Los señores de la puerta giratoria

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Toma de posesión del director general de Política Económica, Antonio Carrascosa Morales. Detrás de ,izquierda a derecha, Luis de Guindos, ministro de Ecnomía; la secretaria de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación, Carmen Vela Olmo; el secretario general del Tesoro y Política Financiera, Iñigo Fernández de Mesa Vargas; la directora general de Seguros y Fondos de Pensiones, María Flavia Rodríguez-Ponga Salamanca; la directora general de Comercio Interior, Carmen Cárdeno Pardo, y la secretaria general técnica del Ministerio de Economía, Lourdes Centeno Huerta. / Javier Lizón (Efe)

Ya se sabe que esto de la política está muy mal visto, y que si los amigos se enteran de que te han hecho director general en un Ministerio son capaces de sacarte una pancarta del 15-M en plena barbacoa. Como el dinero no constituye tampoco un aliciente extraordinario, hay que suponer que la conversión de bien pagados ejecutivos privados en servidores públicos sólo puede deberse a una desbordante pasión por el bien común o algún interés difícilmente confesable. En este último caso, sería muy razonable que las empresas en las que causan baja definieran la nueva situación administrativa de sus cesantes como una rentabilísima comisión de servicios.

Pues bien, tras la designación de los miembros del Gobierno fue apreciable la influencia que algunos lobbies tendrían en el Consejo por el mero hecho de haber sentado allí a varios de sus peones. Sorprendía que el rector de la política económica, un hombre que se había hecho un adosado en esa puerta giratoria que comunica el sector público y el privado, fuera un habitual de los bancos de inversión que precipitaron la crisis financiera, de las auditoras que nunca se enteraron del pastel y hasta consejero de una empresa eléctrica sobre la que tendrá que establecer un marco regulatorio; o que el de Agricultura fuera por gananciales un terrateniente; y que el de Defensa, vecino de la urbanización de la puerta giratoria, tuviese mil tiros dados en la industria armamentística.

Todos ellos son señores muy distinguidos que si han aceptado el cargo es por el honor que representa ser un ministro del Reino de España y porque su entrega a los asuntos del común es tan incondicional que prefieren recibir un discreto salario a cuenta del Estado que el abultado estipendio de una multinacional. Los ministros cuentan con dos ventajas añadidas: habrá un pintor que les inmortalice para la posteridad y serán siempre exministros cuando abandonen el cargo.

Si, en su caso, es digno de mención el súbito enamoramiento que les ha arrastrado a la cosa pública, el que deben de sentir algunos altos cargos que también han renunciado a su abultadas nóminas por las modestas remuneraciones de una secretaría de Estado o de una dirección general es de Romeo y Julieta. Y ello sin poder lucir esas vistosas carteras de cuero negro ni tener derecho al retrato de despedida. He aquí cinco ejemplos de abnegada vocación por lo público:

Pedro Argüelles: Nombrado este jueves secretario de Estado de Defensa, ministerio del que fue director de gabinete en tiempos de Eduardo Serra y en el que coincidió con el actual ministro, Pedro Morenés, deja la presidencia de Boeing España y la vicepresidencia de Boeing Internacional, que no paga mal. Es de prever que en EADS, el fabricante aeronáutico europeo y competidor de Boeing, estarán encantados y valoran lo bien que conoce el sector.

Jaime Pérez Renovales: El nuevo subsecretario de la Presidencia deja la dirección general de la asesoría jurídica del Banco de Santander y la vicesecretaría del consejo del banco, donde la posibilidad de que fuera mileurista es remota. No hay por qué pensar que un exempleaado tan cualificado de Emilio Botín pueda influir a su favor en la inmediata reestructuración y saneamiento del sector financiero que prepara el Ejecutivo.

Miguel Ferré Navarrete: Socio de fiscalidad internacional de PricewaterhouseCoopers, debe de llegar a la secretaría de Estado de Hacienda por amistad con Luis de Guindos, que en esa auditora fue director financiero. Por esa amistad cambia un sueldo que no bajaba de 300.000 euros por otro que es la cuarta parte.

Iñigo Fernández de Mesa: El nuevo secretario general del Tesoro, fue subdirector general del mismo en el pasado, pero tras meterse en la puerta giratoria también cayó como De Guindos en Lehman Brothers, donde era responsable de financiación del sector público, y tras su quiebra por fin de existencias recaló en Barclays Capital como managing director. Ahora regresa porque es obvio que de tesoros entiende un rato.

