
La confusión, la rabia y la consternación se apoderaban ayer de la cúpula del PP tras conocer los duros ataques del ex presidente José María Aznar al actual gobierno de su partido. A primera hora de la mañana, diputados y dirigentes del PP recibían la orden de no comentar la polémica entrevista en la que Aznar presentaba su particular 'moción de censura' al Gobierno de Mariano Rajoy e insinuaba su disposición a volver a la primera línea de la política. Todo aquel miembro del PP que se topaba con una cámara o micrófono escurría el bulto y guardaba silencio, cuando no echaba a correr. Pero en el transcurso de la mañana, las órdenes cambiaron: no había que eludir a la prensa, sino restar importancia a las palabras de Aznar, sin polemizar con él. Eso era lo que había que hacer públicamente. Sin embargo, lejos de cámaras y micrófonos, el entorno de Mariano Rajoy puso en circulación un argumentario para evidenciar la “incoherencia” cuando no las “falsedades”, según decían varios dirigentes populares, del expresidente Aznar.
Los argumentos que dispararon “por lo bajini” contra Aznar se centraban en 3 puntos: sus lecciones de fiscalidad, de modelo territorial y, por último, su relación con el caso Gürtel y Luis Bárcenas. Sobre su exigencia de que el Ejecutivo baje los impuestos, sus compañeros de partido se esforzaban en recordar que, cuando él llegó al Gobierno, en 1996, pese a haber prometido una rebaja de impuestos, aumentó la presión fiscal y mantuvo hasta 1998 el tipo máximo del IRPF en el 56%. “¡Y la coyuntura económica entonces era mucho mejor que la actual!”, subrayaba un iracundo marianista en plena argumentación.
También recordaron que fue Aznar quien aceptó y consagró las diferencias entre comunidades autónomas, cuando necesitó los votos de los nacionalistas en el Parlamento y que, en su última legislatura, dejó transferidas a todas las comunidades las competencias de Sanidad y Educación. Por último, el comentario “quien mandaba y era todopoderoso en el PP cuando la trama Gürtel hacía de las suyas, era Aznar…” fue muy recurrente durante toda la jornada. Y no faltaron asimismo quienes se escandalizaban al conocer el regalo de boda con el que el cerebro de la trama Gürtel, Francisco Correa, obsequió a Alejandro Agag y Ana Aznar.
La estrategia era evidenciar que Aznar no podía dar lecciones de nada. ¡Y vaya si la cumplieron desde el entorno de Rajoy!. Muchos de los que ayer se “despacharon” a gusto con el expresidente desde el anonimato, anteayer, en las horas previas a la celebración de la entrevista, sacaban pecho y apostaban a que no iba a atreverse a pisar terrenos pantanosos, especialmente en lo relativo al Caso Gürtel, “después de los ´recaditos´que le han mandado”, comentaba con sorna un miembro de la actual cúpula popular. Ese “recadito”- aclaró- no era sino la noticia recogida en la portada del periódico El País en la que se contaba que Correa regaló la iluminación de la boda de su hija y que había costado 32.452 euros. No obstante, el “recadito” en cuestión no achantó a un Aznar, que accedió a conceder la entrevista poco después de saltar a la luz el asunto de los sobresueldos y de verse él mencionado. Aznar hizo y dijo lo que quiso. Y, pese a enfados o veladas amenazas, va a seguir diciéndolo, para disgusto de un PP al que se le ha abierto un nuevo flanco donde disparan con “fuego amigo”.
Por su parte, Rajoy evitó responder a las preguntas que ayer, una y otra vez, le repitieron los periodistas en Bruselas, sobre las palabras de Aznar. Rajoy impasible, desvió hasta en 4 ocasiones la misma pregunta: “¿Vió la entrevista? ¿Qué opinión le merece lo dicho por Aznar? Quien no pudo morderse la lengua fue el actual ministro de Economía, Cristóbal Montoro, el que bajara los impuestos durante el gobierno de Aznar. Cuando Montoro replicó a preguntas de la oposición sobre la fiscalidad, advirtió que pensar en bajadas de impuestos son meras “añoranzas melancólicas”. La oposición preguntó, pero él respondió pensando única y exclusivamente en Aznar y en el momento de darle la réplica. El resto, siguió cumpliendo con las tareas asignadas: simular que no les quita el sueño y tratar de contener al huracán Aznar.