El hijo del obrero contra la ministra

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Trinidad Jiménez, ayer, en Coslada. / Paco Campos (Efe)

Hay políticos a los que nadie ha regalado nada, sólo obligaciones. El dirigente socialista madrileño Tomás Gómez es uno de ellos. El domingo comenzó en Parla la campaña oficial de las elecciones primarias frente a la ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, contraponiendo su origen al de su contrincante, que a la misma hora hablaba en Coslada. Dijo que “ser hijo de un obrero no debe suponer impedimento para llegar a presidente de una comunidad autónoma”; denunció “la sobrerrepresentación de la elite”; afirmó que “en este partido las decisiones no se toman de arriba abajo sino de abajo arriba”, y para que quedase claro que él sube de la base y no cae de las alturas como su oponente terminó su monólogo diciendo: “No tenemos padrino ni lo necesitamos; mi historia es vuestra historia y mi victoria va a ser vuestra victoria, la de la gente sencilla y corriente”.

Tomás Gómez, ayer, en Parla. / flickr de tomasgomez.org

El teatro de la Casa de la Cultura de la localidad de la que Gómez fue alcalde durante diez años estaba tan atestado de gente que los compañeros colocaron tres filas de sillas a lo largo y ancho del escenario. Una pancarta con el lema Con Tomás, gana Madrid, lucía en lo alto. El entusiasmo era descriptible. Los asistentes descubrieron un curioso fenómeno acústico: sincronizaron el grito del nombre del candidato, ¡To-más! ¡To-más!, con los aplausos, y como la última sílaba invitaba a más, algunos compañeros decidieron gritar ¡Pre-si-den-te, pre-si-den-te! para abreviar un ejercicio coral que llevaba camino de convertirse en interminable.

Los teloneros Rosa Alcalá y José Cepeda parecían especialmente elegidos para demostrar que a Gómez no le han regalado nada. La primera compitió con él por la alcaldía de Parla en 1999 y perdió por unas décimas. Cepeda también se enfrentó a él por la secretaría general del PSM, y tras salir derrotado, cerró filas con Gómez.  Queda claro que este hombre se ha ganado el puesto. Pero quien le sirvió de mejor argumento para lograr su objetivo “movilizar a la izquierda sociológica” y animarla a ir a votar el 22 de mayo del año que viene con el fin de gobernar en la Comunidad de Madrid, fue su compañero y sucesor en la alcaldía, José María Fraile.

Chema y yo nos conocemos desde que teníamos tres años –él tenía cuatro. ¿Te acuerdas, Chema, cuando íbamos al Colegio San Miguel, en la calle de San Roque, que tenía un patio tan pequeño que no cabíamos y sólo dejaban salir a los que sacaban mejores notas?” Entonces Parla no tenía médicos. “Teníamos que ir a Horcasitas”. El transporte público era malo. “Para ir a la Universidad, con gran esfuerzo de nuestros padres, teníamos que coger el tren hasta Villaverde, luego un autobús, después el metro y otro autobús hasta Somosaguas… ¿Te acuerdas, Chema?... Dos horas y cuarto”. En la primera fila, sentado junto Enrique Cascallana, alcalde de Alcorcón, el edil y amigo de la infancia asentía. ¿Cómo olvidar que Parla era ciudad dormitorio, unos bloques de casas de ladrillo sin agua potable ni alcantarillado, sin escuelas ni parques  ni servicios públicos…, un pueblo en la campiña, cerca de la Sagra, que había pasado en una década de 1.600 a 60.000 habitantes sin que los especuladores y los munícipes se ocuparan de los más elementales servicios públicos?

No teníamos nada, pero teníamos un sueño; soñamos con una ciudad distinta en la que poder vivir y tener mejor calidad de vida”, recordó Gómez sin extenderse en los progresos conseguidos “con el esfuerzo de todos, del partido y de las asociaciones y colectivos, trabajando conjuntamente”. Tras establecer un paralelismo entre lo soñado y conseguido en Parla y lo soñado y por conseguir en Madrid, Gómez invocó el “trabajo y el esfuerzo” como señas de la identidad de su candidatura, reivindicó la ética y la honestidad y deploró que algunos hayan hecho de la política un oficio en vez de un ejercicio temporal para mejorar las cosas y cambiar la realidad. No criticó al Gobierno pero afirmó que “estamos pagando la crisis los que menos tenemos” y reclamó “una autocrítica” al PSOE y una orientación más decidida de las políticas públicas contra el paro y la crisis. “Resulta vergonzoso que la banca haya ganado 35.000 millones de euros el año pasado, mientras los trabajadores se van al paro; los bancos tienen que pagar un impuesto para ayudar a la salida de la crisis”, propugnó.

