Zapatero quiere rescatar a 'viejas glorias' del PSOE para su futuro gobierno

Con la tranquilidad que da tener garantizada la estabilidad parlamentaria y el apoyo para acometer las reformas estructurales que tiene en su agenda desde ahora hasta el final de la legislatura, José Luis Rodríguez Zapatero abre una nueva etapa en la que, junto a la puesta en marcha de esas reformas económicas, pretende recuperar su imagen, la del PSOE y la de su gobierno ante el electorado. Para ello, según sus allegados, perfila las líneas maestras de su próximo gobierno. En él, además de reducir el número de ministerios, Zapatero pretende incluir a viejas glorias del PSOE, para ocupar carteras estratégicas. Entre los nombres que se barajan en los círculos más próximos al presidente, está el de Miguel Boyer, el que fuera Ministro de Economía del primer gabinete de Felipe González. Boyer, que ha permanecido en el sector privado desde que abandonara el gobierno de González, en 1985, es uno de los economistas que están alabando, tanto en sus conferencias como en sus artículos en prensa,  la política económica de Zapatero, tras su giro de 180 grados, el pasado mes de mayo.

También se barajan otros nombres, como el de Javier Solana, que ocupó diversas carteras en los gobiernos de González, además de la Secretaría General de la OTAN y el cargo de Alto Representante del Consejo para la Política Exterior y de Seguridad Común de la UE; incluso en esos círculos cercanos al presidente ha circulado el nombre del expresidente de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra.

El objetivo es dotar de mayor peso político al gobierno y tirar de la imagen y el prestigio que las viejas glorias del PSOE tienen, para integrarlos en un nuevo gabinete, con una nueva composición: permanecerían algunos de los actuales ministros, los que tienen mayor aceptación ciudadana y se incorporarían algunos otros que, años después de su salida del Ejecutivo, tienen buena valoración, buen recuerdo entre los ciudadanos y disponibilidad ante la llamada de Zapatero para esta cruzada.

Por los estudios y sondeos que manejan en la sede socialista de la calle Ferraz, en Madrid, mientras los actuales miembros del gobierno de Zapatero sufren un duro castigo en las encuestas, algunos socialistas que ocuparon altos destinos en épocas de Felipe González presentan buena imagen y transmiten mayor confianza al electorado del PSOE. De ahí la intención de contar con algunos de ellos.

Desde el entorno de Zapatero consideran una “emergencia” salir al rescate de la imagen del presidente y del partido y recuerdan que “en el año 1993, Felipe (González) estaba mucho peor” que Zapatero y, sin embargo, “consiguió remontar los malos augurios de las encuestas hasta vencer en las elecciones a José María Aznar”. Además, cuentan también como elemento a su favor, la invariable y escasa motivación que provoca Mariano Rajoy en el electorado. “Rajoy no es precisamente Napoleón Bonaparte – comenta un dirigente socialista con sorna- y Zapatero es consciente de a quién tiene enfrente. Sabe muy bien que la situación es grave y lo que tiene que hacer para revertirla”. Estas mismas fuentes consideran, igual que el presidente, que la situación se puede y se debe remontar. Y ya son varios los colaboradores del presidente que deducen que éste ya ha empezado a hacer algún sondeo en esa línea, aunque descartan que la remodelación amplia se produzca de inmediato. De hecho, la fecha idónea sería después de la celebración de las elecciones autonómicas catalanas. Así, en una primera fase, probablemente la semana entrante, Zapatero cubrirá la vacante dejada por el titular de Trabajo, Celestino Corbacho, mientras sigue ultimando sus planes para su futuro gobierno. Si se trata de dar un vuelco a las tendencias que arrojan las encuestas, “la persona de quien ocupe la cartera de Trabajo –explica un dirigente del PSOE- es completamente irrelevante. Tiene que ser un cambio mucho más global”. Con todo, ese mismo dirigente admite que bien pudiera ser el vicepresidente, Manuel Chaves, quien sume las competencias de Trabajo a su vicepresidencia tercera, otra “vieja gloria” socialista sentada en el Consejo de Ministros, aunque con unos niveles bajos de valoración ante el electorado. Si a Chaves se le añade la política territorial, que ya tiene entre sus competencias, Chaves pasaría a ocuparse de dos de los asuntos que más preocupan a Zapatero en estos días: la política territorial y la creación de empleo, así como la reforma del INEM.

En la dirección del PSOE están expectantes ante las elecciones catalanas que, salvando las distancias, creen que pueden convertirse en banco de pruebas para experimentar la valoración de los ciudadanos ante esa irrupción de antiguos gobernantes de otras épocas en la era Zapatero. El laboratorio es  Cataluña y el cobaya, Felipe González, cuya presencia en la contienda catalana va a ser muy intensa, en un intento por tratar de movilizar el voto que, desencantado con la situación, se declara abstencionista potencial en las encuestas. Zapatero va a ser, probablemente, el dirigente socialista que más participe en la campaña catalana como invitado. Y es que en el PSOE han descubierto que él y su generación tienen todavía mucho tirón.  Zapatero quiere contar con ese tirón y con su experiencia. Las viejas glorias podrían convertirse en el último conejo que el mago Zapatero saque de su chistera.