Rubalcaba cuenta apoyos en un PSOE roto

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Rubalcaba conversa de manera reservada con Chacón durante un acto con colectivos de mujeres socialistas celebrado en L'Hospitalet (Barcelona) el pasado día 17. / Toni Albir (Efe)

Además de noqueado, tras haber obtenido su peor resultado electoral en la etapa democrática, el  PSOE está roto. Y esos jirones de socialismo que salpican todo el mapa de las diferentes federaciones son los que están llevando a ralentizar ese periodo de “reflexión” al candidato socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba. Si bien Rubalcaba dijo, desde el momento en que asumió la misión de ser candidato socialista a la presidencia del gobierno, que él aceptaba esa nominación con voluntad de quedarse y permanecer  4 años, bien en el gobierno, bien como líder de la oposición, el ex vicepresidente del gobierno es consciente de que los apoyos que está recibiendo estos días de ciertos barones no representan exactamente a toda su federación. Por eso, está echando las cuentas del número aproximado de votos que recibiría en caso de presentar su candidatura para ocupar la secretaría general del PSOE y qué porcentaje de fieles controlan  los barones que le apoyan, en sus respectivos territorios.

Como asegura un dirigente regional socialista, “tras el batacazo de las elecciones municipales y autonómicas y la pérdida de casi todo el  poder territorial, han aflorado las divisiones y no hay ningún territorio que no llegue, en mayor o menor medida, roto”. El que habla es uno de los damnificados por un pésimo resultado electoral el pasado 22 de mayo. Ese resultado empeoró el pasado 20-N para su partido y, con ello, le crecieron los enanos…y los críticos dentro de su federación.

Sin duda, el caso paradigmático de federación poderosa, que llegará al Congreso de febrero  rota, con al menos dos facciones enfrentadas y a cara de perro, es Andalucía. El jefe de esa delegación, José Antonio Griñán, llegará como portavoz de la federación más potente del PSOE, que representa casi el 40% de afiliación y su peso en la toma de decisiones sería proporcional, si todos los delegados andaluces acudieran unidos y con una posición conjunta. Pero eso no va a ocurrir. No es previsible que, en menos de dos meses, Manuel Chaves, y su fiel escudero, Gaspar Zarrías, vayan a enterrar el hacha de guerra que han mantenido en alto desde que Griñán asumió la presidencia de la Junta de Andalucía y, posteriormente, la secretaría general del PSOE andaluz. La cuestión es que, cuando Griñán manifiesta públicamente su apoyo a Rubalcaba, como ha hecho en los días posteriores a las elecciones generales, no está garantizando, ni de lejos, el apoyo de todos los delegados andaluces que acudan a ese Congreso.

Algo parecido ocurre con el líder de Castilla-La Mancha, José María Barreda, así como con el ex presidente de Extremadura, Guillermo Fernández-Vara y prácticamente con todos los barones que han expresado públicamente su apoyo a Rubalcaba. En realidad, es el suyo y el de aquellos que todavía les son fieles el apoyo que pueden brindar a Rubalcaba. Y precisamente ese grado de fidelidad y de apoyos es algo que está tratando de contabilizar en estos días Alfredo Pérez Rubalcaba, antes de dar el paso y convertirse en aspirante a secretario general.

Bien sabe Rubalcaba que, de no tener bien controlados esos apoyos y con la certeza de que la ministra de Defensa, Carme Chacón está dispuesta a presentar batalla en cualquier caso, podría acabar, incluso, siendo derrotado en las urnas. Le basta con recordar el XXXV Congreso Federal del PSOE, en el que las federaciones llegaron con menos peleas internas  y enfrentamientos de los que existen en la actualidad en todo el PSOE. En aquel Congreso, Rubalcaba apostó por José Bono, el que iba a ser, aparentemente, el ganador, con los apoyos y los avales que la mayoría de federaciones (a excepción de los socialistas catalanes, que no veían con buenos ojos su modelo territorial). Pero llegado el momento de depositar el voto en la urna, los delegados dieron 9 votos más a José Luis Rodríguez Zapatero. Algunos de ellos lo hicieron por convicción, otros a cambio de su cuota de poder dentro del partido y algunos por oponerse a la opción elegida por su rival dentro del partido. Si eso ocurrió entonces, algo parecido podría volver a ocurrir ahora. Y Rubalcaba no tiene todavía las garantías necesarias de que quienes le han brindado pública y privadamente su apoyo sumen una mayoría suficiente y cuenten con todos los apoyos que dicen tener. Por eso, sigue echando sus cuentas.

1 Comment
  1. rubalcaba_vete_ya says

    VETE rubalcaba vete ya de una puta vez, te echamos agua hirviendo y no te vas ni asi rubalca aba vete ya, deja paso a jovenes potentes y competentes

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