Montilla se engancha al discurso xenófobo del PP

(Actualización)

La plaza de la Lealtad de Madrid estaba llena de coches negros de alta cilindrada con brillo de insecto, señal inequívoca de la acumulación de autoridades en el desayuno de José Montilla en el Ritz. La presentación del honorable y candidato del PSC a sucederse a sí mismo en las elecciones del 28-N corrió a cargo de Felipe González. Me la perdí por ver si llegaba Zapatero tras responder en el pleno del Congreso a los reproches de Joan Ridao (ERC) y Mariano Rajoy (PP) sobre la congelación de las pensiones, pero no llegó. Entraron José Blanco, Carme Chacón, Celestino Corbacho…Suponía que no iba a encontrar sitio y resultó que las quince grandes mesas del salón Alfonso XIII, habilitado con pantallas para escuchar al líder, estaban medio vacías y con los croissant a disposición.

1ª nota: poca capacidad de atracción y convocatoria.

El president hablaba del coche eléctrico con suavidad. Leía un discursito enumerativo de apoyo a la agroindustria, a los jóvenes emprendedores, a los sectores productivos… Intercalaba miradas al auditorio a través de sus pequeñas gafas, como captando el efecto de sus palabras, que era ninguno. En México a esos políticos que inclinan y elevan la cabeza desde el papel a la atmósfera y viceversa les llaman “pajaritos”.

Con mayor suavidad todavía manifestaba su desacuerdo con el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, sobre el excesivo gasto de las autonomías. “Será por algunas, pero nosotros no somos  irresponsables ni derrochadores”, decía. Y para que quedase claro añadía: “Lo que pasa es que prestamos la mayor parte de los servicios sociales y hemos sido tensionados por el choque poblacional de la llegada masiva de inmigrantes”.

2ª nota: Montilla entra al trapo excluyente y xenófobo de la candidata del PP, Alicia Sánchez Camacho y sus correligionarios y culpa del déficit a los inmigrantes.

El honorable seguía leyendo en tono sacerdotal: “El choque poblacional ha sido más intenso en Cataluña, con un millón trescientas mil personas desde el año 2000, que en otras comunidades como Andalucía, por ejemplo, que tiene un millón más de habitantes”. Y abundaba en datos: “Hoy tenemos 250.000 alumnos más, de los cuales, 140.000 no son españoles”.

3ª nota: los inmigrantes desequilibran la escuela; si les borran del padrón o no les renuevan la inscripción por carecer de empleo, se quedarán sin escuela.

Montilla no perdía su aire místico, pero sus palabras eran durísimas. Debió otear el fenómeno porque enseguida dijo: “Somos la garantía de la acción pública a favor de las personas”. Y enumeró sus realizaciones –“hemos contratado un promedio de cinco nuevos profesores cada día, dos médicos por día, hemos abierto un centro de salud cada dos semanas”…– antes de agradecer públicamente la “disponibilidad” del “dios” histórico a pedir el voto a sus paisanos: padres hijos y nietos de emigrantes andaluces.

4ª nota: invoca a Felipe y no a Zapatero para que le ayude en la campaña.

El colofón del monólogo del honorable consistió en recordar que la Generalitat es una institución del Estado que fue repuesta antes, incluso, de que se aprobara la Constitución, y que España no se entiende sin Cataluña y viceversa. Por eso acudió por segundo año consecutivo al desfile militar del 12 de octubre y se mostró conforme con reparar las averías provocadas al Estatut por el Tribunal Constitucional mediante las reformas legales que le ha propuesto Zapatero.

Ya en el turno de preguntas, Montilla se negó a entrar en el debate sobre el “postzapaterismo”, dijo que Chacón tiene “un gran papel en la política española”, retó a dos debates cara a cara en televisión, en catalán y en español, a su adversario Artur Mas, y manifestó su esperanza de que el “cinturón rojo”, los emigrantes de antaño y hogaño, acudan a votar el 28-N. Si no lo hacen gobernará el tripartito compuesto por CDC, UDC y PP.

5ª nota: La expresión “tripartito de derechas” no es suya: se la inspiró “dios”, o sea, Felipe, en privado.