A Montilla le han prohibido dimitir

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Zapatero, flanqueado por Montilla y Chacón, ayer, en Gavá (Barcelona), durante la Fiesta de la Rosa. / T. Garriga (Efe)

Si el destino está escrito en las estrellas, el de José Montilla forma la palabra “derrota” con todos los astros de la Osa Mayor, la Menor y Casiopea juntos. Tiene el honorable escasas posibilidades de mantenerse en la Generalitat a partir del 28 de noviembre, por mucho que Zapatero proclame que el partido hay que jugarlo y se resista a aceptar las encuestas, que ya se sabe que el presidente es muy selectivo con los sondeos y sólo cree a pies juntillas los que le viene en gana. “Está mejor que nunca, está fuerte”, decía ayer Zapatero de Montilla en la Fiesta de la Rosa del PSC.  Soñaba el ciego que veía en un exceso de optimismo.

Montilla se ve haciendo la mudanza y sus colaboradores han comenzado a imaginar el día después de la derrota electoral. Su consejo es que en las circunstancias por la que atravesará el partido su mayor contribución sería mantenerse al frente y no dimitir. “Algunos asesores le han recomendado que aguante un par de años, media legislatura, antes de abandonar el barco”, aseguran fuentes bien informadas de estas conversaciones.

¿Qué cuáles son esas circunstancias? En primer lugar, una debacle electoral que situaría al PSC por debajo de los diputados que tenía en 1980. Este hecho aconsejaría por sí sólo un relevo en la cúpula de los socialistas catalanes, pero los fontaneros de la casa sostienen que someter al partido a un congreso extraordinario tras los comicios no sería la mejor receta para afrontar con alguna garantías la municipales del próximo año.

“Pueden sentir una bofetada detrás de otra”, explicaban las fuentes antes citadas para referirse a la hipótesis más que probable de que CiU logre también arrebatar a los socialistas la alcaldía de Barcelona. “Con un nuevo candidato tendrían muy difícil mantener el Ayuntamiento; si no hacen nada y fuera Hereu el que se presentara pueden darlo por perdido”. La continuidad de Montilla debería de servir, por tanto, para imponer al sustituto del actual alcalde, al que, de momento, se le ha perdonado la vida hasta enero.

Además de los consellers Antoni Castells o Montserrat Tura, que habrían renunciado a forzar unas primarias, han comenzado a circular otros nombres como alternativa a Hereu, entre ellos la de la actual titular de Defensa, Carme Chacón, a la que tampoco se descarta para sustituir al propio Montilla. Sea uno u otro el destino de la ministra, lo que sí parece confirmarse es que su futuro político pasa por Cataluña. El sueño de convertirse en la primera mujer al frente del PSOE en sustitución de Zapatero fue simplemente eso, un sueño que fue bonito mientras duró.

A las tribulaciones por la derrota inminente y por la que podría producirse al año siguiente, habría que añadir las propias convulsiones internas, con epicentro en el sector más catalanista del partido. Este sector representa a una cuarta parte del electorado del PSC y se encuentra sin una figura que lo integre, después de que el propio Castells o el hermano de Pasqual Maragall, Ernest,  hayan dado un significativo paso atrás. “No es ninguna tontería decir que el partido se puede romper”, subrayan los interlocutores ya mencionados.

En opinión de sus asesores, todos estos elementos deberían alejar de Montilla cualquier tentación de dimisión y convencerle para continuar hasta el congreso ordinario del PSC, previsto para 2012, donde completar una sucesión ordenada. Todo esto está muy bien sobre el papel, que lo soporta todo. Falta comprobar si Montilla aguanta y si el partido se deja.

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