Cayo Lara, dispuesto a formar tándem con Llamazares en Madrid

Parece que, por una vez, la principal formación española de la izquierda no socialista va a dejar de lado el cainismo que siempre le ha caracterizado para intentar presentar ante el electorado un cartel integrador en la plaza donde espera lograr su mejor resultado el próximo 20-N: Madrid.

El proyecto de candidatura,  que extraoficialmente está sobre la mesa de las direcciones federal y autonómica de la formación, lleva en los dos primeres lugares los nombres del coordinador general, Cayo Lara, y del portavoz parlamentario, Gaspar Llamazares.

A pesar de las diferencias ideológicas que separan a ambos, el primero no ha ocultado a su entorno que se sentiría cómodo en un tándem electoral con su predecesor en el liderazgo, pero aún no cuenta con el visto bueno de la tortuosa organización madrileña.

En IU-CM, quien todavía pasa por ser el líder de la mayoría, Ángel Pérez, también ve con buenos ojos una lista encabezada por Lara y Llamazares. Sin embargo, su principal adversario interno, Miguel Reneses –secretario federal de Organización- parece más inclinado a apoyar como número dos de la candidatura al responsable de Refundación, Enrique Santiago. En medio, el coordinador autonómico, Gregorio Gordo, aún no sabe a qué carta quedarse.

Si, llegado el caso, hubiera que medir fuerzas, pocos dudan de que Pérez, portavoz municipal de IU en el Ayuntamiento de Madrid, volvería a ganar la partida a sus rivales de este momento.

Los partidarios de incorporar al líder de Izquierda Abierta como segundo de la lista madrileña sostienen que sería una solución “integradora, atractiva e inteligente” porque uniría a las dos principales corrientes de IU –la comunista y la reformista–, permitiría rentabilizar el capital acumulado por Llamazares en los últimos meses como referente de la izquierda en el Congreso, detendría la sangría de militantes y dirigentes a Equo y restaría argumentos a quienes desde la formación encabezada por López de Uralde llaman a engrosar las filas de una izquierda más habitable y más moderna.

Los detractores del único diputado de IU argumentan que no puede aspirar a un puesto de privilegio en la candidatura quien, tras hacer seguidismo del PSOE durante toda una Legislatura, obtuvo en 2008 el peor resultado electoral de la organización. Y también le echan en cara sus bandazos tácticos, que le han llevado, primero, a apostar por una alianza con Equo; después a intentar aglutinar a intelectuales y artistas en torno a un nuevo proyecto y, finalmente, a reclamar un “frente de izquierdas” con ERC y el BNG para las elecciones del 20 de noviembre.

En criticar su tacticismo coinciden también quienes le apoyan desde la familia comunista. “Gaspar no lo está poniendo fácil –argumentan–. A dos meses y medio de las elecciones, es imposible articular ningún frente. Insistir ahora en esa idea confunde al electorado y debilita a IU”.

Si finalmente no es posible la inclusión de Llamazares en la candidatura de Madrid, siempre queda la alternativa de que encabece la lista de Asturias, pero todos en IU saben, y él el primero, que esa opción sólo le garantiza una digna despedida como parlamentario.