María Flavia Rodríguez-Ponga Salamanca: Su amor por lo público viene de familia. Su hermano Estanislao fue director general de Tributos y secretario de Estado de Hacienda. Su imputación por haber elaborado un manual de productos financieros tóxicos con el que trabajaba el BBV fue desestimada. Ella deja la dirección de Estudios y Reaseguro de la Mutua Madrileña, soy, soy, soy, para convertirse en directora general de Seguros y Fondos de Pensiones. Su ecuanimidad en este campo es a prueba de bombas.

En vez de aplaudir su gesto, habrá quien vea en su tránsito al sector público una maniobra mas de esos lobbies tan perversos. En este país hay mucho desagradecido.

9 Comments
  1. Juan C. says

    Mis mas sinceras felicitaciones por este articulo.
    Valoro en en mucho su perspicacia general y su fino humor cinico. Decir ademas que soy asiduo seguidor de sus diferentes columnas en distintos medios digitales, cuando aparecen.
    Lamento no conocer su opinion mas a la ligera, en un medio como twiter, ya que desconozco, por mas que he buscado, si posee cuenta en el.
    Un saludo.

  2. Markieemm says

    Mi enhorabuena por este artículo, lástima que no siga usted con el resto de elegidos, tanto ministros como secretarios y subs para la cosa pública adosados en la puerta giratoria, pues se echa en falta el poder seguir leyendo para disfrutar de la ironía y fino humor, del que andamos escasos en estos tiempos, de todos los puestos del Cavallieri Mariano para abajo. Lo dicho, una lástima.

  3. María Ll. says

    No me gusta el perfil de este personal, de acuerdo.
    Parece claro que van a servir a sus intereses, ok.
    Pero se me plantea una cuestión que me parece difícil: si no queremos que l@s profesionales especializad@s y «triunfador@s» se dediquen a la política de gestión porque vemos el conflicto de intereses y no nos creemos que renuncien a sus honorarios por esto; si l@s universitari@s (profesor@s, catedrátic@s, etc) no resultan nunca ser buen@s gestionando porque viven en los libros; si quienes tienen menor perfil profesional (y por consiguiente remuneración) o carecen de titulación universitaria no nos gustan porque parece que no están preparad@s y que se dedican a la política para enriquecerse y medrar… ¿Quiénes nos resultarían no sospechos@s? Sólo nos queda el funcionariado, y podría contener, en determinadas personas, los tres defectos mencionados…
    Creo que el problema es que la clase política está muy desprestigiada, tanto por las acciones propias de un@s cuant@s como por la imagen que la prensa refleja, y que cualquiera que se dedique a esto está bajo sospecha, pero es que es algo que alguien tendrá que hacer.
    Y que conste, que estos altos cargos me parecen extremadamente sospechosos, y que no comulgo en absoluto con el PP, mi consideración va más allá del partido en cuestión, el mismo problema había con José Blanco por no tener titulación universitaria, por ejemplo.

  4. asd says

    Buen humor, lo necesitamos. Es cuanto a estos «señores» pues eso: Unos sinverguenzas con menos recato que una actirz porno.
    Constato con el hastio habitual, que hay por aqui comentaristas que desean racionalizar y racionalizar y …. mientras que ellos se limitan a llevarse crudo y crudo y … ¿Cuando dejara la izquierda de ser tonta,
    tonta, tonta ….?

    ¿Cuando empezara la izquierda a pegar h… a distro y siniestro?

  5. Fran says

    Nos dirigen los peones de los lobbies. Hay que ponerles freno. Algo interesante que he leído:

    La perversidad del mercado tiene remedio. http://www.anguloinversor.com/2012/01/la-perversidad-del-mercado-tiene.html

  6. chinto says

    ¿Y qué me dices de Deguindos. ¿Puede un zorro defender un gallinero? ¿Puede salvar Deguindos la economía que él mismo ayudó a hundir llenando los bancos de los productos basura de su jefe, hoy en la carcel, Lehman Brothers? ¿No estaría mejor en la cárcel haciendo compaía a su antiguo Jefe?

  7. ivg56 says

    Pues, la verdad, entre los lobbystas de la derecha o las Aidos y Pajines de la izquierda, lo que parece es que no hay candidatos potables para el Gobierno,

  8. celine says

    ¿Qué pugnetas hará esta gente con tanto dinero? Da vértigo sólo de pensarlo. ¡Snif!

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