El Pacto de la Moncloa de Zapatero

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Zapatero, en La Moncloa, el pasado lunes. / Juan Carlos Hidalgo (Efe)

Al presidente Zapatero se le fue el sentido histórico por la boca el domingo en Zaragoza al equiparar el acuerdo sobre pensiones y relaciones laborales que hoy firma con la patronal y los sindicatos, con los Pactos de la Moncloa de hace 33 años y 9 meses para afianzar la transición a la democracia en España. Aquellos pactos significaron la expresión de un cambio de régimen sin vuelta atrás, y sería de necios buscar en este acuerdo algo que se le parezca.

Los Pactos de la Moncloa fueron suscritos el 27 de octubre de 1977 por Adolfo Suárez, Leopoldo Calvo Sotelo, Felipe González, Santiago Carrillo, Miquel Roca, Enrique Tierno, José María Triginer, Joan Raventós, Juan Ajuriaguerra y Manuel Fraga, quien no firmó los que en el terreno político derogaban el Movimiento Nacional y anticipaban muchos derechos y libertades plasmados dos meses después en la Constitución. Su trascendencia y amplitud política nada tienen que ver con el acuerdo que hoy se firma.

En el terreno económico y de derechos sociales, tampoco la situación es equiparable. Téngase en cuenta que a pesar de la crisis del petróleo, con una inflación galopante que llegó al 40% y obligó al ajuste de la masa monetaria y a devaluar la peseta, y con un déficit público que obligó a acometer una reforma fiscal en profundidad, sólo se reconoció el llamado “despido libre” hasta un máximo del 5% de las plantillas de las empresas. Nada que ver con el 10% contemplado en la reforma laboral de Zapatero.

Marcelino Camacho y Nicolás Redondo acabaron firmando los pactos, igual que el jefe de la patronal, Carlos Ferrer Salat, porque reconocían los derechos sindicales de los trabajadores y permitían la acción de los sindicatos de clase en las empresas. Aquellos acuerdos les abrieron las puertas a la representación y negociación de los convenios y les resultaron beneficiosos. Nada que ver con la situación actual, en la que firman recortes, pérdidas salariales y cláusulas de descuelgue en vez de conquistas sociales y sindicales.

La evocación histórica del jefe del Gobierno en la convención zaragozana del PSOE se produjo coincidiendo con el 30º aniversario de la dimisión de Adolfo Suárez, el 29 de enero de 1981. Suárez nunca desveló las presiones que recibió en la Zarzuela por parte de determinados capitanes generales. Sabemos que rechazó el nombramiento del general Alfonso Armada –al que había alejado a Lleida– como segundo jefe del Ejército y que la dimisión se produjo cuando no pudo frenar el proceso de contestación y descomposición de la Unión de Centro Democrático (UCD). Tres semanas después se produjo el golpe de Estado del 23-F con Armada, Tejero y Milans de cabecillas.

Si la situación y el contexto de la España actual nada tienen que ver, afortunadamente, con la de hace treinta años –aquella “modélica transición” con sus sustos, golpes, atentados, torturas y guerra sucia–, ¿a qué cabe atribuir el esfuerzo de Zapatero en equipararla? Es probable que, como Suárez, también sienta las presiones de las alturas y las bajuras para que arroje la toalla. Pero ni el PSOE está en descomposición ni las presiones se producen con herramientas sobre la mesa. Otra cosa es que quiera equiparar su espíritu de consenso y su obra reformadora con la de Suárez. Según algunos barones de su partido, Zapatero es un hombre “muy presumido” y, como a cualquier gobernante, también a él le gustaría que le recordasen por sus aciertos.

2 Comments
  1. Zaratustra says

    Siempre transitivos para domeñar al pueblo

  2. Susane says

    Dylan,o que o Gleiser coloca e9, no fundo, a idanpacidace humana de compreender a realidade. c9 uma limitae7e3o humana. Sempre teremos uma vise3o sobre tudo histf3rica.Hoje, e9 assim, amanhe3 vai depender de quem este1, as ferramentas que temos para medir.Desta forma, para o ser humano sf3 existiria uma aproximae7e3o, sempre sere1 uma aproximae7e3o..e, portanto, ne3o existe, para nf3s, uma realidade, pois sempre sere1 incompleta.Ou seja, ne3o de1 para algue9m dizer, agora sim, cheguei le1.Seria impossedvel para nossa espe9cie.Se existe algo de fato que existe independente do humano, ne3o sere1 a nf3s dado o direito de descobrir, portanto, para a humanidade, nessa nossa limitae7e3o, isso ne3o se coloca.Pois se3o tantas as possibilidades fora essa vise3o histf3rica..e de que a realidade e9 o que conseguimos ver dela.Assim, vocea poderia ter.Sim, existe uma verdade mas nf3s nunca chegaremos nela. Ne3o, como ne3o podemos medir, ne3o vale a pena procurar essa verdade final, mas aceitarmos nossos limites.A vise3o do Gleiser vai contra fedsicos que querem descobrir a verdade final , deixando de melhorar a vida possedvel, as questf5es, que de3o para resolvermos nesse momento histf3rico.Ou seja, vamos baixar a bola e cuidar das coisas aqui do lado?O que nos remete e0 orae7e3o da serenidade, do AA: Dai-me a serenidade para aceitar as coisas que eu ne3o posso mudar,coragem para mudar as coisas que eu possa,e sabedoria para que eu saiba a diferene7a c9 mais do que uma queste3o cientedfica uma filosofia da cieancia e diria mais, uma filosofia diante da vida.Algo que nos relaxa diante da natureza e nos coloca em sinal de respeito.Mas e9 possedvel pensar dessa maneira de achar que he1 le1 fora uma realidade.Mas como nunca chegarermos le1, o que no fundo daria no mesmo.Vamos procurar o que de1 e ne3o viajar em um sonho impossedvel.Pois geraria uma ansiedade desnecesse1ria um eterno jogo de tentar o sonho impossedvel. Que dizes?

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