El paro y la crisis hunden al PSOE y dan un triunfo histórico al PP

El PP de Mariano Rajoy ha conseguido el mayor triunfo de su historia en las elecciones del domingo, con casi 10,8 millones de votos y 186 diputados, tres más de los que obtuvo José María Aznar en 2000 y diez por encima de la mayoría absoluta. Rajoy podrá gobernar sin pactos ni ataduras. Gran parte de su éxito se debe al hundimiento del PSOE, que queda por debajo de las primeras elecciones democráticas de 1977. La crisis económica y los cinco millones de parados le han restado 4 millones de votos respecto a 2008. La participación se quedó en el 71%, tres puntos menos que entonces.

Pero la noche electoral nos dejó otros datos dignos de tener en cuenta: IU-ICV recupera parte de su electorado y se coloca con 11 diputados. UPyD consigue grupo parlamentario, con 5 diputados. CiU gana al PSC por primera vez en unas elecciones generales en Cataluña a pesar de los recortes sociales que ha promovido. Y Amaiur cosecha los dividendos de la paz e irrumpe como quinta fuerza política con 7 diputados en el nuevo Congreso que se constituirá el 13 de diciembre.

El triunfo histórico del PP emana de la derrota no menos histórica del PSOE. Esa ha sido la primera evidencia de la noche electoral. Rajoy no necesitó alcanzar los 11,2 millones de votos de José Luis Rodríguez Zapatero en 2008 para rebasar la marca de Aznar en 2000 porque el PSOE se hundió por sí solo a unos niveles inferiores a los de Joaquin Almunia en aquella fecha. Y eso facilitó la victoria abrumadora de los conservadores en la mayoría de las circunscripciones por efecto de la ley D’Hondt.

El castigo de la crisis económica, que ya tiñó el mapa de azul PP en los comicios autonómicos y locales de mayo pasado, se intensificó con tal fuerza que el candidato Alfredo Pérez Rubalcaba quedó por debajo de aquel Almunia que pactó el programa electoral con Francisco Frutos (IU) y no pasó de 125 diputados por 9 de su aliado. Ahora Rubalcaba, con 110 diputados y algo menos de 7 millones de votos, ha obtenido la peor marca de la historia democrática del PSOE, que en las primeras elecciones, de junio de 1977, consiguió 118 diputados y el 29,3% del voto por el 28,8% de este 20-N.

La recuperación de IU ha sido otra evidencia de la noche. La izquierda del PSOE logra despegar con más de 1,6 millones de papeletas y 11 escaños. Como dijo su coordinador general, Cayo Lara, “ya era hora de tener una alegría en casa del pobre”. No hay que olvidar que en la última legislatura sólo tuvo un diputado, Gaspar Llamazares, que ha sido elegido por Asturias, y un socio de la formación catalana ICV, Joan Herrera y Nuria Buenaventura, sucesivamente. Y que tuvo que formar grupo con ERC, que ha vuelto a obtener tres diputados.

Con todo, IU pierde en Madrid la consideración de tercera fuerza política en beneficio de UPyD, que ha conseguido cuatro escaños en esta circunscripción –el cuarto corresponde a la periodista y escritora Irene Lozano, cofundadora y bloguera de cuartopoder.es–, y que con el obtenido en Valencia –el actor Toni Cantó– se queda a escasas décimas de poder formar grupo parlamentario propio. La formación que encabeza Rosa Díez se sigue perfilando como una fuerza clave para la gobernabilidad cuando desaparezcan las mayorías absolutas.

Aunque tanto IU, con 1,6 millones de papeletas como UPyD con 1,2 millones serían la tercera y la cuarta fuerza política, esa consideración parlamentaria será para CiU, que con algo más de un millón de votos obtiene 16 escaños, 6 más que en 2008. Otro efecto de la ley d’Hondt. Incluso, en número de escaños, Amaiur (la coalición de la izquierda abertzale, Eusko Alkartasuna y Aralar), pasa a ser la quinta fuerza política con 7 diputados.

