Catálogo de miserias y decepciones políticas

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La decepción es uno de los frutos más abundantes en los campos de la política. Los que en ellos pastan, decepcionan y son decepcionados con tanta frecuencia que al cronista se le acumulan las notas sobre las políticas erráticas y arbitristas y decepcionantes.

Decepcionante con enchufe y sin enmienda es la respuesta que el ministro de Industria y Turismo, José Manuel Soria, acaba de enviar a la diputada Rosa Díez sobre las colocaciones dactilares de parientes y amigos en la dirección de la empresa pública Paradores de Turismo. “El criterio que se ha utilizado para seleccionar a las personas nombradas como altos cargos ha sido su experiencia en el sector turístico tanto dentro como fuera de Paradores, así como en el mundo financiero”. O sea que la designación de la exmujer de Rato, Ángeles Alarcó, como presidenta de la empresa o la de Rafael Lemes, consejero y amigo del ministro, entre otros parientes y correligionarios del PP, son inapelables. “No se va a reestructurar la distribución de altos cargos, que son menos que en la etapa anterior”, añade el ministro. En resumen: sobran trabajadores, no directivos.

El presidente de Gibraltar, Fabián Picardo, con Barack Obama y su esposa en la fiesta de apertura del segundo mandato presidencial. / Gobierno de Gibraltar

Decepción y disgusto el que ha sentido el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, al comprobar que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, invitó a la fiesta de la apertura de su segundo mandato al ministro principal de Gibraltar, Fabián Picardo, en vez de negarle el saludo y la palabra, como hace él. Como si no existieran materias de diálogo, cooperación y buena vecindad, Margallo se niega a recibir al “llanito” desde que hace más de un año asumió el cargo. ¿Es el del ministro un comportamiento propio del jefe de la diplomacia o el de un franquismo redivivo hacia los gibraltareños?

Decepcionante con miserables dosis de austericidio es el trato que el Gobierno de Mariano Rajoy y el mencionado García Margallo está dando a los refugiados saharauis en los campamentos en Argelia. Les han reducido la ayuda humanitaria de 6,4 millones de euros de 2010 a 4,8 el año pasado. Y las aportaciones canalizadas por las ONG españolas de 3,7 millones de euros en 2008 a 1,5 en 2012.

Decepción la infligida también por el titular de Exteriores a quienes piensan que España debe jugar un papel más activo en la paz, la democracia y el desarrollo de América Latina cuando contesta por escrito al diputado de de ICV Izquierda Plural Joan Josep Nuet que nuestro país no ha movido ni piensa mover un dedo como acompañante y garante del proceso de paz en Colombia entre el presidente Santos y las Farc.

Decepción con estrambote la asestada por el presidente del Gobierno a la diputada socialista María Luisa Carcedo al contestarle por escrito que recibió en La Moncloa al magnate de Eurovegas, Sheldon Adelson, porque el cargo “implica una serie de relaciones institucionales que incluyen, como es lógico y natural a quienes desarrollan su actividad en el sector de la economía”. Y al añadir que en este caso la recepción fue compatible con “la transparencia y el cumplimiento de las normas de la función ejecutiva y la mejor representación y defensa de los intereses nacionales”. Después nos enteramos de la quita de impuestos y la promesa de ciudad sin ley (antitabaco) al señor Adelson. Transparencia de hechos consumidos y consumados.

Decepción en su fe de propagandista católico la que ha experimentado el diputado de la Unión del Pueblo Navarro Salvador Armendáriz. Este hombre lleva años deseando saber cuántos turistas visitan España por motivos vinculados a la Iglesia Católica como son –dice- las fiestas religiosas o la contemplación del arte románico, gótico, barroco y otros presentes en  las iglesias, catedrales y monasterios de nuestro país. Pero, vaya por Dios, ni siquiera con el PP en el Gobierno, el Instituto de Estudios Turísticos (IET) ha realizado la estadística correspondiente. Para que se consuele, el Ejecutivo le ha dicho que en agosto de 2011, coincidiendo con la visita a Madrid del dimisionario Benedicto XVI vinieron 655.000 visitantes más que en el mismo mes año anterior.

1 Comment
  1. Aurora says

    Ya lo sabíamos: la política está llena de miserables

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