Los empresarios también lloran (pero no siempre maman)

¿Están los empresarios catalanes, o que conocen bien Cataluña, preocupados por Artur Mas? Muchos que en público callan, en privado dicen que no. Que sencillamente no se creen, no se tragan, este roscón de la independencia. Que el tema a lo mejor pudo haber sido posible en algún momento del siglo o del milenio pasado, pero a estas alturas…vamos, hombre. Que ni Europa va a estar por la labor, ni España tiene el cuerpo para ruidos, ni al mismo Mas creen que le haga tanta ilusión.

Lo que sí les preocupa, dicen, es el desgaste. La bomba fétida que inexorablemente se extiende en las narices de todo el mundo. Hay quien evalúa el daño objetivo causado a la marca España por el follón catalán con el follón de Bankia. Vamos, que más se perdió en Cuba…pero no mucho más, a este paso.

¿Lo hacen por inconsciencia o lo hacen adrede? Doctores tiene la iglesia hipercatalana que razonan con fruición que hay que aprovechar que España está como unos zorros para querer irse (lo de irse de verdad, ya veremos). Si hasta ahora uno de los argumentos contra el independentismo era la evidencia de cuánto tenía que perder económica y comercialmente una Cataluña desgajada de y peleada con su mercado natural que ha sido y es España (véase Cuba y su delirante relación geoestratégica con los Estados Unidos), bueno, digamos que ahora hay quien argumenta que con lo mal que está España, pa qué. Que mejor huir del barco cuando todavía quedan botes salvavidas.

Claro que siempre existe la posibilidad de no poder irse y tener que lidiar en cambio con el incendio autoprovocado en cubierta. Y a ver luego qué pasa.

Por otro lado, ¿están los empresarios españoles, o que conocen bien España, contentos con Mariano Rajoy? ¿Sienten que les hace caso o que cuanto menos les escucha? ¿Piensan que lo tenía todo previsto, estudiado y calculado o que va improvisando según sopla el viento? ¿Confían en que sea verdad esto que anuncia Cristóbal Montoro de que la recesión pueda acabarse en 2013, así sea a finales? ¿Hay alguien en la tienda? Muchos que en público callan, en privado dicen que tampoco. Que Rajoy hace bien resistiendo las europresiones para pedir un rescate light y no heavy, y que Soraya Sáenz de Santamaría y Álvaro Nadal son oyentes aplicados. Pero claro, no son ni el presidente, ni vicepresidentes económicos. Entonces la sensación de falta de agilidad, de falta de complicidad de los políticos con los que suben la persiana del país cada día, sigue siendo descorazonadora y sigue siendo tremenda.

Antes y después del gobierno, en algún momento habrá que remodelarlo todo.