Antes de invitar a los socialistas a una reflexión sobre lo público y lo privado, el precandidato subrayó que el éxito en esta vida ha de colectivo; no consiste en tener dinero para pagar un buen colegio, una residencia para los mayores…, sino en tener garantizada una buena educación y unas buenas residencias gratuitas. Gómez cargó contra “los tiburones” y los mercados, pero sus explicaciones no fueron lo didácticas que había deseado y la gente se enfrió. En un momento preguntó: “¿A cuántos os han negado un crédito? Levantad la mano”. Sólo dos de los ochocientos asistentes lo hicieron. Menudo chasco.

A cuarenta kilómetros de distancia, en el teatro La Jaramilla de Coslada, Trinidad Jiménez se presentaba ante medio millar de afiliados del Corredor del Henares como la única candidata capaz de vencer a Aguirre en las próximas elecciones y animaba a los socialistas a otra reflexión: quién es el mejor candidato para derrotar a la derecha. “Os pido vuestro voto para que no caigamos en la resignación; sólo gobernando podemos ser útiles a los ciudadanos". Su discurso incidía en la preferencia de los electores, que la sitúan a ella con ventaja sobre Gómez y con posibilidades reales de superar al PP con el apoyo de IU. “Es urgente cambiar el Gobierno en Madrid para responder a los problemas de la gente”, decía a los seguidores, que la aclamaron al grito de ¡Presidenta, presidenta!

Jiménez identificó los problemas más importantes de los madrileños que, según dijo, son la sanidad, la dependencia y la educación. “Quiero ser presidenta de Madrid para decirle a la gente que no tiene que esperar dos años para recibir las ayudas a la dependencia, que lo haremos en seis meses”. También para que “cuando un paciente llegue a un hospital privado (es público, aunque gestionado por una empresa privada) no sea derivado al Gregorio Marañon porque aquí no hay médicos”. También para resolver la carencia de escuelas infantiles públicas. En la actualidad unos 25.000 niños carecen de ella.

La candidata preferida del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero y de los pesos pesados del Ejecutivo y la dirección del partido, ganó en teloneros a Gómez, pues contó con la presentación y los elogios de la ex ministra Cristina Narbona, el alcalde de Getafe y presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias, Pedro Castro, el regidor de Fuenlabrada, Manuel Robles, y el de Coslada, Ángel Viveros.

9 Comments
  1. celine says

    Eso del «hijo del obrero» me recuerda lo del «hijo del vaquero», ¿se acuerda usted, Luis? Y mire lo que pasó. Me gustaría poder decir: que gane el mejor, pero dadas las circunstancias es difícil reconocer la limpieza del juego. Aunque, a simple vista, el campo de Jimémez está más cochinillo que el de Gómez, eso desde luego.

  2. roberto says

    Soy hijo de un obrero del metal (Marconi) y ama de casa. He vivido toda mi vida en barrios del sur de Madrid. Gracias al esfuerzo de mis padres pudimos sacarnos una carrera universitaria. Apoyo a Trinidad Jiménez y no pertenezco al ‘fashion people’

  3. El Teleoperador says

    ¿»Elite»? ¿Tomás Gómez dijo elite y no «élite»? Todavía me va a acabar gustando…

  4. Votante socialista says

    Es verdad que los estereotipos son siempre inexactos, pero yo estoy completamente de acuerdo con el trasfondo del artículo. Es lo que me dice mi olfato: Tomás Gómez representa mejor al ciudadano de la calle y Trinidad Jiménez da más imagen de política profesional. Lo digo sin conocer casi a ninguno de los dos ni ser ningún experto, que conste.

  5. ardi says

    Tomás, «el que viene desde abajo», como dice Celine se parace a la historia del «hijo del vaquero». Pero es que Trinidad es de la comisión trilateral!! de ahí nada bueno podemos esperar.

  6. Lou says

    Sólo un apunte de carácter ortográfico en la siguiente frase del artículo “Teníamos que ir a Horcasitas”. Es Orcasitas sin h, al menos el que yo conozco.

  7. celine says

    Lo de Orcasitas con H igual viene de horcas caudinas…

  8. Don Pedro says

    ¡Viva la HUELGA GENERAL! ¡Abajo el ZP miserabl y tramposo, entregado capilal!!!

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