué sentido tendrá ser nada de eso el día en que en nombre de la democracia y de las encuestas no se puedan defender las libertades más elementales en ningún sitio. Ni en la Zona Cero.
(Nota: ¿Por qué cuando se trata de sacar la cara por la libertad de todos, siempre nos quedamos solos los mismos? Shalom)
Coincido plenamente contigo y con el artículo que enlazas al final de la entrada. Yo también (como tantas otras personas, supongo) estoy muy decepcionado con Obama. Hace poco escribi precisamente sobre la filfa que supone su reforma financiera en los términos más sencillos de que fui capaz (si bien es cierto que de forma un tanto sarcástica); por si tienes curiosidad:
http://eleconomatodelinfierno.blogspot.com/2010/06/la-reforma-financiera-de-obama-o-como.html
Creo que hay una mezcla de elementos, tales como ignorancia, timidez, «secuestro» por parte de asesores financiados por grupos de interés, etc. Pero lo cierto es que la democracia liberal (por no hablar de las izquierdas) parece haberse rendido totalmente a los insustanciales argumentos de los neocon, que no se sostienen en forma alguna ni desde un punto de vista estrictamente económico ni (mucho menos) moral. Aberrante.
Gracias por escribir el artículo.
Inmenso y vibrante, Gata.
Todá.
Mientras no se socialice la economía, la democracia no es posible.Eso de que la soberanía nacional reside en el pueblo es sólo una frase huera.
Obama es sólo una prueba de esa imposiblidad.
Muy buen post, aunque lo de pro-israelí me ha chirriado un poco. Cuando puedas nos explicas en que consiste tu proisraelismo.
Saludos
Siempre que depositamos demasiadas esperanzas en un político, deberíamos saber que nos desilusionará en un momento u otro. Ahora bien, la desilusión actual con Obama ¿es la normal y previsible o es extraordinaria?. No deberíamos delegar nuestras esperanzas sino realizarlas día a día a pequeña escala.
Pues yo, sinceramente, creo que hace lo que puede.
Todos vimos lo que ocurrió cuando quiso sacar adelante la seguridad social médica para sus ciudadanos. Las fuerzas que tiene enfrente en muchas cosas son enormes, con medios inmensos y totalmente fuera de cualquier control democrático.
PD: Yo volveré a ser pro-israelí, como lo fui una vez, cuando dejen de abrasar vivos a los bebés en sus cunas.
Ehm.. Obama lo que dijo las dos ocasiones es, a los que pedían que el gobierno impidiera la construcción de la mezquita, que ahí el gobierno no tiene nada que decir, que son las leyes locales de Nueva York las que tienen que decir que se permite y que no se permite construir en una propiedad privada, y que a el le parecía perfecto montar un centro social, una mezquita, o lo que fuera siempre que cumpliera todos los requisitos legales, papeleo, etc… No entiendo quien pudo leer entre lineas un apoyo expreso a hacer una mezquita en el WTC. Porque además, tampoco es en el WTC, sino a dos calles…
buen artículo 🙂 y soy de tu opinión…obama no está siendo el que todos creiamos que iba a ser….afirma algo y enseguida lo «matiza» enfin…..pero una crítica: a mi también me ha chirriado un poco lo de pro israelí…. ¿podrías explicarlo?
Sobre mi comment anterior, las citas textuales:
«Eso incluye el derecho a construir un lugar de culto y un centro comunitario de propiedad privada en el bajo Manhattan, de acuerdo con las leyes y las ordenanzas locales»
Simplemente ha dicho que cualquiera tiene derecho a montar lo que le de la gana en una propiedad privada de la que tengan todo el papeleo, aunque sea una mezquita y sea el WTC.
