¿Hay que ayudar a Obama a «cerrar» Guantánamo?

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Imagen de enero de 2002 en la que se ve a militares estadounidenses vigilar a un grupo de presos –arrodillados, esposados y con la boca, los ojos y las orejas tapados– en la prisión de Guantánamo. / Wikimedia Commons.

La noticia de que Barack Obama ha decidido retomar los juicios militares especiales a los presos de Guantánamo me hace evocar una conversación muy interesante que mantuve sobre este tema con mi amigo Peter Kornbluh. Mi amigo Peter Kornbluh es un norteamericano con ideas de izquierda y con conciencia política y social y que además ha trasladado esa conciencia a la acción. Probablemente sea el ciudadano de Estados Unidos que más sabe de la implicación de su país en el infausto régimen de Pinochet en Chile. No en vano ha escrito un libro mayúsculo sobre el tema (The Pinochet File: A Declassified Dossier on Atrocity and Accountability (New Press) que puso al mismísimo Henry Kissinger en la tesitura de tener que justificarse en relación con la Operación Cóndor. Este libro se basaba en los muchos documentos de la CIA exhumados por Peter Kornbluh en su condición de director del Chile Documentation Project del National Security Archive, donde asimismo dirige el Cuba Documentation Project.

Pues con Peter me encontraba yo hace apenas unos meses tomando café en el comedor del hotel Mandarin Oriental de Nueva York, que está en Columbus Circle y tiene unas vistas de Central Park no aptas para gente con vértigo. Y hablábamos de Guantánamo. Y yo criticaba el hecho de que el gobierno Zapatero se hubiera ofrecido a quedarse algunos presos de allí, sólo para hacerse agradable a los ojos de Obama. Peter me miró con sus claros ojos idealistas. Sonrió. Suspiró. Y aconteció entre nosotros el siguiente diálogo.

Peter: Pero es que Zapatero lo tiene que hacer, tiene que ayudar a Obama a cerrar Guantánamo.

Anna: ¿Pero eso no es blanquear la detención ilegal y la tortura?

Peter: Pero hay que ayudar a Obama porque, si no, Guantánamo no se podrá cerrar nunca.

Anna: ¿Por el miedo a llevar a esta gente ante jueces civiles ordinarios y que salgan todas las irregularidades, los abusos, etc?

Peter: La extrema derecha americana nunca permitirá que esta gente quede libre en territorio de Estados Unidos.

Anna: ¡Nos ha jodido! ¿Y por eso se tienen que venir al nuestro?

Un elemento importante de contexto para entender todo esto es la peculiaridad del sistema legal norteamericano. La mayoría de las democracias practican una hipocresía consistente en decir una cosa y hacer otra. Los americanos, no; ellos hacen exactamente lo que dicen, eso sí, sólo en su casa. De puertas para afuera es otro cantar.

Léase si no el caso Watergate o el mismo caso Pinochet en el que mi amigo Peter es experto. Obsérvese qué fino hilan los estadounidenses con sus escándalos domésticos, donde la mamada de una becaria puede hacer tambalearse a un presidente y bastan dos mentirijillas en el fondo menores para hacer dimitir a otro. Todos los grandes escándalos americanos tienen que ver con abusos de poder que si se piensan fríamente dan hasta risa, pero que tienen el dramatismo de haber sido cometidos contra ciudadanos USA en territorio USA.

Otra cosa son las perrerías que se hagan en el territorio de otro país, o en limbos como el de Guantánamo, fabricado ex profeso para hacer posible una cárcel como la que nos ocupa, algo implanteable en Arkansas o Wisconsin. Las famosas cárceles secretas de la CIA, los black holes, siempre son en países como Polonia o Tailandia. Podríamos decir que en cierto modo así lo exige la Constitución de Estados Unidos.

¿Es esto hipocresía o es algo más? Porque hay que decir que esta doble vara de medir se lleva hasta las últimas consecuencias. Entre otras cosas les colaron el gol del 11-S porque incluso ahora, cuando un terrorista de Al Qaida o de lo que sea consigue plantar un pie en Estados Unidos curiosamente está mucho más seguro allí que en ningún otro sitio del planeta. Automáticamente bajan a la mitad las posibilidades de que le detecten y le pillen, pues le asisten derechos mucho más sofisticados y complejos. Tanto es así que algunos servicios secretos del mundo árabe, alarmados por esta dejadez, han dejado calladamente de compartir según qué datos con la CIA.

