El ex embajador vuelve al tajo

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Imagen de archivo de Francisco Vázquez. / mpt.gob.es

El ex embajador en la Santa Sede y alcalde socialista de la ciudad de La Coruña desde 1983 hasta 2006, Paco Vázquez, se reincorpora hoy a su antiguo empleo, después de que su hipotético nombramiento como futuro Defensor del Pueblo, del que tanto se ha especulado en los últimos meses, no se haya producido. Al frente de la Oficina del Defensor del Pueblo sigue, en su calidad de interina, María Luisa Cava De LLano, mientras que Vázquez es, desde hoy mismo, funcionario de alto rango -inspector de trabajo- en la Administración General del Estado.

Ante el evidente disgusto de un sector del PSOE, que no concibe cómo su partido no aprovecha la valía de una figura tan polifacética como la de Vázquez, socialista de carné, capaz de concitar apoyos y no pocas amistades personales en el mismísimo PP; condiciones ambas  muy importantes a la hora de ocupar puestos de consenso en las instituciones.

Paco Vázquez, que fue recientemente sustituido al frente de la Embajada española en la Santa Sede por la diplomática María Jesús Figa, desempeñará desde hoy las funciones de Técnico Superior en la Delegación territorial de La Coruña del Ministerio de Trabajo, 32 años después de haber dejado de ejercer, ya que, en 1979, solicitó una excedencia especial para dedicarse por completo a la carrera política.

Exactamente, Vázquez fue elegido diputado en el Congreso en 1977, en las Cortes Constituyentes, aunque no fue hasta el año 1979 cuando solicitó la excedencia especial y abandonó su puesto de Inspector de Trabajo en la Administración, ya que, no fue hasta entonces cuando la Cámara Baja decidió incompatibilizar la actividad parlamentaria con un  buen número de actividades laborales y estableció un salario para cada uno de los 350 diputados, que hasta entonces recibían una cantidad modesta en calidad de “indemnización”, con la que sus señorías pasaban apuros para poder mantenerse, pagar pensión y manutención en la capital de España. Desde entonces y hasta 2000 Vázquez permaneció en el Congreso de los Diputados, legislatura tras legislatura, compatibilizando su escaño con la presidencia de la FEMP (desde 1991 hasta 1995 y desde 2003 hasta 2006 en un segundo mandato). En la legislatura de 200-2004 fue senador. Ya en 2006 fue llamado a otra delicada misión que le encomendó José Luis Rodríguez Zapatero: ocupar la Embajada en la Santa Sede en un momento en que las relaciones entre el gobierno socialista y la cúpula vaticana atravesaban uno de sus peores  momentos y cuando tenían pendiente, sobre la mesa, la firma de un acuerdo de financiación para la Iglesia Católica. Vázquez, uno de los dirigentes socialistas que más ha llevado a gala su condición de católico practicante, cumplió con la misión encomendada y limó asperezas entre las partes, que, finalmente, firmaron un acuerdo de financiación de la Iglesia Católica que satisfizo a la Conferencia Episcopal española y al gobierno, aunque no así al sector más laicista del PSOE.

Ahora, el retorno de Paco Vázquez a sus orígenes laborales ha sorprendido a más de uno de sus compañeros de partido, que daban por hecho su nombramiento como próximo Defensor del Pueblo tras el acuerdo supuestamente alcanzado entre el presidente del Gobierno y el líder del PP, Mariano Rajoy. El Defensor del Pueblo es nombrado por el Parlamento y requiere de una mayoría cualificada, por lo que, sin el consenso del PP, el nombramiento de Vázquez o de cualquier otro no es posible, atendiendo a la geometría parlamentaria de la legislatura. Sin embargo, según fuentes del PSOE, el que llegara a ser, proporcionalmente, el alcalde más votado de España, además de presidente de la FEMP, se ha encontrado con varios detractores en su propia casa, que han puesto chinitas a su posible nombramiento. Como asegura un dirigente socialista, “Rajoy, en principio, no se oponía al nombramiento, tal como le transmitió al propio presidente cuando éste solicitó su apoyo para nombrar a Paco Defensor del Pueblo, pero hay algunos sectores del PSOE que han puesto objeciones a ese nombramiento y han provocado que el asunto fuera ralentizándose”. Después, como siempre, la campaña electoral se echó encima y, seguramente, Paco Vázquez se cansó de esperar y, por su cuenta y riesgo, decidió solicitar la incorporación al Ministerio de Trabajo. Desde hoy trabaja en el Ministerio que menos alegrías ha dado en los últimos tres años a las órdenes, en este momento, del ministro Valeriano Gómez.

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