Como si el reloj de la Puerta del Sol fuera de su propiedad, la presidenta madrileña, Esperanza Aguirre, dio orden de apagar sus esferas la noche del martes ante la llegada de los mineros. El hecho insólito no pasó inadvertido a algunos sindicalistas y vecinos, que aseguraban que nunca habían visto apagado el famoso reloj de la torre de la Real Casa de Correos, sede de la presidencia de la Comunidad de Madrid.
Pero el reloj no es propiedad de la gobernanta Aguirre, precisamente, sino de todos los madrileños. Se lo regaló el gran relojero José Rodríguez Losada en 1866 y fue la reina Isabel II quien lo inauguró y puso en hora en noviembre de aquel año. Desde entonces les ha permitido saber la hora exacta en cada momento y sus doce campanadas de fin de año han marcado los deseos personales y colectivos de millones de ciudadanos de toda España para los doce meses siguientes.
La insólita decisión de Aguirre, que desplegó vallas y policías antidisturbios para proteger la sede presidencial, como es costumbre, fue interpretada por varios sindicalistas como la expresión simbólica de que “a los mineros no les quiere dar ni la hora”. Cierto es que la columna minera traía su propia hora e iluminación en las linternas de sus cascos.
Fuentes de la presidencia de la Comunidad de Madrid han evitado aclarar el hecho, aunque han señalado que la iluminación exterior del edificio no fue activada por razones de ahorro. Otros medios no oficiales relacionados con la presidenta madrileña atribuyeron la decisión al deseo de ésta de no proyectar una “imagen perjudicial” para el turismo en el exterior, pues ya se sabe que la Puerta del Sol es un lugar mundialmente reconocible.
Cuando, al filo de las dos de la madrugada, los mineros llegaron al kilómetro cero entre gritos de apoyo de decenas de miles de madrileños –“Madrid entero está con los mineros”, “el pueblo unido jamás será vencido” y otros-- dos de ellos subieron a un pequeño entarimado y dieron las gracias a Madrid, sin exceptuar a Aguirre, a la que nada, ni la hora, tenían que agradecer.
Mientras un grupo de saxofonistas tocaba el Santabárbara bendita, los mineros comenzaron a retirarse, y al día siguiente, como es sabido, más de cuarenta de ellos y sus mujeres fueron tiroteados en La Castellana por la policía antidisturbios con pelotas de goma que salen de las bocanas de los fusiles a700 kilómetros por hora y cayeron apaleados y ensangrentados. Aunque parezca circunstancial, los mineros han vuelto a macar la hora de la unidad de los trabajadores en la lucha por sus derechos y supervivencia. De ahí que la derecha, con mayoría absoluta, les haya apagado el reloj.
Si llega la hora de la unidad es que ya es hora
La supuesta crisis montada por el capitalismo es para acabar con el Estado social y democrático de derecho. ¡Gobierno felón, dimisión!
esa mujer es muy reaccionaria, antisocial y más mala que una arpía
Que pena, dirigentes como tu… en la mina te quisiera ver y no cobrando un sueldazo… con las cosas que opinas, irónicamente y socarronamente hablar como lo haces de lo que no conoces. Ponte las pilas y trabaja como se debe para lo que te presentaste, Que pandilla de impresentables.