Rajoy impone la filosofía del frenazo y marcha atrás
Basta observar donde se mete más el tajo para ver con nitidez por dónde van los tiros de los nuevos Presupuestos Generales del Estado. Dejando aparte esos 1441 millones (el 54,4% respecto a 2011) que se le quitan al Ministerio de Asuntos Exteriores (¿para qué lo queremos si no queremos ver más allá de nuestras narices?), cantan cifras en los recortes en el Ministerio de Educación, Cultura y Deportes (830 millones, el 21,2%) y el de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad (365 millones, el 13,7%). Y si le sumamos la reducción de 1669 millones (el 7,4%) en el Ministerio de Empleo junto a los recortes en las inversiones de Fomento (3.094 millones menos), entonces queda claro que el retroceso de España va ser de salto y medio.
Tiene razón la izquierda cuando asegura que los Presupuestos van a asfixiar la economía, van a generar más paro y, al tiempo, cargan los recortes sobre el lomo de los sectores más débiles de la sociedad. Y si de muestra bastaba un botón, Rajoy lo descose de la portañuela sin importarle que asomen las vergüenzas subiendo los impuestos a los paganos de siempre y dictando una amnistía fiscal para los defraudadores. Porque eso de que van a aflorar 25.000 millones de euros que se destinarán a inversión y generación de empleo en España (además de dar 2.500 millones a la Hacienda pública) no se lo cree ni de Guindos.
Sin embargo, frente a esa generosidad con los defraudadores, el Gobierno elimina la dotación para Ley de Dependencia. Pasa de 283 millones en 2011 a 0 euros en 2012. Además, recortan 1.557 millones a las Políticas Activas de Empleo destinadas a ayudar a los parados a que puedan encontrar un trabajo mejorando su formación, reducen un 86% la dotación para Desarrollo Rural y un 47% los Planes regionales agrarios y pesqueros (pasan de 160 M€ en 2011 a 84 M€ en 2012). La dotación para infraestructuras se reduce en más de 1.400 M€ y suben la luz un 7% y el gas un 5% al tiempo que crean una tasa para poder acudir a la justicia antes gratuita.
Los socialistas recuerdan que estos son los cuartos Presupuestos desde que estalló la crisis económica a mediados de 2008 y que los tres anteriores tenían cuando menos tres objetivos claros: reducir el déficit, mantener las políticas sociales pese a las dificultades y procurar que España no interrumpiese su proceso de modernización y desarrollo tecnológico para poder crear una base sólida de crecimiento y empleo a pesar de la crisis. De esos tres objetivos, al Gobierno de Rajoy sólo le ha quedado uno: el de reducir el déficit a base de recortes. Sin más prioridad que esa drástica reducción, dejan de ser prioritarias las políticas sociales y se abandona a su suerte a los españoles más necesitados.
En un argumentario del PSOE se añade una consideración que merece ser entrecomillada incluso por razones literarias: “Con el frenazo en seco a la inversión en infraestructuras del transporte –fundamentales para el desarrollo económico y social del país-, en I+D+i, en energías renovables y en nuevas tecnologías, lo que está haciendo Rajoy es condenar a España a bajarse del tren del progreso y la modernidad para subir en otro que, en dirección contraria, nos devuelve al negro pasado del furgón de cola”.
O sea.
Lamentablemente, hay muchas razones que demuestran que nuestra democracia es tan precaria, inmadura y viciada que prácticamente ya no se puede definir como tal. El proceso es extraordinariamente degenerativo y cuanto más esperemos para rebelarnos, más duro será darle la vuelta (http://bit.ly/H7MDWl)
PRORAMA, YA NO TAN OCULTO
Sin conocerse los presupuestos del próximo año, el PP ha perdido más de 400.000 votos en las elecciones andaluzas, y le ha dado la mayoría al PSOE en Asturias, en contra de todos los pronósticos y encuestas, con la sola sospecha, tras la reforma laboral y la subida del IRPF contradiciendo su discurso electoral, de que su programa oculto sería antisocial y cargaría el coste de la crisis contra los más desfavorecidos.
Qué habría ocurrido, si el electorado andaluz y asturiano hubieran conocido que el gobierno del PP haría una amnistía fiscal contra los defraudadores de hacienda, después de subir el IRPF a los trabajadores u que subiría la luz y el gas, anularía la ley de dependencia quitaría las ayuda a la vivienda, recortaría las políticas activas de empleo, recortaría la ayuda al desarrollo, congelaría los salarios de funcionarios, recortaría el salario a todos los trabajadores con convenio. Todo esto más los efectos negativos que ya está teniendo una reforma laboral que aun no está aprobada en el Parlamento
DEL PP TODO ES POSIBLE
Lo que está haciendo el PP, aunque no lo dijera en la campaña electoral y lo llevara en su programa oculto, no es ni más ni menos que lo que se podía esperar de la derecha más rancia de Europa. Pensar que el PP podría llevar a cabo políticas de progreso en cualquier momento y menos en momentos de crisis, es ingenuo, lo hecho hasta ahora como subir los impuestos a los trabajadores y hacer una amnistía fiscal a los ricos defraudadores, cuando lo había negado y criticado lo demuestra, lo lamentable es que los trabajadores se dejaran embaucar en las últimas elecciones generales y le dieran su voto, huyendo de la malísima política social del gobierno de Zapatero. Ahora a los trabajadores nos toca resistir, pues esta primera huelga la tenían ya descontada, y dar respuesta social mediante las movilizaciones a cuantas medidas reaccionarias ejecute el gobierno del PP. Medidas que seguro tomará y la próxima será desarmar al adversario, o sea sacar una ley de huelga restrictiva y si no tiempo al tiempo. La reacción de los ciudadanos en el voto de Andalucía y Asturias es esperanzadora, pues demuestra que la sabiduría popular pone a cada uno en su sitio.
ANTONIO ORDOÑEZ