Wert trampeó el rendimiento académico para cercenar las becas

Con una forma de expresarse propia de lo que Julio Cortazar llamaba “individuos trombón”, el ministro de Educación, Cultura y Deportes, José Ignacio Wert, ha insistido tanto en la exigencia de “competitividad” y “rendimiento académico” a los estudiantes con beca que ha transmitido el mensaje tramposo a la sociedad y al Parlamento de que los becarios son unos vagos y se les regala el dinero público. Sin embargo, el ministro sabía que estaba manipulando la realidad, pues casi el 80% de los becarios universitarios  aprueban todas las asignaturas.

La decisión del Ejecutivo del PP de laminar el criterio exclusivo del nivel de renta que desde 2005 otorgaba el derecho a beca a los estudiantes de familias pobres, y de introducir la exigencia de un "rendimiento académico" que en el caso de las becas-salario conlleva la aprobación del curso completo con una nota media mínima de 6 puntos –en los últimos años del franquismo se exigía un 7-- para tener derecho a la renovación, no estaba justificada por motivos académicos sino de otro tipo. Ahora Wert ha sido pillado en renuncio.

Se podría decir que si el nuevo criterio de competencia y rendimiento se aplicase a los ministros, absolutamente ninguno tendría derecho a recibir su salario, ya que según los exámenes del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) suspenden todos, y el sociólogo Wert no pasa de un 3. Incluso, se podría recordar que la derecha española siempre ha visto con malos ojos la equidad que ha permitido el acceso de la gente humilde y trabajadora al conocimiento y las capacidades y habilidades que del mismo dimanan. La queja de aquel Cruz Martínez Esteruelas sobre "la nefasta manía de los jóvenes de ir a la Universidad" o el lema de aquel otro, José Solís, "más balón y menos latín", parecen renovados ahora por Wert y el PP.

Al margen de esas consideraciones, el ministro Wert ha falseado intencionadamente la realidad. Sólo así se explica que en una respuesta escrita a los diputados del PSOE Andrés Torres Mora y Miguel Ángel Heredia, les dijera textualmente: “La tasa de rendimiento de los beneficiarios de beca, de primer y segundo ciclo de estudios universitarios, alcanza el 78,7% frente al total de los estudiantes universitarios, que arroja el 64,9%”. Y por si no les quedaba claro, añadiera: “De cada 100 créditos en los que se matriculan los estudiantes universitarios becarios, aprueban 78,7”, es decir, casi 14 más de los que estudian sin beca, y que unas fechas después apelara a la falta de rendimiento académico para endurecer las condiciones a los becarios.

La respuesta escrita data del 16 de abril –aunque ha sido publicada el pasado jueves, 7 de junio, en el Boletín del Congreso--, y entonces el Ejecutivo de Mariano Rajoy no había decidido cercenar las becas y ayudas al estudio y reducir un 66% el presupuesto de la Universidad. En el mismo escrito, el ministro añadía que no podía ofrecer datos de los dos últimos cursos –que son más favorables aun para los becarios-- “porque los indicadores para el Sistema Integrado de Información Universitaria están en proceso de validación”. Pero tecnicismos aparte, parece claro que ni los becarios son unos vagos ni se les regala el dinero. Y también parece claro que el enfático ministro no ha sido honrado y verídico en sus manifestaciones posteriores para dañar a los de siempre.