Muere Don Manuel y España, ya sin Fraga pero eternamente in fraganti, como es natural va y se lía. Mucho. Llenan el cielo bandadas de elogios de la altura política y democrática del difunto que ponen a unos cuantos (a bastantes, en realidad) al límite sobrehumano del rencor. Vale, Fraga hizo cosas buenas. Incluso algunas muy buenas. ¿Pero es posible honrar así a quien fue volcánico ministro franquista, hizo suya la calle con más desparpajo que muchos Indignados, acató fusilamientos sin plantearse dimitir de nada, etc? Mas aún está fresca la tinta de estos agravios cuando por el lado opuesto asoma y resopla el fatal hermano siamés de este escándalo: ¿y cuándo se muera Santiago Carrillo, pediréis ver la cerca igual de blanqueada…o de meada?
España ya se sabe que es bipolar a fondo. Pero pocos polos como Fraga y Carrillo, que por su carisma, profundidad histórica y estratégica y, por qué no decirlo, su no pararse en barras ante las limitaciones éticas que suelen condicionarnos al resto de los mortales, suscitan caudales inagotables de amor y de horror. De amor y de horror ciegos, faltaría más: quien defiende a Fraga no tolera que en su cara se mencione, pongamos por caso, a Julián Grimau, Carrillo hace cuatro días que se permitía mandar a la porra a un periodista que osaba preguntarle por Paracuellos. ¿O por los republicanos españoles abandonados largos años por el PCE en el gulag ruso? Tales curiosidades se consideran indicio de fascismo incurable, de patológica negativa a reconocer el mérito del viejo centurión comunista en haber abrazado la democracia… cuando en esencia ya no le quedaba otra, si quería sobrevivir. Que es más o menos el mismo mérito que supo tener Manuel Fraga.
Si los hechos y la historia objetiva son los que son; si Fraga y Carrillo, cada uno en su momento histórico y en su estilo, encarnan dos ambiciones brutales, dos asaltos sin contemplaciones al cuartel de la montaña del poder que acaban como acaban, pero que no dejan de tener sus luces y sus sombras, su leyenda y su miseria, su indiscutible lado grandioso y su innegable faceta canalla, ¿por qué no dejamos la cosa en tablas, y ya está? ¿Por qué parece que las dos únicas opciones permitidas por el programa son el ditirambo sonrojante o la denigración sin matices? ¿Por qué cuesta tanto reconocer que Fraga fue y Carrillo sigue siendo, fundamentalmente, extraordinarios hombres de su tiempo?
Don Santiago, con sus redaños antiguos, aunque no tanto como su malicia, reconocía ayer a don Manuel una “cierta capacidad de adaptación a los cambios” (desde luego no inferior a la suya propia) y le agradecía haber formado junto a él en la presentación del propio Carrillo en el Club Siglo XXI, allá en 1978. Como si la presencia del mismo Carrillo en semejante foro y con tan original compañía no tuviera también un rico componente camaleónico.
Visto desde fuera, un extraterrestre podría pensar que a los españoles nos ahogan la estupidez y la maldad. Que usamos la historia como una bayeta de fregar y que cada día la sacamos del cubo más negra. Y sin embargo, sin embargo, cuánto candor, cuánta buena fe indefendible, pero buena fe, hay en esta visión tan exaltadamente simple de las cosas. Con cuánta emoción llevamos tantos años equivocándonos.
Y es que lo más alucinante es que nadie miente. Nadie. Es sincero el que hoy enaltece a Fraga y el que le fustiga. Es igualmente sincero el que hará cualquiera de las dos cosas con Carrillo. Todos o casi todos dicen la verdad, o eso creen, porque todos o casi todos tienen, más que memoria o consciencia histórica, una batidora épica en la cabeza. Una historia constantemente reinventada por los unos y por los otros. Nunca fue verdad la gloriosa cruzada, ni los veinticinco años de paz, del mismo modo que el franquismo no fue jamás un letargo de inocentes, un invernadero de héroes dormidos. No era veraz la historia oficial de entonces. No lo es la de ahora tampoco. Seguimos a ración doble de pan, agua y circo.
La verdad es que en nuestra historia sobran falsos héroes, o porque no lo fueron o porque ojalá no lo hubiesen sido, y faltan aproximaciones mucho más generosas y sensatas a lo que realmente ocurrió y por qué. Sin Manuel Fraga y sin Santiago Carrillo no estaríamos donde ahora estamos, para bien y para mal. No se trata de perdonarles la vida ni de negar sus errores, faltas o incluso crímenes. Se trata de comprender que a lo mejor lo que estamos tratando de negar es nuestra alma misma. Nuestro furtivo reflejo en destinos tallados en mármol, es decir, mucho más difíciles de poner del derecho o del revés según soplen el temperamento y el viento… en un país normal, por lo menos.
Descanse en paz, don Manuel. Y nosotros, algún día.
Lo que no se olvida es que fueron -junto a Adolfo Suárez y, por supuesto, al General- los dos únicos que no se parapetaron tras los asientos cuando lo de «¡Quieto todo el mundo!». Muy bien.
