Las falacias de la Iglesia y el PP contra Educación para la Ciudadanía

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Portada del libro. / cultivalibros.com

El pasado lunes se presentó en el Ateneo de Madrid un libro que, por fin, detalla con menudencia las interioridades de la batalla que libraron y siguen librando la Conferencia Episcopal y sus adláteres, entre los que debe incluirse al PP, contra la asignatura Educación para la Ciudadanía. El libro se titula Historia de una soberana agresión, pero el subtítulo es más ilustrativo: Calumnias, falacias y manipulaciones contra la asignatura de Educación para la Ciudadanía. Y su autor es el doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación Juan José Abad.

En efecto, el libro recoge las calumnias, falacias y manipulaciones lanzadas contra la asignatura de Educación para la ciudadanía, el Ejecutivo socialista, el secretario de la FERE y contra los autores de los manuales de dicha asignatura por el alto clero (Cañizares, Rouco, Martínez Camino, García Cascó, Munilla, Gil Hellin…); por los medios conservadores (ABC, ALBA, Alfa y Omega, Eclesia, La Razón, Libertad Digital, Forum Libertas, Catholic.net. Aci/InfoCatólica, la COPE); por los diferentes grupos integristas (Asociación Católica de Propagandistas, CONCAPA, PPE, el FEF, la plataforma Hazte Oír); por numerosos líderes del PP (Esperanza Aguirre, Cospedal, Marcelino Oreja,  Lucía Figar y el propio Rajoy) y, finalmente, por un amplio número de “readaptados” o “conversos”, como los llama el autor: Gustavo Bueno, Albiac, Sánchez Dragó y Amando de Miguel, entre otros.

En este contexto, el autor, en su intervención, denunció, en primer lugar, la impostura del Partido Popular, porque, después de haber trabajado durante ocho años en el diseño de la asignatura, tan pronto como se vio en la oposición, la llenó de denuestos y descalificaciones. A este respecto, resaltó el panfleto titulado El catecismo del buen socialista, elaborado por la FAES, y que calificó como “un documento tremendamente abrupto y miserable en el que la tergiversación se mezcla con los más descarados embustes”.

La segunda denuncia para las “desabridas agresiones de la Pastoral de la Conferencia Episcopal Española del 23 de noviembre de 2006, en la que los obispos, echando mano de un desmesurado clericalismo, la emprendieron contra numerosas realizaciones políticas, sociales, sanitarias y educativas del ejecutivo socialista”. Y la tercera fue del affaire de Alí Babá y los 40 maricones, un cómic porno que desde el año 2001 (es decir, desde los tiempos de la ministra Pilar del Castillo) se encontraba en el LINK del Ministerio de Educación. Aprovechado las elecciones regionales del 2007, los medios y políticos ya citados, a los que Abad califica como ciudadanófobos, relacionaron de forma calumniosa dicho cómic con la asignatura de Educación para la ciudadanía citando al autor de uno de los libros de texto de la asignatura. Abad recordó que Libertad Digital mintió titulando que “Cabrera  recomienda leer Alí Babá y los cuarenta maricones en la clase de EpC”. Para mayor indignidad, añadió, mientras Esperanza Aguirre se esforzaba en refrendar dicha calumnia, alguien la hizo saber que el citado cómic también se encontraba en la web de la Consejería de Educación de la Comunidad madrileña. ¿Ignorancia o fariseísmo?, se preguntó el autor. Y yo añado: más bien la demostración de que el PP, especialmente el madrileño, se rige por el criterio mandoblero del todo vale.

El profesor Abad sigue librando una batalla contra el acoso de los sectores eclesiásticos y políticos de toda España, especialmente de la Conferencia Episcopal y del PP, por haber elaborado un humilde libro de texto. Fue una lucha desigual que le llevó a los tribunales y cuyo resultado final aún sigue pendiente de una resolución definitiva del Tribunal Supremo.

El libro iba dirigido a los alumnos de segundo o tercero de la Enseñanza Superior Obligatoria, la ESO. Fue publicado, empezó a utilizarse en el curso 2007-2008 y, porque venía a cuento, la Iglesia fue a toparse con él.

Son varios los libros de texto que fueron sometidos a los tribunales. El suyo lo llevaron por primera vez ante la justicia una pareja de padres de Bollullos Par del Condado (Huelva) cuyos hijos estudiaban en el instituto de secundaria Delgado Hernández. Al decir de la propia madre, contaron con el apoyo del Foro Español de la Familia , fundado por José Gabaldón López y presidido por Benigno Blanco, un hombre que fue secretario de estado durante 8 años, primero de Aguas y luego de Infraestructuras, en los gobiernos de José María Aznar.

De este modo, el catedrático de Filosofía, con más de cuarenta años de experiencia docente en colegios privados e institutos públicos, y autor de más de veinte libros, la mayoría de Filosofía y Ética, así, de repente, sin haberlo bebido ni mamado, vio cómo se lanzaban a su yugular casi todos esos grupos. Le juzgaron. “Me declararon un ‘adoctrinador’, dice recordando la condena. ¿Por qué?, le pregunté yo. “Muy sencillo: por la simple razón de no pensar, ni sentir, ni creer como ellos”, me dijo.

Curiosamente, uno de los magistrados, Eloy Méndez Martínez, se opuso al fallo de la sentencia emitiendo un juicio netamente favorable al manual: “No puede ser adoctrinador un libro que promueve el debate”. Y añadió que en la sentencia había “un deseo no disimulado de que las unidades didácticas, sobre todo las que afectan a temas morales y éticos, se traten de la forma clásica, conforme a la moral tradicional cristiana”.

Aún falta la sentencia del Tribunal Supremo. Y aunque es de esperar que sea favorable al manual, en el fondo da igual, aunque no lo mismo. El daño ya está hecho contra una asignatura que en el resto de Europa se estableció sin el más mínimo problema. Pero, pase lo que pase, con este libro, resistiendo, Abad ha ganado la guerra al fanatismo reaccionario e integrista que le quiso condenar a la hoguera del olvido.

2 Comments
  1. Jandro1961 says

    Vaya articulíto, lo único que deja claro es que odia a los curas .

  2. gente corriente says

    Jandro1961: si lo único que ha visto usted en el artículo es odio a los curas (no detalla si por parte del periodista o del sr. Abad) es que no lo ha leido

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