La ley Chacón permite asociarse y defender sus derechos a 140.000 militares

Puesto que entre los militares hay castas, estatus, escalas y estamentos, los legisladores asumen la dificultad de implantar entre ellos el voto libre, directo, secreto e igualitario para que elijan a los miembros del futuro Consejo de Personal. El proyecto de ley orgánica de Derechos y Deberes de las Fuerzas Armadas reconoce por primera vez a los 140.000 militares el derecho de reunión, asociación y expresión con fines profesionales, pero les niega el voto para elegir a sus representantes. Ya vendrá, dicen, el Observatorio Militar a reparar el déficit democrático. Y el Observatorio no será un ente “decorativo”, sino un órgano muy serio, del que formarán parte cuatro senadores y cinco diputados.

Con estos planteamientos, la Comisión de Defensa del Congreso dio el martes su visto bueno, por 34 votos favorables y 4 abstenciones, a una regulación largamente anunciada y siempre pendiente. Con la ley de derechos y deberes de los militares “se completa el ciclo reformista” de Rodríguez Zapatero en las Fuerzas Armadas, según destacó el portavoz socialista, Jesús Cuadrado. El ciclo lo inició José Bono con la Ley de la Defensa Nacional, que impide enviar fuerzas al extranjero sin autorización del Congreso, y con la de Tropa y Marinería Profesional, que desmintió el “coste cero” de la profesionalización de los ejércitos. Por cierto, que el próximo martes, 19, se reunirá la Comisión para prorrogar la misión en Libia.

El ciclo reformista prosiguió con José Antonio Alonso, que impulsó la ley de la Carrera Militar, con una integración de cuerpos y escalas que ha resultado problemática y perjudicial para los de siempre, es decir, los de abajo y los técnicos que hacen funcionar los ejércitos. Y lo culmina ahora Carme Chacón con esta regulación de derechos y deberes ya anunciada en la primera norma. El pleno del Congreso la ratificará en mayo, después pasará al Senado y se prevé que entre en vigor el 1 de octubre.

Hubo en el debate posiciones maximalistas, pragmáticas y piadosas. Las primeras sirvieron a los nacionalistas de PNV, CiU y a Gaspar Llamazares para abstenerse. Joseba Beloki reprochó a los mayoritarios la “competición de elogios” a las Fuerzas Armadas en contraste con sus posiciones “a la defensiva” en materia de derechos y “a la expansiva” en deberes. “Para nosotros son ciudadanos de uniforme, con los mismos derechos y deberes que el resto”, dijo. Carles Campuzano, de CiU, también abogó por el reconocimiento de los derechos políticos de los militares, como ya ocurre en 13 Estados europeos. “Pero aquí hay demasiadas reservas mentales, y eso nos lleva a la abstención”, dijo.

Las “reservas mentales” son además preceptos constitucionales, les recordó el socialista Cuadrado. Pero de la “prohibición” de pertenecer a partidos y sindicatos se pasa en el texto a la fórmula de “neutralidad política”, lo que representa un cierto avance y significa que los militares como individuos pueden participar en foros políticos y sindicales, lo que de hecho ocurre en realidad. Una cosa es el servicio y otra la vida social, convinieron Cuadrado y la portavoz del PP, Beatriz Rodríguez Salmones.

Ya acerca del “deber de dar la vida si fuera necesario”, que figura en el artículo 6.1, Rodríguez Salmones dijo que “no se les puede exigir cuando estén fuera de servicio”. Se es militar 24 horas al día todos los días del año, pero no siempre se ha de estar obligado a arriesgar la vida. Lógico. El PSOE aceptó la enmienda. Pasado el momento piadoso, la portavoz del PP reclamó el derecho de los hijos de los militares, sometidos a una gran movilidad, de ser escolarizados en “la lengua común de todos los españoles”. El PSOE rechazó la enmienda por entender que esta ley no es el lugar adecuado.

Al final se impuso el pragmatismo, y como dijo Cuadrado, aunque no haya elecciones en los ejércitos, ni sindicatos, ni los militares puedan trasladar planteamientos políticos por un deber de “neutralidad”, se podrán asociar para defender sus derechos sociales, económicos y laborales, las asociaciones formarán el Consejo de Personal y sus representantes tendrán “créditos” (por no decir “horas sindicales”) para realizar sus funciones. “Yo creo que el sistema está bien armado”, terminó Cuadrado.