El 15-M pedirá la destitución de Cifuentes y del ministro del Interior

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Aníbal Malvar *

Un joven que cubre su rostro con la careta de Anonymus golpea su cacerola, ayer, en la Puerta del Sol. / Kiko Huesca (Efe)

El próximo domingo, la asamblea de Sol convocada a las 19 horas tomará, quizá, su primera decisión política contra un político. Basta de denuncias abstractas. En esa asamblea se discutirá si pedir o no la destitución de la delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, y del ministrio de Interior, Jorge Fernández Díaz.

“Con ellos yo ya no estoy indignado. Estoy cabreado. El domingo voy a proponer a la asamblea que se pida su dimisión. No puede ser que Cifuentes alabe en las mañanas de RTVE el comportamiento de los manifestantes del 12M15M, y que a las cinco de la madrugada ordene detenciones”, explica Fernando, 58 años, serigrafista y portavoz de la comisión de información de Punto Sol.

¿La petición de dimisión o destitución se realizará a través de recogida de firmas o cómo? Es 15-M. No se sabe. Fuentes de AcampadaSol confirman que la decisión es firme: “Se va a crear un grupo de trabajo para plantear cómo vamos a hacer la denuncia. Es vergonzoso”.

Así que Fernando no es el único que apoya esta acción directa. Va a tratarse de una acción coordinada. Una denuncia formal ante los juzgados. “Nosostros, generalmente, presentamos dos testigos para defender a los detenidos. La policía también presenta a un par de agentes. Siempre les dan la razón a ellos. Prevalece la palabra de la policía. Pero ya hay excepciones. En la manifestación del 20 de septiembre de 2011 a favor de la educación pública, estaban deteniendo a un compañero, y otro se acercó y les pidió a los policías el número de identificación. También lo detuvieron. Por agresión a la autoridad. ¿Pedir el número de identificación es agresión a la autoridad? Ganamos el juicio. No siempre se pierde. Esta vez vamos a llevar más testigos. Y está todo grabado”.

A medianoche los indignados decidieron, espontáneamente, dirigirse hacia el Palacio de la Bolsa. “Nos están siguiendo no sé cuántos furgones policiales. Yo me largo. Han rodeado a un montón de gente en Neptuno. No sé. Seremos unos 600. Los policías levan las escopetas de pelotas de goma preparadas. Los helicópteros están controlando los movimientos de la gente… En Huertas han hecho un cordón… La gente no se puede mover”.

Mientras esto ocurre, la Puerta del Sol, ahora vacía (2.30 a.m), ha sido bloqueada por lecheras policiales para impedir el acceso de nadie. Las retenciones –no detenciones– en todos los puntos de la marcha son constantes. Se mueven por Madrid unos 3.000 indignados. En Tirso de Molina se identifica a todo el mundo. Y a la prensa no se la deja acercarse. La libertad de información –y espero no estar cayendo en la demagogia- no funciona impidiendo a la prensa entrar a los sitios.

Como se ha muerto Carlos Fuentes, a lo mejor conviene darle voz esta madrugada: “Libertad es búsqueda de libertad. Nunca la alcanzaremos completamente. La muerte nos advertirá que hay límites a toda historia personal. Pero entre la vida y la muerte, entre la belleza y el horror del mundo, la búsqueda de libertad nos hace, en toda circunstancia, libres”.

Pero entrar en Tirso de Molina, coño, debería estar permitido si somos hombres y mujeres libres. Por muchos límites que pongan las “instituciones que en un momento dado definen la libertad”.

“Si la policía actuase así todos los fines de semana, detendrían a todos los que tomamos copas en Madrid”, dice Angel al analizar los acontecimientos, las detenciones, de la noche del lunes. A las ocho y pico de la tarde de ayer. Cuando acaba de ensordecerse, por suerte para los tímpanos, las cacerolada conmemorativa del primer aniversario del 15-M. Una cacerolada inmensa, que atronó Sol durante una hora: “El sistema está muerto, el pueblo está vivo”; “Libertad detenidos”, “Pájaro que especula, a la cazuela”.

En la plaza, a las siete de la tarde, había como 25.000 personas, a ojo de periodista acostumbrado a contar multitudes (no fiarse, por tanto: es una estimación). Es extraño, cada jornada, el contraste entre la calma plácida, vindicativa y festiva del día, sin ningún problema, y estas presuntas algaradas que obligan a la policía a detener a gente por la noche. Y eso que en la plaza no se bebe. En las asambleas está prohibida la bebida. El periodista que esto escribe nunca ha visto a tanto español sereno por metro cuadrado a las ocho de la tarde de un domingo.

-Lo hacen para que tengamos miedo. Yo estoy segura de que hubiera venido mucha más gente si no hubiera tanto miedo. Cuando le digo a mis amigos que vengo a la Puerta del Sol estos días, me dicen: “Ten cuidado”. Han sido listos. Han conseguido que la gente se crea que aquí les puede pasar algo. Que te digan tus amigos “ten cuidado”.

Blanca tiene 30 años, nació en México D.F. y lleva 8 años en España trabajando de camarera. “En los ratos que no estoy de vacaciones”, ironiza con sus habituales meses de desempleo.

El cartel que porta reza por un lado “No somos recortables” y por otro “No al PRI”.

-Es que aún me acuerdo… Aquello sí que era miedo… Aquello sí.

Al filo de las cuatro de la mañana, el par de centenares de indignados que aun caminan por  la Plaza de Neptuno hacia el Palacio de la Bolsa, en la Plaza de la Lealtad, empiezan a dispersarse. Y hay voces que gritan: “Vámonos a casa”. En la calle, esa fuente tan poco oficial, se comenta que esta noche solo ha habido un detenido: en Tirso. Algunos hacen cuentas a esta hora última y aseguran: “Ahora hay más policías que gente”. Otros proponen volver a Sol, que sigue acordonada, cerrada, y van a dar las cuatro de la mañana. Son muy pocos ya. Dulces sueños, insomne princesse.

(*) Aníbal Malvar es periodista y escritor.
2 Comments
  1. Corrector says

    Ese «a donde» del tercer subtítulo de portada es «adonde», pronombre relativo!!!!!

  2. MISTERX says

    30000 cochinos perrfolautas se creen que van a solucionar el problema del pais , con sus porros y sus litronas.

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