Debate sobre el paro, o sea, nada

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Rajoy se dirige a la tribuna, ayer, durante el debate sobre el paro. / J. Martín (Efe)

El presidente del Gobierno no necesitó refutar el plan Cameron de ajuste que tanto gusta a Mariano Rajoy. En el debate del jueves en el pleno del Congreso sobre el paro, José Luis Rodríguez Zapatero se limitó a defender el ajuste del gasto público, a pedir tiempo y confianza en la reforma laboral y a anunciar un decreto inconcreto sobre incentivos sociales. Mariano Rajoy le puso de vuelta y media, y le acusó de ser el causante de los cuatro millones ochocientos mil parados que hay en España. Ni uno ni otro aportaron propuestas.

El debate sobre el paro se convirtió en un inconsútil intercambio de puñetazos al aire entre dos púgiles enfáticos y teatrales. Sólo el portavoz del Grupo Nacionalista Vasco, Josu Erkoreka, se aproximó a la realidad cuando evocó “el cambio de paradigma”. Nada en el futuro será como antes. Eso dijo.

El jefe del Gobierno compareció con un monólogo triste, seráfico, lleno de nubarrones, como quien explica el mapa del tiempo. Las isobaras serán dibujadas el viernes en el Consejo de Ministros, según dijo, para que sepamos que “nos va a costar paciencia y esfuerzo volver a crear empleo al ritmo que deseamos”. ¿Incentivos a la contratación? Ninguno. ¿Rebajas en las cotizaciones sociales? Cero patatero. ¿Cinco mil euros anuales de subvención para contratar a jóvenes menores de treinta años, como pidió Durán Leida? Nasti de plasti, colega. Y encima ya sabemos que usted, el de CiU, está poniendo “la guindilla electoral”contra Celestino Corbacho, el desgraciado ministro que dijo que no llegaríamos a cuatro millones de parados y ahora quiere que le voten los obreros catalanes.

El debate monográfico sobre el desempleo en el pleno del Congreso fue el jueves un lanzamiento de ladrillos entre Zapatero y Rajoy, del cual solo cabe resaltar la habilidad de ambos para esquivar los impactos. Dijo Zapatero que se sentía responsable de la situación. Y le atacó Rajoy considerándole la ruina de España. Dijo Zapatero que España no es una ruina y que el ruinoso es él, que sólo pide elecciones a ver si gana. Dijo Rajoy que usted, señor Zapatero, ha logrado alcanzar cuatro millones ochocientos mil parados. Dijo Zapatero que si no hubiera sido por la burbuja inmobiliaria estaríamos al nivel de desempleo de Francia y Alemania. Dijo Rajoy que Zapatero mintió a la nación en 2008 y en los años sucesivos con la cantinela de los “brotes verdes”. Dijo Zapatero que ningún organismo internacional pudo anticipar la crisis más profunda de la economía capitalista en los últimos ochenta años. Y así iban.

Rajoy restregó a Zapatero sus frases optimistas sobre la salida del bache, le reprochó los brotes verdes, el empleo verde…, y Zapatero le contestó con su falta de propuestas, pues, aunque no lo crea, son necesarias para llegar a la Moncloa, algo que el líder del PP reclamó con urgencia para evitar la ruina de España. Salieron las minorías, Uxue Barkos, Rosa Díez, Carlos Salvador… y deploraron que en vez de construir la casa, ambos dirigentes, el del Gobierno y el de la oposición, demostraran su agilidad en lanzarse los ladrillos a la cabeza. Sobre el paro, “flautas vocis”, o sea, nada. Y eso sí, mucho apoyo al autoempleo. Que cada cual se busque la vida.

3 Comments
  1. Jose says

    Culpar a ZP de la crisis financiera creada por el capitalismo neoliberal, y madrasta del paro actual en el mundo, es ignorancia, mala fe y marrulleria políticia; entendida esta como el intento de engañar a los demás en beneficio propio. Si alguien sabe cómo abrir empresas para crear empleo, que levante el dedo. Y si lo sabe y no lo dice que sea apartado de la vida pública para siempre. Y si las medidas de recorte de gastos impuestas en todo el planeta por el FMI no dan resultado, que este organismo desaparezca y sus miembos enchironados.

  2. Zaratustra says

    Autoempleate y da de comer a políticos, jueces, militares. Y si no huye al monte.

  3. celine says

    Es lo que da ganas, zaratustra, de perderse en el monte a esperar mejores vientos. Pero toca ingeniárselas para sobrevivir e, incluso, inventar nuevas vías de salidas. Al margen de los que tendrían que hacerlo, demostrado como han que no saben/no quieren hacerlo.

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