Zapatero y Mas pactan la salvación del PSOE

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Mas, Zapatero y Durán unen sus manos en La Moncloa, el 23 de enero de 2006, como gesto de acuerdo en las negociaciones del Estatuto de Cataluña. / la-moncloa.es

El Pacto Social entre Gobierno y agentes sociales sólo ha sido el preámbulo del nuevo período político que va a caracterizar la vida parlamentaria. El auténtico pistoletazo de salida lo dan José Luís Rodríguez Zapatero y el presidente catalán Artur Mas con su reunión del lunes, 7 de febrero. Esa entrevista y los acuerdos que se alcancen en ella harán del periodo de sesiones del Parlamento, que también se estrena la próxima semana, una etapa radicalmente diferente de la anterior. De un Gobierno acorralado, siempre a punto de perder una votación dependiendo de lo que decidiese el PNV, pasaremos a un PSOE avalado por los partidos nacionalistas catalán, vasco y canario que retomará la ofensiva y tratará de evidenciar el aislamiento de Mariano Rajoy, empujándolo a la derecha. Además, Zapatero enviará el mensaje de que él, con sus socios catalanes, vascos y canarios, representa el centro político frente a un PP obstruccionista y una izquierda no socialista más radicalizada y contraria a las reformas.

Ese futuro de estabilidad y de recuperación política, especialmente parlamentaria, pasa, de entrada, por el entendimiento, difícil pero más que posible, con Mas y con su socio Josep Antoni Durán Lleida, con quien tiene un alto grado de entendimiento personal (incluso le hace encargos diplomáticos secretos en su condición de presidente de la Comisión de Exteriores del Congreso).

El lunes va a ser muy duro para Zapatero porque Mas va a poner precio a su colaboración. Lo importante, con todo, es que parten de un interés común que les obliga a entenderse (y al que se suma Iñigo Urkullu, el presidente del PNV que ya ha pasado el trago de apoyar a Zapatero en trámites tan difíciles como los Presupuestos o el Pacto de las Pensiones). Todos están decididos a buscar la forma de conseguir que el PSOE se recupere electoralmente para que el PP no consiga mayoría absoluta en las generales de finales de 2011 o primeros del 2012.

Es de cajón de madera de pino. Un Rajoy con mayoría absoluta no les valdría de nada ni a CiU ni al PNV, por más que recuperen el poder autonómico. Mas y Urkullu desean un Gobierno minoritario socialista con el que poder pactar más autogobierno. Lo que no quiere decir que le hicieran ascos a un Ejecutivo del PP si también es minoritario y les necesita para sacar las leyes adelante. Pero ahora, el problema es el que es: evitar el hundimiento del PSOE como consecuencia del desgaste que provoca la crisis.

Zapatero y Mas abordan la reunión de la Moncloa desde esa perspectiva general. Pero Mas no viene de paseo. Como dijo el pasado 27 de enero el portavoz del Govern catalán, Francesc Homs, el president no trata de descongelar relaciones, ni de hacer una reunión protocolaria o declaraciones de buenas intenciones, no se plantea la reunión “para hacer terapia colectiva, sino para resolver cosas que son urgentes para 2011”.

Cuando sólo queda un año de legislatura, Mas busca acuerdos concretos y de cumplimiento rápido, al estilo de su antecesor Jordi Pujol, quien aplicaba magistralmente la filosofía de “peix al cove”, de llenar la cesta de peces poco a poco, pero sin parar. Pretende que Zapatero le avale su plan de viabilidad financiera de la Generalitat y permita que la administración catalana se endeude. También se opondrá a una reforma de los horarios comerciales que perjudique al pequeño y mediano comercio y aprovechará para plantear todos los traspasos pendientes que ya dejó el Tripartito de PSC-ERC e ICV sobre la mesa antes de perder las elecciones.

Si el acuerdo cuaja, Zapatero considera que la aprobación parlamentaria de las reformas será un paseo, hagan lo que hagan el PP y la izquierda parlamentaria no socialista. Y a eso apuesta.

2 Comments
  1. Pensador says

    Zapatero cometió el error de su vida al minusvalorar la crisis, pero está dando una soberana lección de estrategia política para salir del pozo.
    Primero apuntaló la legislatura con el pacto con PNV y CC. Luego desvió la atención electoral sobre Rubalcaba (la liebre falsa de Bono). Después ha apuntalado la paz social con el trago más amargo (los 67 años de jubilzación). Ahora contrataca en la iniciativa política con CiU. Seguro que antes de las municipales lanza otro golpe y después otro más para preparar las generales.
    No se puede negar que se defiende como gato «panza arriba».

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