Podríamos decir que es una ceguera sincera, que obsérvese que incluye hasta a los progres. A mi amigo Peter le parece natural que en España lavemos la ropa sucia americana. Que nos hagamos cargo de expresos de Guantánamo injuzgables en la práctica, pues, como ya ocurrió en su día con el famoso talibán español, cualquier juez que les pongas delante te va a decir que los sueltes en el acto y encima con una indemnización por haber sido objeto de torturas. Y si aún todo eso acabara aquí. Pues objetivamente hablamos de gente o que fue detenida porque era muy peligrosa, o que si no lo era, se lo ha vuelto después del trato recibido. Pero es que incluso en el improbable caso milagroso de que de Guantánamo salga algún Gandhi, a ver cómo le recibe y cómo reacciona la efervescente comunidad musulmana que por ejemplo hay en las cárceles de España. Para tirar cohetes, vamos.

Más cuando el grado de comprobación de los detalles es exactamente cero -¿no nos fiamos de Estados Unidos para hacer la guerra, pero sí para que nos garantice que tal o cual expreso de Guantánamo está “limpio” y no va a ser un problema?- y más aún cuando sale Obama a reconocer que de lo de cerrar la cárcel, de momento, nanay.

Obama se ha dado de bruces con lo difícil que es cumplir su promesa y entonces ahora lo que intenta es maquillar el seguir igual dándole un aire jurídico: embarcando a los presos considerados irrecuperables en un proceso de evaluación contínua de sus casos, en una parodia de revisión como la que pasa cada cierto tiempo Mark Chapman, el asesino de John Lennon, ese que ya se ve que por mucho que le revisen la condena no volverá a pisar la calle en la vida. Pero por lo menos Chapman mató notoria e indudablemente a alguien y fue condenado por ello. De los de Guantánamo no nos consta nada. Lo único que se sabe es que dan mucho miedo, como criaturas del inframundo, la oscuridad y la desdicha. ¿Víctimas? ¿Verdugos? ¿Irreales monstruos del período mesozoico? ¿El hombre del saco de nuestras pesadillas...y de nuestra inmortal vergüenza?

¿Y si le hacemos una contraoferta a Obama y le decimos que mejor nos quedamos con Mark Chapman?

4 Comments
  1. Amsterdam says

    Yo estoy contigo, que se resuelvan los americanos ellos solitos el lio que han montado, quizas asi aprenden a no organizar mas lios en casas ajenas….

  2. Aguila says

    Es muy facil criticar al gobiernio de Estados Unidos con los mismos prejuicios de siempre. Pero el que tiene que hacer el trabajo sucio es Estados Unidos; Europa mucha filosofía hueca y ninguna acción. Los que crearon el problema fue Al Qaeda.asi que ahora tienen que afrontar las consecuencias. Obama es un pragmático y sus políticas cambiaran de acuerdo a las circunstancias.

  3. Aguila says

    Es muy facil criticar al gobierno de Estados Unidos con los mismos prejuicios de siempre. Pero el que tiene que hacer el trabajo sucio es Estados Unidos; Europa mucha filosofía hueca y ninguna acción. Los que crearon el problema fue Al Qaeda,asi que ahora tienen que afrontar las consecuencias. Obama es un pragmático y sus políticas cambiaran de acuerdo a las circunstancias.

  4. celine says

    Francamente, Aguila, Europa suele quedarse a limpiar el desbarajuste con dinero público y esfuerzo, una vez que el mamut norteamericano ha dejado todo patas arriba, por decirlo sin sangre ni gritos. La dubitativa Europa me sigue pareciendo menos desastrosa para el mundo que los imperiosos EEUU. Guantánamo es una aberración y una injusticia del gobierno de los USA y ellos deben solucionar ese entuerto propio. Piense usted en cómo reaccionó España ante el atentado del 11M. Al gobierno de Aznar le salió cara la ayuda que prestó a los EEUU en Irak. Estoy con Anna Grau, por tanto.

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