Rubalcaba promete primarias a la francesa

1

Provisto de los tres atributos del trabajador intelectual y manual –“tengo ideas, tengo fuerza y tengo ilusión”–, Alfredo Pérez Rubalcaba se presentó la noche del jueves sonriente y más chulo que un ocho en el salón de actos de la UGT de Madrid para formular tras un atril de metacrilato y en mangas de camisa su candidatura a la secretaría general del PSOE en el 38 congreso del partido que tendrá lugar a primeros de febrero en Sevilla. Unos ochocientos militantes cualificados, en su mayoría de cuarenta años para arriba, lo acogieron con aplausos de simpatía y buena disposición. Y él concentró su mensaje en dos palabras: “cambio y unidad”, y durante una hora esbozó su proyecto reformista con el compromiso de realizar “elecciones primarias” no sólo para que los militantes, sino también los simpatizantes, elijan a los candidatos, como ocurre en Francia. “Os propongo que nos apoyemos en el PSOE para cambiar el PSOE y lo convirtamos en el partido de los ciudadanos, pasando del voto de la adhesión al de la participación”.

Como si hace 39 días no hubiera cosechado la mayor derrota electoral de la historia del PSOE desde la restauración de la democracia, Rubalcaba puso por delante su utilidad –“estoy en política para ser útil a la sociedad, a mi país, a mi partido y a mis ideas”– y reclamó “tolerancia y respeto” para su rival Carme Chacón, a la que no citó. “Si pido tolerancia y respeto para nuestros adversarios políticos, con mayor razón la reclamo para los compañeros; llevo muchos años en política y en el partido no tengo rivales sino compañeros”, dijo antes de afirmar que “un proyecto son ideas, propuestas y también comportamientos”, de modo que quien no practique el respeto y la tolerancia “no estará conmigo”.

De la promesa y la petición de juego limpio, y con el tono coloquial propio de quien sabe que el carisma es un don que raramente conceden los dioses, pasó a evocar los dos congresos socialistas que consideró claves: el 28 bis, en el que Felipe González hizo “un partido de gobierno” y el 35 en el que José Luis Rodríguez Zapatero demostró su “coraje cívico” y supo integrar y lograr la unidad. Por su parte sólo planteó “cambio y unidad” para el cónclave que se avecina. Luego cambio el disco y atribuyó la fuga de cuatro millones y medio de votos el 20-N a algo tan sencillo como la “pérdida de confianza” de los ciudadanos en la capacidad del PSOE para sacar a España de la crisis económica. Y con un razonamiento equilicual manifestó: “Si no tuvimos la confianza, la clave es recuperar la confianza”. Y auguró que los ciudadanos volverán a confiar en el PSOE en la medida en que ayude a remontar la crisis.

En su opinión, sería un error pagar al PP con la misma moneda y realizar una oposición destructiva para socavar al Gobierno. “Hemos de hacer –dijo-- una oposición útil, no estética ni irrelevante, sino útil y firme en la defensa de la cohesión social, y convertir la firmeza en beligerancia si la derecha intenta reformar de tapadillo el Estado social y democrático de derecho y el Estado del bienestar”. En este punto ironizó sobre “la prisa” de Mariano Rajoy, que cuarenta días después de las elecciones sigue sin anunciar lo que va a hacer y ha incurrido en “la falsedad” de no hablar de algo que sabía que iba a ocurrir: “la recesión”. También criticó “una medida tan injusta como la congelación del salario mínimo interprofesional, que afecta, sobre todo, a los jóvenes y a las mujeres”.

En contraste, afirmó que es posible una “salida justa de la crisis” y citó el ejemplo de Andalucía, que en los peores momentos de la crisis no ha reducido los servicios sociales ni ha dejado de hacer investigación. “En Andalucía nos jugamos otro modelo y otra salida de la crisis que pasa por exigir más al que más tiene”. Elogió al presidente José Antonio Griñán y afirmó que “la derecha nunca ha querido a Andalucía, sólo el poder”. Con su descripción, en la que escamoteó una tasa de desempleo superior a la media nacional, arrancó fuertes aplausos para Griñán, ausente del acto, aunque  representado por la secretaria de organización del PSA, Susana Díaz.

Aunque Rubalcaba quiso dejar bien sentado que el PSOE es una fuerza de gobierno, fuerte, eficaz, intergeneracional y la única con capacidad de atraer a los progresistas, evitó realizar un discurso ideológico que conectara con las fuerzas de la indignación y antepusiera los derechos sociales a los intereses de los mercados financieros especulativos. Su única referencia consistió en que “la socialdemocracia no está en crisis; es el modelo neoliberal, el modelo de la derecha, el que ha fracasado”. Insistió en la necesidad de aplicar las reformas fiscales que ya expuso en la campaña electoral, apostó por “regular los mercados” y calificó los paraísos fiscales de “inmoralidad intolerable”.

El dirigente socialista, que ya advirtió al comenzar el acto que no había llamado a ningún compañero, sólo contó con la presencia de cuatro secretarios generales: el de Madrid, Tomás Gómez, que no apoya su opción; el de Navarra, Roberto Jiménez; el de Castilla-La Mancha, José María Barrera, y el de Castilla y León, Oscar López. Contados exministros, como Valeriano Gómez y Trinidad Jiménez, acudieron a la presentación, en la que, como decía al comienzo, defendió la cultura de las primarias a la francesa, y anunció la candidatura de Madrid como sede del congreso o conferencia del Partido Socialista Europeo en 2013. Sus portavoces en la campaña interna a la secretaría general serán el diputado por Navarra Juan Moscoso y la diputada por Murcia María González Veracruz.

1 Comment
  1. Chidick says

    Son unos chapuceros: prremio por mencionarlos exclusivamente en relacif3n al plan nacional sobre drogas y luego por hablar exclusivamente de forma positiva despue9s de que les cayera la del pulpo por todos lados. …. a1Bravo!

Leave A Reply