PP y PSOE negocian un pacto sin sustancia para la Cumbre Europea de final de mes

PP y PSOE no acaban de negociar un texto que satisfaga a ambos para traducirlo en una proposición no de ley del Congreso que se ofrezca al resto de los partidos y respalde a Mariano Rajoy ante el Consejo de Europa que se celebra los días 27 y 28 de junio en Bruselas. Según responsables de ambos partidos, nadie sabe cómo traducir las simplezas en favor de un pacto que convenza a los ciudadanos de que se exige a la UE que favorezca las políticas de crecimiento económico y favorezcan el crecimiento del empleo, especialmente el juvenil. Algo para que parezca que se presenta un proyecto original que justifique el acuerdo sobre algo que no va más allá de lo aceptado por todos, incluso por Alemania, aunque dejando su concreción hasta que Ángela Merkel gane las elecciones generales de septiembre.

Lo que subsiste detrás de las buenas intenciones es el deseo de ambos partidos de satisfacer la reclamación que pide la mayoría de los ciudadanos españoles en las encuestas: que los grandes partidos se ponga de acuerdo para sacarnos de la crisis. Pero en ambos partidos se reconoce que las filosofías para hacerlo son abismales.

El PSOE, cargado de buenas intenciones, señala que “ante una situación de grave dificultad, como la actual, lo que los ciudadanos esperan de los políticos (los del Gobierno y los de la oposición) es que aparquen temporalmente sus diferencias y remen todos juntos, sumando esfuerzos, para sacar a España de esta durísima crisis que dura ya 5 años”.  Y lo que les mueve al pacto es que, a su juicio, “ahora y por primera vez, desde que Rajoy asumió la Presidencia del Gobierno, estamos ante una alta posibilidad de ver cómo se alcanza un acuerdo que refuerce la posición de España (representada por Rajoy), en el relevante Consejo Europeo de este mes de junio”.

Para los socialistas, “el viraje desde el austericidio hacia las políticas de crecimiento hacen posible ahora el acuerdo que Rubalcaba lleva ofreciendo a Rajoy desde el comienzo de la legislatura”. Es más. Se preguntan qué ha pasado para que Rajoy modifique su postura y no rechace ahora la posibilidad de un acuerdo, como lleva haciendo 16 meses. Y lo que ha pasado, dicen, es que “la UE ha virado de su política inamovible de austeridad, ajustes y más ajustes, que solo ha conseguido agravar la crisis y la recesión, a admitir que es necesario también aplicar políticas que estimulen el crecimiento y el empleo, algo que se va a empezar a sustanciar en decisiones en el Consejo Europeo de junio”. De ahí su especial importancia, añaden, y la importancia también de que España, Rajoy en su nombre, pueda acudir a esa negociación con la posición de fuerza que le daría llevar el máximo respaldo del Parlamento.

También ha pasado, comentan, que, con toda probabilidad, como consecuencia del viraje de la UE, el presidente también haya virado y cambiado su discurso. De hecho, señalan que tanto él como su ministro De Guindos hablan ahora de políticas de crecimiento, cuando antes solo hablaban de objetivo de déficit a costa de lo que fuese.

Desde el primer día de su mandato, recuerdan, toda la política del Gobierno de Rajoy no ha tenido más finalidad que reducir el déficit (se llevase por delante lo que se llevase) ni más instrumento para intentar conseguirlo que meter la tijera sin miramientos a todo lo que afecta a las rentas del trabajo y las clases medias (derechos, prestaciones sociales, inversiones…), haciendo caer en picado su poder adquisitivo y, con ello, su capacidad de consumo. Una política, destacan, que en gran medida ha estado obedeciendo “al dictado de Bruselas, que exigía a los países con exceso de déficit reducirlo en un tiempo imposible, a base de ajustes, ajustes y más ajustes”.

