El Doctor Jekyll y Mister Pons

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González Pon, el lunes, antes de dar una rueda de prensa en la sede del PP. / Kote Villar (Efe)

Era Esteban González Pons un senador tranquilo, aquel que, en épocas de gobierno de José María Aznar, entre 1999 y 2003, se ocupaba de ejercer la portavocía del PP en el Senado, donde los populares, por cierto, gozaban de una amplia mayoría. Entonces era un hombre moderado y discreto en sus funciones; tanto que marcaba la diferencia con otros líderes populares, mucho más bravucones  en el trato con la oposición, tras alzarse con la mayoría absoluta del año 2000.

Apenas 7 años después, Esteban González Pons se ha convertido en vicesecretario general de comunicación del PP y hoy, especialista repartidor de mandobles dialécticos. Es su voz la que critica sin descanso al gobierno y al PSOE, independientemente de si la razón le asiste o no. Su misión en esta etapa es, por decisión del propio Mariano Rajoy, tratar de convertirse en aquella figura que fuera un día Alfonso Guerra en el PSOE, cuando Felipe González era el presidente y el hombre a defender a golpe de exabrupto verbal. Hoy la especie a proteger es Mariano Rajoy, la estrategia a seguir, los continuos ataques al gobierno y el brazo ejecutor, Esteban González Pons.

La necesidad de buscar a algún dirigente destacado del PP que repartiese leña al PSOE y al gobierno, sin que eso pudiera perjudicar su imagen se reveló imprescindible a ojos de la cúpula popular hace algunos meses, después de que, en palabras de un estrecho colaborador de Rajoy, “constatamos que los ataques a Rajoy ( su supuesta afición por  la hamaca, su presunta falta de  ideas, la existencia de un programa oculto, etc.) estaban calando y haciendo una cierta mella en el electorado. No había día que no le arreasen por una cosa u otra, por eso decidimos pasar a la acción

Tras dar algunas vueltas a los criterios de selección y a los atributos que debía presentar el candidato a “leñero” del PP, Rajoy y los suyos decidieron confiar esa responsabilidad a Esteban González Pons. El  responsable de comunicación del PP tiene buenas maneras, dotes comunicativas y mantiene una relación cercana y accesible con buena parte de los medios de comunicación y sus representantes. Eso fue un punto a su favor. Pero, sin duda, también pesó en el cónclave popular que designó a González Pons, el hecho de que el político valenciano no tuviera que presentarse como cabeza de cartel a las elecciones autonómicas. Sí lo hará la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal , el próximo mes de mayo. Por ello, los expertos desaconsejaban que siguiera siendo ella la encargada de la crítica indiscriminada a Zapatero y su tropa. Cospedal, candidata a presidir la Comunidad de Castilla-La Mancha, no debía – entendían las mentes pensantes en el PP- seguir protagonizando ciertas críticas “pilladas por los pelos” y sí asumir el discurso de la crítica cuando se trata de economía, desempleo o recortes sociales. Para Cospedal, quedan los asuntos de peso, casi de Estado, que son susceptibles de ser criticados, mientras que Rajoy se reserva para esos mismos temas, pero en las grandes ocasiones y debates mano a mano con Zapatero.

Javier Arenas, que también está llamado a encabezar cartel en las elecciones andaluzas, tampoco podía asumir ese rol con carácter permanente y en cuanto a Ana Mato no es la capacidad comunicativa la mayor de las virtudes que le asiste, como señalan algunos de sus compañeros de Ejecutiva. Por su parte, la portavoz parlamentaria, Soraya Sáenz de Santamaría, hace bien su papel en el Parlamento, repartiendo tres de cal y una de arena y es, con creces, de los dirigentes del PP que más trabaja por la causa. Pensar en colgarle una nueva tarea era casi un abuso.  Así, alguien tenía que salir a dar guerra a los socialistas en el día a día, por cualquier cosa; con una frase ingeniosa y un argumento nuevo, así fuese cogido por los pelos.  Y ese alguien era González Pons. Radicalizar su imagen apenas podía tener coste electoral en Valencia, donde la diferencia que saca el PP al PSOE está en la órbita de los 20 puntos. Además, es uno de los dirigentes del PP que más libertad de movimientos tiene, además de una gran presencia mediática. Así surgió su papel y así empezó, hace algunos meses, a denunciar conspiraciones y tramas de opacidad organizada por el gobierno. Desde entonces,   las denuncias de González Pons no cesan. En su día clamó contra el Ejecutivo por haber decretado el estado de alarma, tras estallar el sabotaje de los controladores. Su partido estuvo de acuerdo con la medida, según anunció Rajoy en el Parlamento, pero Pons  insinuó que Zapatero estaba intentando tapar a los ojos de los ciudadanos los graves problemas económicos del país. Previamente, insinuó que la economía española podía ser intervenida en cualquier momento. Al poco tiempo, denunció que el Ejecutivo orquestaba la operación Galgo contra el dopaje para ocultar a su vez el asunto de los controladores. Y así sucesivamente.

Es la nueva estrategia del PP: Mariano Rajoy se permite incluso tender alguna mano al gobierno en materia de política exterior, mientras González Pons estampa la suya en la mejilla del Ejecutivo. Rajoy ya tiene quien le defienda: Esteban González Pons. Y éste, una estrategia: la mejor defensa es el ataque.  Ha nacido una estrella bipolar: el Doctor Jekyll y Míster Pons.

4 Comments
  1. José says

    Una cosa es criticar y otra insultar. Este individuo se dedica a insultar, desfigurando y tergiversando la realidad. Si en este país hubiese una justicia igual para todos, este individuo hace tiempo que estaría en Soto del real. La democracia dfiende la libertad de expresión peo no la de difamación. Y este individuo difama.

  2. Patronio says

    Me parece demasiada generosidad por parte de la articulista hablar de ‘mandobles dialécticos’ para referirse a los espumarajos que González Pons suelta por esa boquita que Dios le ha dado. Y tratar de equiparar su función a la que ejerció Alfonso Guerra, es sencillamente delirante. Compárele con un miembro de su propio partido, Martínez Pujalte, que fue colocado igual que Pons como espantapájaros o ‘sparring’ para largar toda suerte de despropósitos y recibir estopa, por estar ya ambos amortizados y sin futuro político, que será más acertado.

  3. el andaluz says

    Felicito al articulista por la citada transición del Sr. Pons.En estrategia política estos papeles se intercambian, a veces con resultados óptimos como lo fué con el Sr. Guerra y otras como la referida en el presente articulo, con dudosos aciertos y lapsus sonados.Recomendable sería explicaran su programa y eviten aumentar la crispación.

  4. Fusta says

    Un buen análisis de cómo se reparten las tareas en el PP. Y a mí me parece simpático y estupendo Esteban González Pons. Otra cosa es que acierte o se equivoque. Pero no me negarán que es brillante y ocurrente, aunque no sabría decir si tanto como el Guerra aquel.

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