González y Naïr denuncian la "nula" ayuda de la UE a las democracias árabes

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De izquierda a derecha el editor de Galaxia de Gutenber Joan Tarrida, el autor Sami Naïr y Felipe González durante la presentación en Madrid de 'La lección tunecina' . / Inma Mesa

La Unión Europea se ha desentendido de la “primavera árabe”. Su ayuda social y económica a los países del sur del Mediterráneo y de Oriente Medio que se han sacudido el yugo de unas “dictaduras hereditarias y mafiosas” y, como en el caso de Siria, siguen luchando contra el sátrapa, es “absolutamente nula”. Esta denuncia del profesor y escritor Sami Naïr provoca un gesto de asentimiento del expresidente Felipe González, quien ha acudido a presentar el libro de Naïr La lección tunecina, que lleva el subtítulo: Cómo la revolución de la Dignidad ha derrocado al poder mafioso (Galaxia de Gutenberg), y cuyos derechos de autor –aunque a Naïr no le gusta que se diga-- irán a una asociación de mujeres tunecinas.

Naïr estaba en Túnez el 17 de diciembre de 2010 cuando el joven Mohamed Bouazizi se quemó a lo bonzo en la plaza de la pequeña ciudad Sidi Bouzid e incendió con su gesto de indignación, de impotencia, de rebeldía, de odio, especialmente odio contra sí mismo por haber soportado durante tanto tiempo una vida de miseria, a todo el país. Fue el “incendio de la dignidad”, una llamarada que prendió en la juventud y en la clase media de todo el mundo árabe gracias a las redes sociales. Naïr se dio cuenta de que la inmolación de Bouazizi y las protestas que siguieron eran un hecho histórico, tal vez porque como él mismo dice, “la historia hace acto de presencia cuando menos se la espera”.

Bouazizi se podía haber inmolado de otro modo, se pudo cargar de explosivos, llevándose por delante el cuartel de la policía al que acudió a protestar porque estaba harto de que la policía le quitara la balanza y le persiguiera como vendedor ambulante de fruta. Pese a haber estudiado, no tenía trabajo y la única actividad que podía realizar era coger un carrito, madrugar, comprar unos kilos de plátanos y dos cajas de manzanas y peras y revenderlas en las calles para poder llevar pan y aceite a su familia. “El símbolo de este chico es un gesto supremo de rebeldía en una corriente que pide dignidad, y esa corriente de fondo está ahí, más allá de las estaciones temporales, las primaveras y los inviernos, y no se va a acabar”, sostiene González.

Para comprender el cuadro, Naïr describe el marco concreto de Túnez, que se repite con sus variantes en los demás países árabes: “Hablamos de regímenes mafiosos, de repúblicas hereditarias. En el caso de Túnez, el país estaba totalmente controlado por la pareja presidencial, Ben Ali-Leila Trabelsi (BAT). Es algo increíble. Y el poder está totalmente aislado, separado de la sociedad, y protegido por la fuerza armada. En Argelia, donde existe el multipartidismo, un grupo de militares domina mediante el terror”. A su vez, la mayoría de estas sociedades, “más del 60% de la población”, estima Naïr, es como si no existiera, no tiene nada, sobrevive con actividades sumergidas, paralelas, incluido el trueque. Sólo una parte minoritaria de estas sociedades se halla “integrada”, tiene trabajo y un sueldo fijo.

González aporta algún dato que ayuda a entender por qué la revolución de la dignidad estalla en Túnez antes que en los países vecinos, y es que el desaparecido presidente Habib Bourguiba, al que conoció personalmente, ya muy enfermo, se preocupó bastante de la educación. Era un tipo culto y dejó huella. El expresidente cuenta: “Una vez me dijo que mandaba cien becados a La Sorbona y otros cien a la Lenin de Moscú porque los que volvían de París apostaban por la planificación económica y los que regresaban de la URSS defendían el libre mercado, y hay que equilibrar”, decía.

En esa abrumadora mayoría social pobre e ignorada, los “excluidos”, según el término que emplea Naïn, el “islamismo solidario” aparece como parte de la identidad social, lo que, según González, explica que el vacío de “un poder corrupto y mafioso” haya sido llenado de inmediato por “los hermanos musulmanes”, que aparecen como el único elemento de identidad y cohesión social. De ahí el auge los partidos islamistas y la penuria y escasa relevancia de los partidos democráticos laicos. El expresidente considera bastante cínico el argumento de algunos dirigentes europeos sobre la escasa fuerza de estos partidos. “También en España los partidos eran muy débiles durante la dictadura; cuando nos reuníamos en Suresnes, el PSOE tenía tres mil y pico afiliados”, recuerda a los escapistas.

¿Se hicieron las revueltas democráticas, con su elevado coste en vidas humanas para entregar el poder a los partidos religiosos después de deponer a los sátrapas e, incluso, en el caso de Egipto, a los militares? González y Naïr coinciden en que “Arabia Saudita está desarrollando su plan geopolítico, con financiación abundante a los islamistas, incluso los salafistas, que tienen el 17% en el Parlamento egipcio mientras los demócratas laicos han quedado fuera de juego”. Naïr añade que también Estados Unidos juega “un papel clave” y no descarta que “el proceso caótico desemboque en dictaduras mucho más duras”. Katar también está jugando un papel importante en la financiación de los islamistas, aunque, según González está “chocando” con los saudíes. El expresidente reitera que la corriente democrática es profunda y proseguirá. ¿Y Europa? Pues lo dicho: ni apoyo económico ni social, nada.

4 Comments
  1. Asin says

    La «democrácia coránica» no es para las mujeres, que sufrián un retroceso ancestral en Túnez en todos sus derechos.

  2. Y más says

    Bien podría pedirle González unos cuartos a su amigo Slim para esos árabes tan democráticos.

  3. Actorul Vasile Butnaru says

    Un hombre puede cambiar el mundo,y eres tu…

  4. Actorul Vasile Butnaru says

    Gonzalez,help me para ir a la final propiedad de Trabajo Mason … Io espero dinerio «la Gaixa». Titulares: 1) Vasile Butnaru 2)IBAN: ES81 2100 1739 6002 0015 0985 3)BIC/CODIGO SWIFT: GAIXESBBXXX Gracias por atencion …

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