La poca vergüenza

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El presidente del Banco de Santander, Emilio Botín (izquierda), saluda al presidente del CSIC, Rafael Rodrigo, ayer, antes del acto de entrega de los cinco proyectos Cero en Especies Amenazadas. / Kote Rodrigo (Efe)

Cuando se habla de la crisis, es frecuente invocar la pérdida de valores como uno de los factores que nos han llevado a ella. Pero tengo para mí que hay un problema anterior a la crisis de valores: la falta de vergüenza. Como la desfachatez de la elite política es tema habitual de las tertulias, brindo dos ejemplos frescos de la desvergüenza de la elite económica y empresarial, que no le va muy a la zaga. Ayer supimos que los precios de la vivienda sólo han descendido en España un 13% desde el comienzo de la crisis, lejos del 30% de países como EEUU o Gran Bretaña. Mientras los precios no terminen de bajar, el sector no se recuperará y seguirá constituyendo un lastre para la economía. ¿Qué tiene que decir de esto el sector? ¿Hay algo que esté haciendo mal? ¿Algo que esté dejando de hacer? ¿Alguna brillante idea para contribuir a la recuperación? Resuelve todas nuestras dudas David Taguas, presidente de la patronal de grandes constructoras (Seopán), que se descuelga en El Mundo con un artículo sobre… ¡la conveniencia de recortar las pensiones!

Entretanto, a nuestro más insigne banquero, Emilio Botín, de viaje por Cantabria le preguntan sobre la sentencia del Tribunal Supremo que inhabilita a su consejero delegado, Alfredo Sáenz, por haber dado el “beneplácito” a una denuncia falsa contra cuatro empresarios (tomen nota, de paso, los minimizadores de la violencia de género de cómo las denuncias falsas son perseguibles por los tribunales). Botín contesta: no tengo “ningún comentario que hacer”. Tampoco le vino a la cabeza ninguna brillante idea sobre el origen –financiero- de la crisis, ni hizo glosa del último informe de la OCDE, que decía así: “Pese al masivo apoyo público recibido, el estado de salud del sector bancario continúa siendo el principal riesgo para la recuperación económica”. No obstante su nulidad en estos asuntos, Botín tiene claro lo que han de hacer los demás, y sobre todo quiénes deben sufrir las consecuencias de la juerga financiera. Por eso otorgó su bendición a las políticas de recorte del déficit: “Las comunidades, el Estado y todos tenemos que ahorrar”, dijo.

Todo esto ocurrió ayer, y a estas horas a nadie se le ha caído la cara de vergüenza.

3 Comments
  1. Zaratustra says

    Si la avaricia fuera gaseosa nunca veríamos el sol

  2. el andaluz says

    Enhorabuena por el articulo.Como profesional del sector, hace tiempo que dije que la solución al problema de la vivienda estaba en la bajada de los precios,mantenidos artificialmente al alza por los bancos. Pero claro, los bancos nunca quieren asumir pérdidas y condenan a los ciudadanos a pagar sus propios errores.

  3. Rocamadour says

    Que no, que no, que el problema es que usted está haciendo demagogia.

    Sí, estaba siendo irónico.

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