Salgado y el 'número tres' de Rubalcaba facilitan a Opencor la venta de tabaco

Fumar es malísimo: provoca cáncer, bronquitis, cardiopatías, pitopausia… Nada más hay que ver las fotos de los paquetes de tabaco para enterarse de las penosas consecuencias de la adicción. Pero también en esto el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ha tirado la toalla al final de la legislatura. La larga marcha contra el tabaquismo que emprendió Elena Salgado cuando, en 2004, llegó a ministra de Sanidad, ha sido rubricada por la propia Salgado como vicepresidenta y responsable de Economía y Hacienda con una cesión a los intereses comerciales con nombres y apellidos para vender tabaco a cualquier hora del día y de la noche.

La vicepresidenta siempre podrá decir que ella no ha sido, pues asistía a la reunión de finanzas con Trichet, Bernanke y sus colegas europeos cuando el Consejo de Ministros adoptó la decisión de extender la venta de tabaco a las tiendas de conveniencia. ¿Qué establecimientos son esos? Fundamentalmente, los 137 Opencor, del grupo de El Corte Inglés que preside Isidoro Álvarez, situados en el centro de las ciudades y poblaciones importantes. Abren las 6 de la mañana y cierran a las 2 de la madrugada, de modo que ayudan a los fumadores a combatir el mono sin tener que desplazarse a por el vicio a las gasolineras de las afueras.

Salgado niega que haya existido presión alguna para autorizar a Opencor y, eventualmente, a la cadena 24horas, a colocar máquinas expendedoras de cajetillas. Pero otras fuentes reconocen la existencia de “indicaciones razonables”, como, por ejemplo, que se permita a los bares nocturnos y a las tiendas de las gasolineras vender cigarrillos y a los Opencor no. En cambio, a los pequeños colmados de los chinos no se les permite vender tabaco por la sencilla razón de que no cumplen “el mix de oferta”, están regentados por extranjeros y no pueden recibir la licencia como “tiendas de conveniencia”.

Con presiones o sin ellas, el Gobierno de Zapatero ha sido tan permeable a las indicaciones del grupo comercial de Álvarez como Esperanza Aguirre en Madrid al levantar la prohibición general de vender bebidas alcohólicas a partir de las 22 horas de la noche. En ambos casos, la caída de la recaudación de los impuestos especiales –el 98% va a las autonomías--, ha llevado a los gobernantes a preferir el dinero a la salud.

La medida ha recibido el visto bueno del ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, a quien el candidato Alfredo Pérez Rubalcaba ha situado de número tres en su lista de Madrid, tras Elena Valenciano. Gómez la incluyó encantado en el decreto-ley de medidas complementarias en políticas de empleo y el PP permitió con su abstención que se aprobara en el último pleno de la legislatura. Una semana antes, los conservadores habían facilitado también la aprobación del decreto que permite prorrogar los contratos temporales en los próximos dos años, con lo que beneficia asimismo al grupo comercial mencionado y a otros sectores. ¿Se trata de una compensación al Corte Inglés por mantener la plantilla, como ha anunciado, a pesar del descenso de las ventas y los beneficios? Trabajo no lo afirma ni lo niega.

Según una información de Europa Press, las tiendas de conveniencia de las gasolineras que expenden tabaco han experimentado un alza en las ventas del 13% en un año, no sólo por las cajetillas, sino también por la compra inducida de otros productos en el mismo acto. En cambio, el grupo de Álvarez dice haber perdido 20,34 millones de euros en la cadena Opencor el último año y sufrido una reducción de las ventas del 4,1%, hasta 370 millones de euros, como consecuencia de la prohibición de vender tabaco y de la restricción de horarios para el alcohol. Y eso no les parece justo.

A la ministra de Sanidad, Leire Pajín, que junto con la portavoz socialista en la materia, Pilar Grande –ahora sacrificada en la lista de Las Palmas-- batalló contra los hosteleros y las tabaqueras para extender la prohibición de fumar a todos los restaurantes, bares y locales de ocio, la extensión de la venta de tabaco no le gusta, pero como no interfiere en lo dispuesto en la Ley de Salud Pública se abstiene de opinar. Cosa distinta será que las enfermedades derivadas del tabaquismo, que influyen en los costes sanitarios, acaben siendo invocadas por la derecha para justificar el “repago” que lleva en cartera.