Preguntar por el sucesor de Mariano Rajoy en el PP lleva a dos posibles respuestas: la políticamente correcta, que consiste en no contestar, echar balones fuera y desear larga vida a Rajoy, o la respuesta sincera, que, en un elevado porcentaje, lleva siempre al presidente de Galicia, Alberto Núñez Feijóo. Sin embargo, resulta paradójico comprobar que, quien a día de hoy y a ojos de la parroquia popular parece tener más posibilidades de suceder a Rajoy sea quien, sin duda, más rebelde se está mostrando ante el gabinete de Rajoy, sus ministros y las políticas que ha puesto en marcha en este primer año de Ejecutivo del PP. Como ejemplo, vayan por delante tres claros casos que muestran la forma que tiene Feijóo de "ir por libre" y, en caso de necesidad, ir contra el gobierno de Mariano Rajoy, un equipo que está en horas bajas de popularidad y que ha perdido mucho apoyo ciudadano a causa de su gestión de la crisis y sus promesas incumplidas.
En primer lugar, el gobierno de la Xunta que preside Alberto Núñez Feijóo no dudó en llevar ante el Tribunal Constitucional el real decreto-ley que suspende las ayudas económicas al sector de las energías renovables. Eso sí, mientras llevaba a Rajoy ante el alto tribunal por invasión del Ejecutivo en las competencias que entiende Feijóo que son propias de su gobierno autónomo no dudaba en explicar que entiende, comprende y comparte la política energética del Gobierno. Pero siempre que no se apliquen en Galicia.
Con idéntico modus operandi, el pasado mes de noviembre, el presidente gallego no dudó pedir al Gobierno que reconsiderase su decisión de aplicar tasas judiciales a todas las rentas superiores a 14.000 euros anuales. Cuando al Ejecutivo de Rajoy le llovían chuzos de punta por la puesta en marcha de tan polémica medida, Feijóo no dudó en sumarse al coro de voces críticas con la medida, aunque no olvidó acompañar sus críticas con elogios al ministro del ramo, Alberto Ruiz-Gallardón. Una vez más, edulcoraba su posición crítica con elogios o declaraciones e adhesiones "casi" inquebrantables.
Como no hay dos sin tres, Feijóo también protagonizó un episodio de rebeldía contra el gobierno Rajoy a cuenta de la financiación autonómica y el límite del gasto que el Ejecutivo ha impuesto a las arcas autonómicas y, aunque acabó votando a favor, encabezó lo que se consideró una "revuelta" de los presidentes autonómicos del PP frente a los límites que el gobierno central pretendía imponer a las autonomías. En aquella ocasión, Extremadura y Castilla-León expresaron su rechazo a la decisión del Gobierno absteniéndose en la reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera. El consejero de economía de la Xunta, en cambio, votó a favor, pero su presidente se encargó de airear sus críticas y discrepancias con el ministro Cristóbal Montoro y sus formas.
A pesar de todo, Alberto Núñez Feijóo tiene la habilidad de aparecer ante el respetable como un hombre de Rajoy, fiel a su líder y a sus políticas. Poco parece importar esa "rebeldía" de la que echa mano cuando lo estima oportuno, sus enfrentamientos en los tribunales y sus críticas y frentes abiertos con ministros del peso de Gallardón, Montoro o José Manuel Soria. Feijóo sigue siendo, a ojos de la familia popular, el sucesor de Rajoy. Probablemente, si es que llega a serlo, sea el sucesor más rebelde.