
Cuando Mariano Rajoy dio a conocer la composición de su gobierno, prácticamente provocó un comentario unánime: era un gobierno de fieles a Rajoy. De la fidelidad de todos ellos al presidente y su buena sintonía con él no cabía duda entonces, ni cabe ahora. Pero otra cosa bien distinta son las relaciones personales y políticas entre los diferentes ministros. Según fuentes del gobierno y del PP, sus relaciones son sensiblemente mejorables, cuando no dejan mucho que desear. Y eso, añaden algunos de los consultados por Cuartopoder.es, está entorpeciendo la buena marcha de algunas políticas y acciones del Ejecutivo.
La permanente batalla en el área económica entre Luis de Guindos, ministro de Economía y Competitividad, y Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, encabeza este ranking de la conflictividad. Allegados a Montoro aseguran que De Guindos es ministro "porque habla muy bien idiomas". Y aventuran que, si Montoro hablase con la fluidez que maneja De Guindos el inglés, sería vicepresidente económico único. Comentarios de este tipo destilan algo más que rivalidad entre ambos.
Pero lo que deja claras sus malas relaciones son los enfrentamientos sonados que ambos han protagonizado. El último fue el anuncio de De Guindos de que el Ejecutivo subirá el IVA en 2013. Desde el gabinete de Montoro aseguran que el anuncio molestó enormemente al titular de Hacienda, que no tenía noticias del mismo y llegó a decir a su entorno que no pensaba ejecutar esa subida del IVA.
Montoro presentó sus quejas en forma de discrepancia ante Mariano Rajoy, pero, finalmente, la batalla se saldó con victoria de De Guindos: Montoro, preguntado en el Parlamento por esa hipotética subida del IVA, tuvo que admitir, mediante eufemismos, que, efectivamente, se subirá el IVA en 2013.
En paralelo a la bronca De Guindos-Montoro, se desarrolla otra guerra soterrada entre Montoro y la ministra de Fomento, Ana Pastor. Ambos tienen visiones distintas y distantes del modelo de privatizaciones para las empresas públicas. Así, ante los intentos de Ana Pastor de diseñar privatizaciones y reconversiones de las empresas públicas que dependen de Fomento, el Ministerio de Hacienda siempre ha objetado y, hasta la fecha, ha logrado frenar esos intentos. "Lo de Ana Pastor y Montoro no sólo son diferencias ideológicas, sino que es cuestión de piel", comenta un ex ministro, que compartió gabinete con ambos en tiempos de la presidencia del gobierno de José María Aznar. Lo cierto es que, con o sin piel, el desacuerdo evidente entre ambos y su voluntad de decir la última palabra en los procesos privatizadores y/o reflotadores de empresas como AENA, Aeropuertos, Puertos, Autopistas, ADIF y un largo etcétera, ha llevado a tomar cartas en el asunto a la vicepresidenta del gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. De su gabinete dependerá, finalmente, un Comité de Privatizaciones, que será el que diga la última palabra. Una diputada del Grupo Popular, que se confiesa abiertamente amiga de Pastor, lo resume de este modo: "El problema es que Ana no es una liberal, como Montoro. Por eso sus ideas sobre el modelo a seguir siempre chocarán".
Las diferencias con Montoro forman parte del paisaje cotidiano de este gabinete en el que los recortes en todas y cada una de las áreas son una constante. Uno de los ministros afectados asegura a cuartopoder.es que entiende la necesidad de recortar, pero que el "método prusiano aplicado por Montoro no es fácil de llevar". El "método" que cita este ministro consiste, según añade, en que "Montoro te dice cuál es tu presupuesto y te añade cuánto debes recortar en cada capítulo. Tu margen de maniobra se limita a decidir en qué recortas dentro de cada capítulo". Sin embargo, las diferencias entre el ministro de Hacienda y sus compañeros de gabinete en época de vacas flacas son casi un clásico, que no preocupa demasiado a Rajoy, según fuentes gubernamentales.
Por otra parte, si un ex ministro hablaba de "una cuestión de piel", al referirse a las diferencias entre Montoro y Pastor, otro dirigente popular menciona la escasa sintonía existente entre la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría y la titular de Fomento, Ana Pastor.Y, en este punto, menciona "cuestiones sentimentales más que profesionales". A juicio de este dirigente, buen conocedor de ambas, "aunque no hay una enemistad abierta, sí que se nota que no hay sintonía entre las dos. Y es normal, porque, de alguna manera, Ana Pastor siempre fue la mano derecha de Rajoy... ¡hasta que apareció Soraya!"
Lo que aflora en este gobierno de Rajoy es que, como en todos, hay enemistades, tensiones y algún cuadro de celos entre sus integrantes, pero lo más preocupante del caso es que, en un momento de crisis económica profunda, casi todos los roces personales y profesionales se concentran en o con el área económica.