«No he comentando y no comentaré nada acerca de si me parece prudente o no decidir que hay que poner una mezquita ahí (…) estaba refiriéndome de manera específica a los derechos que disfrutan las personas en nuestro país desde nuestra fundación. De eso se trata nuestro país»
No me parece que haya variado ni una coma su mensaje, solo que ha alegado al patriotismo y la tierra de la libertad y bla bla… pa convencer un poco más, que allí les molan estas pijadas.
La situación norteamericana, una vez más demuestra no la debilidad, o indecisión de un ciudadano que por su corto pero impactante recorrido ha demostrado que sabe tomar decisiones y que está dotado de aquella dosis de buena voluntad necesaria para realizar los cambios necesarios para consolidar el «progresismo» necesario, pero que por más habilidades, capacidades, o talento que pueda tener, en realidad no puede cambiar un sistema muy fuerte y consolidado, y más cuando se trata de la primera potencia del planeta, que se solventa en solidas bases de poder económico, político, y militarista, que no va a ceder a «buenos propósitos»,ni a discursos fulgurantes con lo cual, con algo de buen criterio debemos pensar que no se trata de Obama, o Hillary,por que eso es de una sorprendente candidez impropia de personas adultas, los procesos sociales, se dan por las condiciones y no por el nombre de individuos.
Por otra parte ¿lo de proisraeli?
Para todos los amigos que me piden aclaración de qué significa y qué alcance tiene ser anti-israelí:
https://www.cuartopoder.es/lagatasobreelteclado/%C2%BFexpulsamos-a-israel-de-la-civilizacion/249
Pro-israelí, perdón
Yo me quedo con 2 cosas que aprendí de pequeño. Y de estas con la última.
1.- Las apariencias engañan.
2.- Todo el mundo tiene un jefe.
Cuando Obama deje de repetir frases, y comunicados..cambiará el mundo, mientras tanto esperemos que sus jefes den la cara.
Entendedlo, es muy duro llegar arriba y confirmar que tú no eres el que manda.
Democracia?…ja! ahí tenéis la prueba.
¿Decepcionados? No le echéis la culpa a Obama de vuestra sobreestimación. Se decía lo mismo de Lula da Silva al llegar al poder, y se va a ir como el mandatario con mayor popularidad, que mayor cambio a dado a un país como Brasil, y al que más se le echará de menos. ¿Que Obama no ha cumplido sus promesas? Reforma sanitaria realizada contra viento y marea, Hillary ni se habría acercado (podéis ver la película Sicko, de Michael Moore, como comienzo, y seguir con lo que piensan muchos Demócratas al respecto). Reforma financiera: ¿tímida? Para tímida la que han hecho todos los gobiernos europeos, es decir: ninguna. Olvidamos además que ha sacado a las tropas de combate de Irak, poca broma si recordamos lo que sentimos al ver a Zapatero recién llegado anunciando lo mismo. Guantánamo llegará, antes o después, pero sobre todo no olvidéis que fueron otros presidentes quien la llenaron y Obama la está vaciando. Esas son las expectativas que debimos crear al verle ganar: que no se parece en nada a presidentes que llegaron a la Casa Blanca desde, al menos, Ronald Reagan (Clinton incluído). Que ya es. Si queréis un líder revolucionario tipo Che, buscad en los barrios bajos de Baltimore, no en la Universidad de Illinois.
Y admitir recelo del islam aduciendo ser pro-israelí, es mezclar un problema político con uno religioso, algo que debe ser muy común en aquellos que miran el conflicto desde NYC o Europa, sin haber puesto un pie en Gaza para que te duela el corazón por la incapacidad de comprender cómo pueden cometerse semejantes barbaridades sin que nadie haga nada por evitarlo. ¿Nadie? Yo tengo más expectativas creadas con Obama en un año que las que tuve con Bush en 7, hasta que llegó Annapolis; si me decepciona, al menos lo habrá intentado de verdad y desde el principio (el día 2 de septiembre de 2010 se retoman las conversaciones entre israelíes y palestinos en Washington; gracias a Obama, claro).