San Juan Benet, ingeniero y mártir

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Cartel del homenaje a Juan Benet, organizado por el Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos. / ciccp.es

El Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos se ha puesto esta semana de largo para rendir homenaje a uno de sus miembros más ilustres, el ingeniero y escritor Juan Benet, fallecido hace ya la friolera de veinte años. Yo no le conocí pero parece ser que tenía una bien ganada fama de intratable, lo mismo él en persona que su escritura, en ocasiones hirientemente despectivos los dos. Cuando algo o alguien no le gustaba digamos que se notaba en seguida. Y en cambio se juntó mucha gente de no poco nivel para hablar durante casi dos horas seguidas de Benet, y con qué entusiasmo.

Estaba su primogénito, Ramón Benet, que en todo momento se refirió a su padre como “Don Juan”. Estaban Juan Cruz, Antonio Martínez Sarrión y el especialista en el teatro de Benet Miguel Carrera por el lado literario. Por el lado de la ingeniería estaban el presidente del Colegio, Juan A. Santamera, y Fernando Sáenz Ridruejo, quien tras casi dormir al personal contando las batallitas de Benet con las grandes obras públicas españolas, lo despertó de golpe revelando que Benet pasó de rebelde sin causa a puro establishment el día que pusieron su nombre a una presa cuya construcción él había dirigido...pero sobre todo el día que “allá por 1999, recibí yo una comunicación del ministerio de Medio Ambiente donde se mencionaba la Presa SAN Juan Benet”. En 1999 la ministra de Medio Ambiente era Isabel Tocino.

Fue Benet un hombre empeñado en racionalizar el reparto del agua en España y en dignificar sus letras. Con su literatura se puede conectar más o menos pero nadie le puede negar una ambición apabullante, conmovedora casi. Estaba empeñado en escribir como un inglés, como un irlandés incluso, en un momento en que aquí todo era casticismo, realismo social y chapuza. Había y hay que echarle. Hoy ya nadie se plantea elevar el listón así.

Parajodas (que no paradojas, según Benet) de la vida, algunas tan sonadas como aquella vez que el escritor se quedó prendado de semejante anuncio en la puerta de un restaurante de San Sebastián: “Hoy, merluza de Madrid”. Tal cual. Y lo peor es que era cierto, que de allí venía, después de haber dado toda la vuelta al ruedo.

A Benet nunca le dieron ningún premio literario español verdaderamente principal ni ningún sillón de la Real Academia. Y mira por donde los que más se acuerdan de él son los ingenieros, lo cual les honra. Está bien que alguien tenga claro que hubo un tiempo en que había gente que se tomaba las cosas muy en serio, tanto el escribir como el hacer puentes y caminos, o llevar el agua de donde sobra allá a donde falta. ¿Se acuerdan los viejos del lugar o alguien de cuándo y por qué tomarse las cosas muy en serio empezó a estar mal visto en este país? ¿Cuándo y por qué hubo que empezar a pedir perdón por no ser mediocre o del 15-M?

Con unos cuantos Juan Benet, sea don o sea san, estratégicamente distribuidos por el sistema (y también por el antisistema), igual salíamos de esta.

2 Comments
  1. juan gaviota says

    Si este señor estuviese con vida, tendría que coger Las de Villadiego,al igual que el resto de gente talentosa que existía en este mal llamado País, devenido en república bananera.

  2. Lorenzo Discreto says

    El artículo es de una mediocridad apabullante. A ver si ahora la culpa de tener una democracia descafeinada, un empresariado de chicha y nabo, una deuda privada insoportable (4 billones de euros deben familias y pequeñas y medianas empresas), un mundo cultural empobrecido (la CT, a la que Benet y su círculo de amistades pertenece) es culpa del movimientos 15 de mayo. ¡Basta Ya! Solucionaremos algo en Españistán si las generaciones con más de 40 años empiezan a tirarse a un pozo. Por caridad… Llevan toda la vida metiendo la pata y jodiendo la vida al prójimo

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