En el ejercicio de una oposición útil y responsable, en medio de la durísima crisis que vivimos, precisan los socialistas, Rubalcaba le ha ofrecido a Rajoy, desde el principio, la posibilidad de acordar las políticas que ayudaran a España a salir de la crisis y volver a crear empleo (políticas económicas, financieras y fiscales, fundamentalmente), pero el presidente desde la atalaya de su mayoría absoluta, ha venido despreciando una y otra vez la ayuda. Ahora, señalan para justificar su apoyo a un acerado , “algo se está moviendo en la UE y parece que también en Rajoy”. “Bienvenido sea ese cambio”, indican. “Aunque lo importante es que  se traduzca en medidas que permitan dejar atrás la crisis”, concluyen.

Y ese es el problema. Desde hace seis días, responsables del más alto nivel de ambos partidos andan negociando una proposición no de ley que incluso pretenden que suscriba gran parte de la oposición. Pero no sólo lo rechazan de entrada el resto de los grupos parlamentarios sino que en el seno de PP y PSOE se presentan problemas de calado porque las propuestas para salir de la crisis son diferentes. Incluso abismales en lo que respecta a soluciones concretas para España y su deterioro económico y democrático.

De momento, hasta mañana miércoles por la mañana, en la sesión de control del Congreso, no veremos hasta donde alcanza la complicidad entre Rajoy y Rubalcaba. El líder del PSOE pregunta al presidente del Gobierno, precisamente, qué previsiones tiene de cara a esa reunión del Consejo Europeo y se supone que la respuesta ya llevará implícitos los elementos del entendimiento entre liberal- conservadores y socialistas. Un texto que sigue cocinándose sin que se esperen grandes sorpresas porque no anda España para poner condiciones a la Unión Europea ni cuenta Bruselas con posibilidades de imponérselas a Alemania.

Mañana, por tanto, será un día importante para saber qué se está cocinando porque hay otra pregunta de Josep Antoni Durán Lleida sobre cómo valora el Gobierno las recomendaciones europeas para España en el marco del programa de estabilidad, y aún una tercera de la portavoz socialista, Soraya Rodríguez, a la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría sobre el informe del FMI en el que se cuestiona de forma importante el resultado de las políticas de rescate.

Pero si el objetivo es dar la impresión de que gran parte de la oposición parlamentaria apoya la posición que Rajoy lleve a Bruselas, el asunto va muy mal. Tanto CiU como PNV, UPyD e Izquierda Unida han lamentado ser excluidos de esas conversaciones y que los dos grandes partidos puedan presentar un texto ya cerrado en el pleno del Congreso.

La portavoz de Unión, Progreso y Democracia (UPyD) en el Congreso, Rosa Díez, ha avisado de que no se sumará a un "engaño cocinado" por Rajoy y Rubalcaba, ante el Consejo Europeo de finales de mes. Díez ha tachado de "fraude" que populares y socialistas pretendan presentar como un pacto de Estado lo que, a su juicio, es "la repetición de la jugada" de la reforma del artículo 135 de la Constitución que se acordó el verano de 2011 en pro de la estabilidad presupuestaria.

El portavoz de CiU en el Congreso, Duran Lleida, dice que los nacionalistas catalanes no se sumarán al pacto en materia europea si no colaboran en su elaboración, porque "el bipartidismo ya no es lo que era".

Cayo Lara, líder de IU, considera que PP y PSOE buscan un consenso de "simulacro" porque "no hay diferencias" entre PSOE y PP en materia económica.

Y el PNV, por su lado, considera "poco elegante" que el Gobierno y el PSOE insistan en excluir al resto de grupos parlamentarios de la negociación del acuerdo europeo, aunque esperarán a conocer el contenido antes de decidir si lo apoyan o no.

Todos, en cualquier caso, lo tienen claro. Nadie quiere estar, como dice el portavoz de Izquierda Plural en el Congreso, José Luís Centella, “en un pacto de vaguedades”. Y eso, precisamente, es lo que todos los que no están en el ajo del acuerdo PP-PSOE esperan que acaben proponiendo.