Llevaba toda noche navegando y, como es habitual cada domingo por el futbol, había poco movimiento en los blogs y las redes sociales. La noticia la dieron sobre la medianoche en El País. Yo la ví en el muro del Facebook y en pocos minutos tenía más de 50 comentarios y yo no se cuantas compartido. También en pocos minutos ya estaba en la portada de Menéame con multitud de comentarios.
En los últimos 12 años he visto de todo en los comentarios en los foros y blogs en internet: trolls, provocacaciones, bulos, infamias, banalidades, naderías, faltas de respeto, insultos, maniqueismo, linchamientos virtuales…etc..etc…cada vez se iban degenerando más. En los últimos años esto ha ido creciendo expontencialmente desde que los medios digitales admiten comentarios a sus noticias o artículos y la proliferación de las redes sociales: tuenti, facebook, twiter…
Lo más aberrante que he visto ha sido los linchamientos en los foros y en las redes sociales a ciertas personalidades de la política, la cultura y el pensamiento: Gonzalez Sinde, Buenafuente…incluso a Punset en su muro en facebook porque habló en catalán en una entrevista que le hicieron en la TV3. Pero también lo más indigno y aberrante fué leer muchos comentarios en los blogs y tanques mediáticos del PP cuando murieron personalidades como José Saramago, Jose A. Labordeta, Eduardo Haro Teglen o Pepe Rubianes. O un artículo que le dedicó Sotres a Labordeta, que yo me preguntaba ¿Cómo puede ser una persona tan ruin y miserable par escribir artículos como el que escribió? El caso es que estos articulistas, con Fraga, éstos días todo ha sido grandes elogios y loas, escondiendo pasajes pasados de su biofrafía, como si el personaje ante de la transición y durante el franquismo no hubiese existido. Rídículo.
Esta noche, con la muerte de Fraga, he podido ver esa miseria moral en la mayoría de los comentarios que he leído.Estoy totalmente en contra de TODOS los estados totalitarios, ya sean fascistas, nazis, franquistas o comunistas. Las dictaduras ni las del proletariado. El político que ha muerto ha trabajado y pertenecido a una dictadura franquista, y cuando ésta cayó por la muerte del dictador, fundó un partido político para aglutinar a toda esa derecha que piensa que el franquismo golpista y criminal fue “un periodo de extraordinaria placidez”. En los últimos años, en algunos aspectos lo he visto yo mucho más moderado que otros radicales que éstos años han llevado las riendas de su partido.
Los políticos tiene sus luces y sus sombras, como todos los demás, pero sobre todo es un ser humano, una persona que se le debe de respetar, estemos de acuerdo o no con sus ideas. Parecen que muchos lo que quisieran en poder mearse en su cadáver, como los soldados norteamericanos que se han meado en los cadáveres de los talibanes muertos. País infame.
Una de las traducciones de «runaway» es «fuera de control». Pues, eso.
Si. Lo acepto, me siento ruín e incluso miserable. Admito que alegrarse de la muerte de nadie, no es propio de seres humanos. También lo admito. Que me siento fustrado por mi propia incapacidad. Que no fuí capaz de convencer y de reunir mas fuerzas para que Franco y los franquistas fueran derrotados. Sí, es mía la culpa. Yo he tenido que ver como un país hacía ver que era normal
y callar, porque alguna cosa se iba avanzando en los derechos humanos. Lo acepto. Condenadme a mí por no haber llevado a Nurember a quién de sobra lo merecía. Pero me puede más mi recuerdo de los asesinados en Vitoria. Habría podido ser yo. También soy egoísta. Así que con dolor por lo no conseguido y por perder calidad humana en mi opinion de Fraga, no me arrepiento de decir que seguramente por mi incapacidad, habría deseado que este acontecimiento, hubiera sucedido hace exactamente 50 años.
“Nixon, que estaba muy preocupado con la situación en España, me dijo: ‘Quiero que vayas y que hables con Franco sobre lo que acontecerá después de él.’ Franco me recibió en pie. Me dijo: ‘Lo que interesa realmente a su presidente es lo que acontecerá en España después de mi muerte, ¿no? Siéntese, se lo voy a decir. Yo he creado instituciones y nadie piensa que funcionarán. Están equivocados. El Príncipe será Rey, porque no hay alternativa. España irá lejos en el camino que desean ustedes, los ingleses y los franceses: democracia, pornografía, droga y qué sé yo. Habrá grandes locuras, pero ninguna de ellas será fatal para España.’ Yo le dije: ‘Pero, mi general, ¿cómo puede estar usted seguro?’ ‘Porque yo voy a dejar algo que no encontré hace cuarenta años.’ Yo pensé que iba a decir las Fuerzas Armadas, pero dijo: ‘La clase media española.’ Se levantó, me dio la mano y ya había terminado la entrevista.”
Vernon Walters, militar y diplomático norteamericano, ABC, 15 de Agosto de 2000.
Gostei bastante do video!Bom, meu primo veio pra ca (EUA) ha uns 15 dias, e ai ele disse que peeecbru que o Brasil nao ta mais tao atrasado em relacao as musicas que tocam nas radios, e nem nos filmes, pq o Spider Man, por ex, lancou aqui e no Brasil ao mesmo tempo. Quem sabe o Brasil nao comeca a se igualar em relacao aos games e demais eletronicos tb?