La irrupción de Amaiur con un ímpetu muy superior al que pronosticaron las encuestas es otra nota histórica de la noche electoral. La formación de Iñaki Antigüedad y sus colegas recoge esos dividendos de la paz que algunos prohombres de la derecha más dura del PP, como Jaime Mayor Oreja, temían que fueran a parar a Rubalcaba en toda España. Los socialistas vascos (PSE-EE) han salido perjudicados en los comicios. Ya no son la fuerza más votada, como en 2008. El PNV les aventaja y gana en votos a Amaiur, aunque no en escaños –otro efecto de la ley d’Hondt--, con 5 diputados. Además, la pérdida de votos socialistas y el estancamiento del PP vasco provoca un desequilibrio entre nacionalistas y no nacionalistas que ya ha llevado al PNV a pedir a Patxi López el anticipo electoral.

Otras novedades de las urnas son la llegada de un diputado del partido astur de Álvarez Cascos, otro de la alianza 'rojiverde' de Compromís y Equo en Valencia, y Uxue Barko por Navarra. Pero como decía al principio, la arrolladora fuerza del PP, con 32 escaños más sobre los 154 de la última legislatura, es el mayor caudal de confianza que nunca haya recibido el partido conservador para que contribuya a sacar al país de la crisis y el paro. Y el primer mensaje de Rajoy consistió en reconocer la gravedad de la situación y en advertir que nadie espere “milagros”.

Rajoy: “No habrá sectarismo”

Antes de saludar a sus eufóricos seguidores, que abarrotaban la calle de Génova, el futuro presidente del Gobierno compareció ante los medios de comunicación para dar las gracias a los electores y lanzar un mensaje de tranquilidad: “Nadie tiene que sentir inquietud alguna; no habrá más enemigos que el paro, la crisis y el déficit”. Aseguró que “no habrá sectarismo” y afirmó que será “el presidente de todos” y antepondrá “el interés general al interés particular”.

Tras remachar: “Gobernaré al servicio de España y de los españoles, procurando que por ninguna circunstancia nadie se sienta excluido de la tarea común”, reconoció la gravedad de la crisis económica y afirmó que estamos ante la situación “más delicada de en 30 años”, por lo que no cabe esperar “milagros”. Sólo se podrá salir con la unidad de los ciudadanos, “todos juntos” y “dando lo mejor de cada uno”. “Sé muy bien lo que nos toca, para nadie es un secreto que vamos a gobernar en la más delicada coyuntura que haya tenido España en 30 años, pero desde esta hora digo a todos los españoles que en el compromiso con ellos no sólo vamos darlo todo, sino que vamos a darlo con todos”, proclamó.

Tras esta comparecencia, en la que también expresó su deseo de que el trapaso de poder sea “modélico” y anunció una reunión con los responsables autonómicos para revisar la financiación, salió por el balcón instalado sobre un andamio y saludó a los miles de seguidores que le aclamaron con gritos de “¡presidente, presidente!” y con consignas contra los socialistas y Rubalcaba. “Mañana por la mañana estaré aquí ya trabajando”, les dijo. “Sí, yo también estoy muy contento y orgulloso”, contestó a sus gritos. Su esposa Elvira Fernández le dio un beso en los labios. Y luego, como si trataran de borrar la imagen de zozobra del 9 de marzo de 2008, cuando no ganó y le despellejaron, los miembros de su equipo se abrazaron y lanzaron besos al aire.

Junto con Rajoy y su esposa salieron a la tarima Miguel Arias Cañete, Alberto Ruiz Gallardón, Pío García Escudero, Ana Mato, Dolores de Cospedal, Soraya Sáenz de Santamaría, Esteban González Pons y Esperanza Aguirre. Algunos de ellos, junto con Jorge Moragas, Federico Trillo, la ex ministra de Sanidad Ana Pastor y el portavoz económico, Cristobal Montoro, podrían formar parte del primer Gobierno de Rajoy, que ayer recibió llamadas de felicitación del Rey, Zapatero, Rubalcaba, el francés Nicolás Sarkozy y el presidente de la Comisión Europea, Durao Barroso, entre otras. La alemana Ángela Merkel se limitó a enviarle una nota. Su primer encuentro con ella y con Sarkozy se producirá el 8 de diciembre, horas antes de la cumbre de la UE.

Por su parte, Rubalcaba reconoció la derrota y explicó que ha pedido al presidente en funciones y secretario general del partido, Zapatero, que active el mecanismo para celebrar cuanto antes el congreso ordinario del PSOE. Lejos de dimitir, como hizo Almunia ante el fracaso, Rubalcaba apeló a la sólida base del PSOE para encabezar una oposición en defensa de los derechos sociales y de los servicios públicos que han permitido cohesionar la sociedad española.