Los banqueros se defienden: “Pensar que todos somos ricos es un estereotipo atávico”

A diferencia de El Mundo de Pedro J., que para reunir en torno suyo al presidente del Gobierno y al líder de la oposición ha de escribir 1.300 páginas sobre quince minutos de la Revolución Francesa o celebrar dos décadas de vida del periódico –algo que, naturalmente, ocurre cada 20 abriles-, El País se lo monta bastante mejor y cada año organiza, a costa de Cajamadrid –hoy Bankia–, unos encuentros en los que reúne a los que mandan, es decir a políticos y banqueros, para que hablen en público de sus cosas, y, privadamente, y esto es un suponer, de las de Prisa, que hablando se entiende la gente, sobre todo cuando hay deudas que refinanciar o refinanciaciones que agradecer.

Les supongo informados de lo que en ese foro dijo ayer el ministro de Lehman, Luis de Guindos, sobre los 37.900 millones de euros de ajuste que costará bajar el déficit al 5,8%, o de la propuesta bolchevique de Rubalcaba de comisiones bancarias superreducidas para la tercera edad, pero no tanto de lo debatido en la mesa redonda en la que cuatro consejeros delegados de entidades financieras –los del Popular, Bankinter, Sabadell y Bankia– disertaron sobre su futuro, moderados por el siempre incisivo Javier Moreno.

La primera conclusión a extraer es que la idea que tenemos de la banca y de los banqueros no sólo es equivocada sin maliciosa. Pensar que todos los banqueros son ricos es un “estereotipo atávico”, en opinión de María Dolores Dancausa, de Bankinter, que preconizó el retorno a los valores de la banca “un trabajo serio con una misión noble”. La culpa de esta mala imagen es, principalmente, de los políticos, que han hecho creer que un banquero mató a Manolete y para confirmarlo, Jaime Guardiola, ahora en el Sabadell, pero en otro tiempo responsable del BBVA en Argentina, recordó cómo el ex presidente Duhalde culpó del corralito a los bancos por llevarse la plata cuando, en realidad, quienes habían huido con la pasta eran sólo los clientes de los bancos.

El corolario lo puso Roberto Higuera, vicepresidente del Popular, que vino a resumir los efectos que cabe esperar de que el sector se rija por buenas prácticas, lo que conllevará aumentar las correspondientes primas de riesgo y de capital. ¿Que qué significa esto? Pues algo que “no le va a gustar al cliente”, y es que si los bancos son virtuosos “los créditos no deberían ser tan bajos”. En resumen, que eso del Euribor más 0,20 se ha acabado por mor de la moral, de la integridad y del buen hacer.

Otra gravísimo error es el de suponer que la cifra oficial de 300.000 desahucios es cierta. Guardiola la consideró exagerada porque incluye los lanzamientos en pisos de alquiler y aseguró que el Sabadell no había ejecutado ninguno y que en los cuatro casos que se les habían presentado se había llegado a un acuerdo de renta social. El ejecutivo fue más allá y dijo que no conocía ningún caso de una entidad que habiendo recibido la vivienda no la hubiera considerado dación en pago y hubiera proseguido su demanda contra el desahuciado.

Algo similar debe ocurrir en Bankinter, porque si algo destacó Dancausa es que su banco fue pionero en la dación en pago y se distingue por ayudar a sus clientes en dificultades, algo de lo que el Popular ha hecho bandera. Higuera recordó que cuando se refinancia a un cliente el banco está obligado a hacer provisiones o, cuado menos, colocar su crédito en la categoría de dudosos, coste que no ha impedido que su entidad refinanciara el 13% de sus créditos a particulares pese a que los impagados de este colectivo están en el 3%.

En este sentido, Francisco Verdú, consejero delegado de Bankia, remarcó que a Noé no le iban a hablar de lluvia y que desde 2009 habían desarrollado 100.000 actuaciones –un 55% hipotecarias- con clientes que no podían hacer frente a sus pagos, que habían resultado positivas en el 85% de los casos. Mientras hablaba Verdú, varios twitteros, sin duda mal informados, llamaban a paralizar varios desahucios en Madrid previstos por Bankia para los próximos días y ponían a Rodrigo rato de vuelta y media.

Resumiendo, los bancos son un ejemplo y lo que pasa es que “lo que hacen los sinvergüenzas del sector financiero (sobre todo de las cajas) se amplifica mucho”, según dijo Dancausa. Como se ha comprobado son madres para sus clientes, lo que hace más incomprensible su oposición frontal a que la dación en pago se instaure por ley y no por un código de buenas prácticas no vinculante. Por si fuera poco, sus dueños –en referencia a sus accionistas- han sido los paganos de la crisis ya que el valor de sus títulos ha caído hasta en un 70% (Guardiola dixit), porcentaje que no ha ido parejo a la reducción del sueldo de los ejecutivos, quizás para compensar.

Pero no sólo eso. Debemos estar agradecidos a la banca española porque su saneamiento no está costando a los contribuyentes lo mismo que en otros países, y si no dan créditos no es porque no quieran sino por una siniestra mezcolanza de que no pueden y de que ya pocos los piden. Todo ello se solucionará cuando el sector esté saneado y ajuste su tamaño a la nueva situación, o en cristiano para que se entienda, cuando cierre sucursales masivamente y ponga en la calle a miles de trabajadores. Dicho todo ello con otras palabras, tal que las del ejecutivo de Bankia: “Sigue quedando mucha capacidad instalada”.

En definitiva, como la crisis ha jibarizado la economía y ya no serán necesarios tantos créditos, primordialmente porque no se conceden, y si a eso se añade que la gente ya se apaña por Internet, sobra como poco el 20% de las 40.000 sucursales que existen en España y, con ellas, buena parte de sus trabajadores. “Viene un ajuste importante de oficinas y de personal”, explicó Guardiola ¿A que tienen ahora un mejor concepto del sector financiero?