Más de 50.000 mujeres desfilan en Madrid con críticas al clero y a la derecha

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Aspecto de la manifestación celebrada ayer, en Madrid, con motivo del Día Internacional de la Mujer. / G. Cuevas (Efe)

Cuentan las más veteranas del lugar que la manifestación feminista nocturna del 8 de marzo fue la mayor que se recuerda en los últimos años, con más de 50.000 mujeres de todas las edades reivindicando el derecho a la igualdad y denunciando los abusos y desigualdades por razón de género. Gritaron contra los obispos, la derecha, el clero, pero no contra Zapatero.

La congregación de féminas llenó la plaza de Jacinto Benavente a las ocho de la noche y descendió Atocha abajo con el estruendo de una manada de elefantes. Iba delante un grupo con una pancarta de plástico blanco y letras negras y rojas que decían: “Recortes sociales, paro, precariedad” y debajo una frase: “Las mujeres en desigualdad ante la crisis, juntas con más motivos para la lucha”.

Un centenar de jóvenes y alegres tamborileras atronaba al personal e imantaba sus caderas a ritmo de samba ibérica. Las féminas golpeaban airadas y suficientes sus palillos contra las panderetas. Las directoras de grupo imponían ante ellas el ritmo con sus tambores. No había cornetas. Todavía no ha llegado la Semana Santa y se notaba la gana de mover el cuerpo. Algunas lucían pelucas de carnaval.

Cuando el estruendo acallaba para descansar, brotaban cánticos y consignas: “Viva la lucha de la mujer”, “trabajo nos sobra, empleo nos falta”, “abajo las barbis, arriba las barriguitas”. Las rimas no eran afortunadas ni pegadizas que digamos. Pero al parar junto a la parroquia de San Sebastián, donde se halla enterrado Lope de Vega y cuelga ya un cartel de bienvenida a Benedicto XVI, mejoró el ripio: “Vamos a quemar, vamos a quemar, la conferencia episcopal por fascista y patriarcal”, y luego volvió a empeorar: “Cuidado con las carteras, que viene el Papa”. No lanzaron petardos aunque al pronunciar el verbo “quemar” hubo gestos incendiarios para los cronistas vaticanistas.

La marcha prosiguió Atocha abajo en un ambiente de fiesta y reivindicación. Me perdí algunos lemas porque un puertorriqueño pesado, con un laúd a la espalda, me pidió un cigarro y se puso a razonar sobre el divorcio y a explicarme el modo por el cual muchas divorciadas denunciaban maltrato del cónyuge para obtener la custodia de los hijos, que se lo había dicho a él, al puertorriqueño, un abogado español. Aun así y todo pude leer algunos carteles rudimentarios en manos de las mujeres: “Ninguna lesión sin castigo”, “No más muertes de mujeres”, “Pegar, jamás”, “No al maltrato salarial”, “Ya seas cura o imán, a la mujer igualdad”, “Machismo, ni galante”…

Discurría el desfile entre cánticos y consignas. Leí las pancartas: la plataforma de mujeres, la biblioteca de mujeres, la agrupación de trabajadoras del sexo, revuelta feminista, la CGT… Las mujeres del PCE iban precedidas por un hombre con una gran bandera de la hoz y el martillo. Las seguía el colectivo feminista. Ni siquiera las más izquierdistas gritaban contra el Gobierno. Era extraño. El colectivo feminista, por ejemplo, coreaba: “Fuera rosarios de nuestros ovarios” y “menos rosarios y más bolas chinas”; las mujeres de la CGT decían: “Plantemos cara”; un colectivo autotitulado Las garbancitas decía: “Gracias PSOE por la reforma laboral, el paro y los recortes sociales”. El observador llegó a pensar que las manifestantes sentían que este país, a pesar del Gobierno, no es un mal sitio para estar.

En penúltima posición apareció la pancarta del PSOE con Carmeli Hermosín, que es diputada por Sevilla y preside la Comisión de Interior, en el centro de la sujeción del lema: “Las mujeres, fuerza social para salir de la crisis”, y detrás Pedro Cerolo, Jaime Lissavetzki, Tomás Gómez y otros candidatos y candidatas de las listas-cremallera a las que obliga le ley. Iban cantando: “Donde están, que no se ven, las mujeres del PP”. Gómez, muy preocupado por la falta de cámaras y periodistas, comentaba después en la calle de las Huertas, frente al Ateneo, que la manifestación había sido un éxito.

Ni siquiera la charanga carnavalesca que cerraba el desfile dedicó un irónico ripio con pedorreta al presidente Zapatero, del que ahora sus correligionarios dicen que una vez despejada la incógnita sobre los pólipos de Rubalcaba, que son benignos y no cancerígenos, puede llevar su carpeta al Comité Federal del 27 de marzo y sacar la hoja que dice que no se presenta en 2012. ¿Suposiciones o cansancio del disfraz?

2 Comments
  1. Lucas says

    Que se manifiesten un día y callen el resto del año me parece mal.

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