La oposición arrastra a Zapatero a un debate sobre el paro

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha sido arrastrado a un debate extraordinario sobre el paro en el pleno del Congreso. El impulso ha partido de los 82 diputados del PP que exige el reglamento y de los grupos de CiU y PNV. Cuatro millones y medio de parados y una reforma laboral para abaratar el despido, seguida de una huelga general masiva en el sector industrial, bien merecen unas horas de atención por parte de los actores políticos en el órgano de la soberanía nacional.

El debate llega este jueves, después de la aprobación de un Presupuesto para 2011 que contiene más austeridad y más desempleo. Unas 30.000 plazas de funcionarios, por ejemplo, van a ser amortizadas. Las pensiones de jubilación quedarán congeladas. Los sueldos públicos, ya rebajados en junio un 5%, se mantendrán congelados el año entrante con un ahorro estimado de 4.500 millones de euros. El vicepresidente Manuel Chaves y su secretaria de Estado Consuelo Rumí buscarán fórmulas para bajarlos aplicando un baremo de productividad que nadie conoce.

El consumo de las familias se ha retraído un punto en el tercer trimestre del año a causa de la reducción salarial, el aumento del IVA y la incertidumbre laboral que provoca la crisis y acentúa la reforma laboral. El estancamiento es patente, con el único dato positivo de que no crecen las importaciones. Pero la fórmula de “estabilizar para crecer” sigue siendo válida, insisten los socialistas aunque lleve camino de “estabilizar para seguir estabilizando” y acabe verificando el aforismo de don Antonio Machado de que “toda espera es espera de seguir esperando”.

¿Qué puede esperar ese 35% de jóvenes menores de 30 años que carecen de empleo? ¿Cuál será el mensaje para el 20% de los españoles que, según la última encuesta del INE, viven en el último escalón de la pirámide de Abraham Maslow o, si se prefiere, por debajo del umbral de la pobreza? ¿En qué prado o parque encontrarán uno de esos “empleos verdes” que ha anunciado el presidente?

Personas que acompañan a Zapatero dicen que con volver la vista atrás y observar el crecimiento de la renta per cápita nos podemos consolar. Y añaden que el presidente apelará a la reforma de los servicios de empleo, siempre pendiente, y dirá que hace falta aumentar la productividad y mantener la contención salarial para empezar a crear empleo. Puede que así sea. Es la receta del gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez. Y también la de los empresarios: trabajar más y cobrar menos.

Zapatero también dirá que el Gobierno ha realizado un gran esfuerzo de austeridad, ha reducido un 15,5% el gasto público y destina la mayor parte del ingreso a cohesión social: 114.000 millones a pensiones –4.000 más que este año–; 30.000 millones al desempleo; 17.000 a inversiones en infraestructuras que crean empleo. Y todo ello, manteniendo las becas para 1,2 millones de estudiantes y sin subir los impuestos, de momento.

Cierto es que, como dice el PP, el gasto todavía se puede reducir más, por ejemplo, eliminando la mayor parte de esos 401 coches gubernamentales, suprimiendo almuerzos y gastos palatinos, poniendo tope a esos 57.000 teléfonos móviles, rebajando la cifra de 192 asesores de La Moncloa e, incluso, como propugna Rosa Díez, liquidando ese “órgano de propaganda” que es el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).

Pero el esfuerzo de austeridad es muy serio, y por una vez ni ERC ha arremetido contra el gasto de la Casa del Rey. El Gobierno le quitará 337.000 euros en 2011, un 5,3% respecto al presupuesto de este año. A cambio destina más dinero, dentro de la partida del Patrimonio Nacional (121 millones), al futuro Museo de la Monarquía, que será inaugurado en 2013.

Dicen los que acompañan a Zapatero que al presidente le bastará con apelar al ajuste anunciado por David Cameron, ese que Mariano Rajoy aplicaría en España, para salir airoso del trance. Tengan en cuenta que el primer ministro inglés va a recortar la ayuda a los parados, la subvenciones y desgravaciones por hijos, va a suprimir 490.000 funcionarios hasta el 2014, a congelar la inversión en escuelas y a suprimir las ayudas a los estudiantes. En Londres, los jóvenes han asaltado la sede del Partido Conservador y en Madrid, Ferraz sigue con los cristales y la azotea intacta, de momento.