Rubalcaba anuncia el control de los beneficios bancarios y del urbanismo

Los expertos de mercadotecnia electoral se han marcado un buen tanto a favor de la R de Rubalcaba en detrimento de la de Rajoy, opinaban ayer sábado buena parte de los cuadros del PSOE consultados –casi todos de más de cuarenta años–. Muchos de ellos  destacaron el tono cercano e inteligible del candidato socialista y apreciaron un giro a la izquierda, pero otros advirtieron que prometer todo lo que no se ha hecho en ocho años de gobierno, quizá resulte poco creíble. El más elocuente fue, en este sentido, el ugetista y secretario de organización de la agrupación de El Retiro (Madrid), Luis Miguel López, que comentó a cuartopoder.es:  “El giro debiera haberse producido antes en vez de hacer recaer la crisis exclusivamente sobre los trabajadores”.

En la sala VIP del Palacio Municipal de Congresos de Madrid vieron al candidato socialista con los nervios a flor de piel antes de salir a pronunciar su discurso “posibilista de izquierda”, como lo calificó el ex president José Montilla. Pero Rubalcaba templó sus nervios, se sosegó pidiendo “austeridad” y pronunció un discurso “capilar” sobre los males de la patria que se dispone a resolver, entre ellos, el control de la banca y la reinversión de los beneficios para crear empleo.

Como el primer mal del país es el paro, “mi objetivo es hacer –dijo– que los bancos y cajas destinen parte de sus beneficios a crear empleo juvenil”. La consecución de esa prioridad, según el portavoz socialista en la Comisión de Trabajo y Asuntos Sociales, Jesús Membrado, ha de situarse en la línea de las 30.000 becas pactadas por los banqueros y grandes empresario con Rodríguez Zapatero. La concreción de las medidas de fuerza se verificará si el PSOE gana las elecciones.

El candidato también aseguró ante los dos mil cuadros del PSOE que abarrotaban el auditorio B del cubo de Bofill, que ni un euro público a las entidades financieras ha de permanecer sin el control y la gestión de los poderes públicos. Pero fue su exigencia de que de los beneficios deben destinarse a crear empleo lo que levantó los primeros aplausos. Previamente exigió “austeridad” a los miembros del partido, porque “se piensa como se vive”, dijo, dando a entender que los cargos públicos viven bastante bien.

Los nervios de Rubalcaba se fueron atemperando tras el vídeo de sus 24 erres, a las que añadió su “realmadridismo” por si hubiera votos de la entidad blanca a su favor. “Ambiciosos y realistas queremos ser”, dijo para romper el hielo. “No podemos prometer lo que no podamos hacer”, subrayó. Luego se sintió orgulloso de haber formado parte de los gobiernos de Felipe González y de Rodríguez Zapatero y afirmó que “nuestro enemigo no es el PP, sino el miedo, la inseguridad, la injusticia, la intolerancia y la desigualdad”.

Ni González ni Alfonso Guerra acudieron a su proclamación. Guerra se sintió molesto porque le asignaron la séptima fila del auditorio B –mucho más pequeño del existente en el piso superior, donde fue proclamado Zapatero–, pero algunos guerristas como Javier Sáenz Cosculluella, tocado con un sombrero paraná, allí estuvieron aplaudiendo al candidato, al igual que la eurodiputada Carmen Romero, junto al observador del mundo árabe, Bernardino León, y otros notables de la administración. El número de coches oficiales era difícil de contar porque aparcaron en el parking subterráneo. Una veintena lo hicieron en los laterales del palacio.

El candidato fijó cuatro grandes objetivos: “crear empleo desde ahora, porque es lo urgente; construir una economía sana y competitiva, porque es la garantía del futuro; fortalecer la igualdad de oportunidades, porque es en lo que creemos los socialistas, y mejorar la democracia, porque es lo que demandan los ciudadanos”.

Desde luego se desmarcó nítidamente de la política de Zapatero cuando anunció que “los que no han sufrido la crisis tendrán que aportar más para salir de ella”. Se refería a las rentas altas. Y en ese punto propugnó una reforma fiscal, en principio, para que “los grandes propietarios” vuelvan a pagar el impuesto del patrimonio. Otros anuncios que le granjearon el aplauso fueron “la reforma de la ley electoral para mejorar la democracia”, facilitando la participación ciudadana, y, la recuperación de las competencias urbanísticas por parte del Estado. La fórmula es que la administración central “participe en el control de los planes de ordenación urbana como medio para prevenir la corrupción”.

Rubalcaba, que reivindicó el valor de la política frente a los mercados financieros, realizó una defensa cerrada del modelo sanitario universal y gratuito y se comprometió a no apoyar nada que lo debilite o ponga en peligro, como la fórmula del “copago”. Elogió asimismo la educación pública,  que calificó como “la mejor de Europa” y se comprometió a “crear un MIR educativo para mejorar la selección y formación del profesorado”.

Aunque no descendió al detalle, prometió “partirse el pecho por los emprendedores” y anunció “un Schenguen científico en España” para eliminar las fronteras entre distintas áreas de investigación y conocimiento. Su tono fue “didáctico”, según el diputado catalán Daniel Fernández, “radical pero ponderado”, dijo la ex ministra y presidenta de la Fundación Carolina, Rosa Conde, y, sobre todo, proyectó “la idea de lo que necesita el país”, comentó el ex titular de Defensa, Gustavo Suárez Pertierra.

El candidato logró que los asistentes salieran convencidos de que “hay discurso y proyecto”. Al terminar su monólogo se fundió en un abrazo con su esposa, Pilar Goya, y recibió los parabienes de Zapatero y de su contrincante, Carme Chacón, que se mantuvo en un discreto segundo plano.