Se busca líder para la oposición

SEVILLA.– Cuando Alfredo Pérez Rubalcaba  confirmó todas las apuestas y anunció su intención de optar a ser elegido secretario general del PSOE, partió con una amplia ventaja sobre su entonces hipotética rival, Carme Chacón. Nadie daba un duro por ella o, al menos,  no lo daba en público. Pero el tesón de la aspirante y su capacidad de recortar distancias al sabio Rubalcaba, llevó al exministro a perder la confianza en la victoria o, por lo menos, a tomar en serio a su rival Chacón y sus opciones.

En las últimas semanas, el discurso de la recuperación de  un tono combativo y de una izquierda hegemónica en el espectro ideológico español, de Chacón, ha inquietado tanto a Rubalcaba que se ha visto obligado a echar mano de su amigo, Felipe González, para que certificara ante la militancia que el exministro es su preferido, su opción, aunque quiera mucho a Carmen. Pero el voto secreto y en urna, acompañado de la labor sorda del presidente andaluz, José Antonio Griñán, quien, pese a mantener, aparentemente la neutralidad en tanto que presidente del 38 º Congreso del PSOE, en privado hace campaña activa por Carme Chacón, preocupan sobremanera a los partidarios de Rubalcaba. Se sabe minoritario en Andalucía, Valencia y prácticamente residual en Cataluña, tres de las federaciones más numerosas del PSOE y a las que, en virtud de esa militancia, les corresponde mayor número de delegados. Rubalcaba, en cambio, se atribuye sin dudar la mayoría en Galicia, Asturias, Aragón, Castilla y León, Ceuta y Melilla. Pero no son suficientes, como tampoco lo son las promesas de voto que han llegado tanto a uno como al otro contendiente.

Si el aparato del PSOE en la madrileña calle Ferraz se ha decantado por Rubalcaba, haciendo sudar a los partidarios de la candidatura de Chacón hasta para conseguir un despacho y un rincón de trabajo en la sede socialista, algunas federaciones, como la andaluza, anfitriona del 38º Congreso que se inicia hoy,  han echado el resto por Chacón descaradamente. En público, ambos se presienten ganadores, aunque, en privado, aflora en ambos  el temor a una derrota. El resultado es incierto. Y, más allá de la promesa pública de Chacón de integrar a Rubalcaba en la futura dirección, son muchos los delegados que tienen la certeza de que no habrá integración posible entre ambos frentes.  Por mucho que personas como los ex ministros de José Luis Rodríguez Zapatero, Jesús Caldera (partidario de Rubalcaba) y Juan Fernando López Aguilar (alineado con Chacón) se hayan conjurado para tender puentes e  invocar la integración de los derrotados, en sus respectivos bandos, hay quienes se presienten “liquidados” en caso de que gane uno u otro. Así, el futuro del líder del PSM, Tomás Gómez, con Rubalcaba al frente del PSOE, es casi nulo, así como el de sus seguidores. Hay un fuerte componente de “supervivencia” en el voto que los 956 delegados  del PSOE. Y, en este punto, es Rubalcaba quien da más miedo a la militancia, porque es a Chacón a quien presumen una mayor voluntad y necesidad de integrar a todo aquel que llegue a su bando sin haberse significado demasiado con el contrario.

Otro de los ingredientes que manejan ambos candidatos son las falsas promesas. Las cuentas no salen y tanto Chacón como Rubalcaba saben que muchos de aquellos que les han prometido su voto, pueden incumplir su promesa, una vez se sitúen frente a la urna mañana sábado. Pero lo que, sin duda, más pesa tanto a Rubalcaba como a Chacón, es el desánimo que ha cundido en la militancia, tras las sonadas derrotas que ha venido cosechando el PSOE en las últimas contiendas electorales. No parece que en esta ocasión, el candidato que salga ganador pueda entonar el “No estamos tan mal”, que en 2000 entonó Zapatero, tras alzarse con la secretaría general del PSOE.

“Esta vez sí que estamos mal”, asegura apesadumbrado uno de los miembros del Comité Federal del PSOE. Ahora está por ver quién de los dos aspirantes es capaz de suministrar la mejor medicina a su partido, para sacarlo de ese estado de depresión y desánimo. Pero, una vez más, la sensación predominante en los pasillos del Hotel Renacimiento de Sevilla, donde se celebra este Congreso, es que al ganador de la contienda sólo se le encomienda la tarea de sanar a un partido herido de muerte. Después, con el tiempo y una caña, llegará el “mirlo blanco”, las primarias y el candidato de todos los socialistas. Hoy lo que se busca es solamente un líder de la oposición, que gestione un partido de oposición y lo saque de la UVI.La vista no les alcanza más allá a los desanimados socialistas.