El giro independentista de Mas y las "malas compañías"

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Artur Mas, durante una conferencia sobre sus primeros cien días al frente del gobierno catalán, el pasado miércoles, en el Salón de Sant Jordi del Palau de la Generalitat. / Alberto Estévez (Efe)

El presidente de la Generalitat de Cataluña, Artur Mas, ganó las elecciones catalanas el pasado 28 de noviembre asegurando que, si personalmente veía con buenos ojos una Cataluña independiente, estaba convencido de que el pueblo catalán  no estaba aún preparado para transitar por esa senda reivindicativa y, por tanto, no pensaba abordarla, por el momento. Pero, o los catalanes han evolucionado a la velocidad de la luz, o Mas, sencillamente, ha olvidado lo dicho antes de ocupar el sillón presidencial.

El Molt Honorable President de la Generalitat ya ha votado “sí” en esa consulta independentista que, como si se tratase de una road movie sin aparente encaje en nuestro ordenamiento jurídico, lleva meses recorriendo las tierras catalanas y que culmina hoy domingo 10 de abril, con las urnas en la ciudad de Barcelona. Mas votó “sí” a la independencia de Cataluña, de forma discreta, acogiéndose al “voto por adelantado”,  a finales de marzo y ese gesto desató las críticas desde todos los partidos, incluido el suyo. Sus detractores, dentro de CiU, creen que Mas se ha dejado llevar por los consejos las “malas compañías” que ha llevado con él al Palau de la Generalitat y forman parte del círculo de confianza del President, conocido como “el pinyol”, o lo que es lo mismo, el hueso central del fruto, el núcleo duro de poder de Artur Mas.

El propio líder de Unió Democràtica de Catalunya (UDC) y secretario general de la Federación CiU, Josep Antoni Duran i Lleida, mantuvo una reunión, la semana pasada, en Barcelona, con Artur Mas, en la que le expresó su absoluto desagrado por esa decisión. Como el líder de UDC, sus correligionarios son críticos con Mas y con la propia consulta, a la que no piensa acudir ningún destacado dirigente de la formación. Pero no son los únicos críticos: también un sector dentro de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), el partido matriz que Jordi Pujol dejó en manos de su delfín, Artur Mas, confiesan que no entienden por qué Mas ha hecho un giro que, añaden, “puede traernos problemas de cara a las elecciones generales”. Fuentes del Grupo Parlamentario en el Congreso de los Diputados confiesan su temor a que esta “innecesaria” apuesta independentista pase factura a CiU, no sólo en las elecciones generales, que movilizan tradicionalmente a muchos más votantes no nacionalistas, sino también en las municipales, en las grandes ciudades y capitales de provincia.

La experiencia ha demostrado a los partidarios de la consulta que, si bien la participación ha sido muy discreta hasta el momento y parece que sólo aquellos partidarios de la independencia se molestan en acudir a las urnas, esa participación es muy superior en la población rural. De hecho, en Barcelona, la meta de Barcelona Decideix , organizadora de la consulta, es alcanzar la participación del 10 % de los posibles votantes, que en este caso incluyen a jóvenes, a partir de los 16 años y a inmigrantes. No parece que Barcelona hierva en fervor independentista. Por eso, la exhibición de independentismo de Mas, Pujol o del que aspira a ser el primer alcalde de CiU en la ciudad de Barcelona, tras las próximas elecciones del 22 de mayo, Xavier Trias, puede ser contraproducente para las expectativas electorales de CiU. Al menos, eso es lo que piensan quienes, en CiU, muestran su desacuerdo con discreción públicamente, pero critican abiertamente en privado el giro independentista de su presidente, Artur Mas. Esas mismas voces críticas atribuyen ese giro a la influencia que dos personas sobre la persona de Artur Mas: el secretario general de la Presidencia y portavoz del gobierno, Francesc Homs (Quico, para los amigos como Mas) y Germà Gordó, secretario general del Govern, el hombre que maneja el aparato de CDC y cuyo sueño independentista no se molesta en ocultar.

Quienes defienden a los dos presuntos “cerebros” de la operación independentista de Mas argumentan, precisamente, que detrás de este movimiento está el intento de atajar un nuevo “Pacto del Majestic”, o un pacto con el PP, para que éste le permita aprobar los Presupuestos de la Comunidad para 2012. En su opinión, es mejor aproximar posiciones a ERC, por si sus 10 escaños, sumados a los 62 de CiU (la mayoría absoluta son 68 de los 135 escaños del Parlamento catalán), pudieran ser buenos para evitar a CiU un acuerdo presupuestario que consideran “tóxico”, más dañino que beneficioso, para una CiU que no quiere mostrar más puntos de coincidencia de los imprescindibles (consideran imprescindible, por ejemplo, un pacto de gobierno con el PP para gobernar en el Ayuntamiento de Barcelona, si se confirman las encuestas) antes de las elecciones generales de 2012.

Las dos líneas de pensamiento dentro de la federación CiU se mantienen vivas y son críticas la una con la contraria. Lo de menos son las urnas y los resultados que hoy arrojen. Unos acuden a ellas con entusiasmo, mientras los otros se muestran críticos. Todos saben que la participación será escasa y el resultado, no vinculante. Es cuestión de estrategia política. Y, para comprobar si Mas  y sus "mals compañías" aciertan o yerran, críticos y adeptos tendrán que esperar.

1 Comment
  1. el andaluz says

    Esta claro que todo este montaje independentista tiene una justificación politica.El Sr. Mas llegó con aires renovados y con muchos planes para la politica de Cataluña pero solo encontró las cenizas que dejó el tripartito.
    Como no hay para el lucimiento, sólo le queda el exhibicionismo independentista para mostrar musculatura politica y lanzar botes de humos para confundir a los adversarios y de camino condicionar al resto de España con la expresión: «oye que si no me das lo que pido digo que me voy»…… ¿amor a Cataluña? ¿amor a España?……

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