Los fantasmas de Bárcenas y Navarro amargan el debate a Rajoy y Rubalcaba

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El líder del PSC, Pere Navarro, durante su intervención de ayer, día 20, en el ciclo de conferencias de la Cámara de Comercio de Barcelona. / Alejandro García (Efe)

Ausentes en el hemiciclo, el ex tesorero del PP, Luis Bárcenas, y el líder de los socialistas catalanes, Pere Navarro, consiguieron empañar el uno y amargar el otro el debate sobre el estado de la Nación a Mariano Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba, respectivamente. Mientras a Rajoy, orgulloso de su victoria en su primer asalto con Rubalcaba, le llovieron chuzos de punta a cuenta de las andanzas de Bárcenas y su actividad en el PP; a Rubalcaba fue su compañero, el primer secretario del PSC, Pere Navarro, quien, con su petición de abdicación del rey Don Juan Carlos  para dar paso a una segunda transición pilotada por el Príncipe Don Felipe de Borbón [vídeo, al final] “le amargó- en palabras de un dirigente socialista- el debate”.

La euforia era evidente en los rostros de la bancada popular a medida que avanzaba el rifirrafe entre Rajoy y Rubalcaba. Tras la enésima ovación a su jefe de filas, que cerró el mano a mano, los diputados del PP inundaron los pasillos, ansiosos por colocar una frase a todo aquel que quisiera oírla: “Hemos recuperado la iniciativa  política”, repetían. Implícita quedaba en la consigna la aceptación de que, pese a ser un gobierno apoyado por una amplia mayoría absoluta, la habían perdido y que llevaban demasiado tiempo desayunándose con noticias de Bárcenas. Y nunca buenas. Lo mencionó en dos ocasiones Rubalcaba en sus intervenciones, en un intento por arrastrar a Rajoy a los medios, pero éste se quedó agazapado en el burladero, como si no fuese con él. Después tendría que seguir escuchando el nombre de Bárcenas y acusaciones más duras por parte de otros líderes. Sin embargo, Rajoy y los suyos cortaron oreja, la de Rubalcaba. Pero lo más chocante es que el socialista Pere Navarro y su “oportuna” propuesta le echaron una buena mano a Rajoy a la hora de derrotar a Rubalcaba.

Hacia las 15:40 h de la tarde, Rajoy llegaba a la Sala de Gobierno para aguardar allí el momento de reanudar el debate. Junto con el café, a Rajoy le sirvieron en bandeja el teletipo que narraba la propuesta de Navarro. Minutos antes, lo había conocido Rubalcaba. Ambos, Rubalcaba y Rajoy, se enteraron por la prensa de la “propuesta Navarro” y, mientras para el presidente fue un arma con la que poder castigar a Rubalcaba durante el debate, para el líder del PSOE fue un tiro en el pie que le obligó a renquear durante todo la sesión. Rajoy no tuvo siquiera que mencionarlo.

En pocos minutos, Rubalcaba y su entorno averiguaron que, pese a ser un texto leído y nada improvisado, ante empresarios catalanes,  en un acto convocado por la Cámara de Comercio, el líder del PSC, que lo llevaba por escrito, no tuvo el detalle de anticipar a sus colegas del PSOE  la bomba que se disponía a soltar. Tampoco lo sabía ninguno de los diputados del PSC en Madrid. Pero lo que todos tuvieron claro es que el anuncio de Navarro dejaba noqueado a Rubalcaba  y, por el mismo precio, muy en entredicho su propuesta de reformar la Constitución y dar paso a un modelo federal. ¿Con qué autoridad hacía la propuesta mientras su compañero catalán andaba lanzando las suyas propias, incluida la jubilación del Rey?

El PSOE hizo público un comunicado para oponerse frontalmente a la propuesta de Navarro. Pero de ahí no salieron. Incluso la vicesecretaria general del PSOE, Elena Valenciano, le espetó a una periodista que pretendía obtener de Valenciano una valoración del anuncio de Navarro  un seco “es que no quiero (pararse y contestar)

Con la poco disimulada sensación de derrota, los socialistas, los del PSOE, salieron a los pasillos a clamar contra el inoportuno Navarro y sus colegas catalanes, mientras que los del PSC juraban y perjuraban que ellos tampoco sabían nada y admitían que la “bromita” de Navarro les había “sorprendido y molestado. La bronca PSOE-PSC se avivaba y daba paso a una nueva crisis con enfrentamiento abierto de por medio. Derrotados y con la sensación de haber recibido una puñalada de parte de un “amigo”, los comentarios de pasillos en la familia socialista convirtieron a Navarro en el “responsable” de la ostentosa derrota parlamentaria de Rubalcaba. Tanto es así que hasta Rajoy se permitió espetarle “Yo no he pedido su dimisión, porque no me interesa…”. ¿Y a quién no interesa tener enfrente a un líder que tiene tal nivel de contestación y de compañeros díscolos y con una nueva crisis abierta entre PSC y PSOE? A Rajoy, desde luego, no.

Tal vez por eso, en tono jocoso, un diputado del PP, que comparte aficiones futbolísticas y alguna que otra confidencia ocasional con Rubalcaba, recordaba cómo hace poco le sugirió a Rubalcaba: “Alfredo, hombre…¿Por qué no te presentas a presidente del Real Madrid?” A lo que el líder del PSOE respondió “¿Por qué me quieres tan mal?”. Acodado en la barra de un bar cercano al Congreso, apostillaba este diputado popular: “Pues ya se ve que Navarro le quiere mucho peor que yo…”

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