Diez sencillas preguntas a Mariano Rajoy

2
Rajoy_rueda_prensa_caso_Bárcenas
Rajoy, durante la rueda de prensa del pasado día 22 de julio en la que anunció su comparecencia para dar explicaciones sobre el 'caso Bárcenas'. / Ballesteros (Efe)

Interesa al propio presidente Mariano Rajoy rebatir con afirmaciones verificables las pastosas y pestosas deposiciones, debidamente documentadas en sede judicial, del contable y tesorero de su partido durante 20 años, y persona de su máxima estima y confianza, Luis Bárcenas Gutiérrez, porque comprometen su honorabilidad, credibilidad y permanencia en el cargo. Los amantes de la ficción saben por Richard Ford en Pecados sin cuento que los grandes hombres no se ocupan de los pequeños detalles y sólo conocen una fracción insignificante de la realidad. También saben por El factor humano de Graham Greene que no hay que entrar en detalles cuando se miente.

Son dos ejemplos a los que Rajoy se puede atener y que nos llevan a formular las primeras preguntas sobre su comparecencia de mañana ante el caso Bárcenas: ¿Apelará a la ficción? ¿Empleará las consabidas técnicas de la retórica, como el no es verdad que ya estamos saliendo de la crisis y por eso van contra mí? ¿Invocará la autoridad del Banco de España y de otros organismos, según convenga, para desviar la cuestión y reforzar el principal motivo de su permanencia en el cargo: sacar a España de la crisis? ¿Esgrimirá argumentos ad hominem contra quienes le acusan de corrupción al tiempo que llevan visibles lamparones de eres y palaus en sus trajes?

Pongámonos en situación. Son las nueve de la mañana del 1 de agosto de 2013 y tenemos ahí, en ese estrado de color tabaco del Senado –por obras en el Congreso-- a este jefe de gobierno que prometió “decir siempre la verdad a los españoles”. No ha llegado arrastrado por el decoro democrático que le exigía la oposición, hasta el punto de amenazarle con la moción de censura, sino, según ha dicho, por entender que los ciudadanos, especialmente los 800.000 afiliados a su partido y los once millones que le votaron, merecen una explicación. Lógico. Quien más quien menos quiere saber si desvive en un Estado democrático de derecho o en un país de gobernantes falsarios y corruptos. En coherencia, Rajoy debería contestar a diez sencillas preguntas.

1.– ¿Se financió el PP ilegalmente con aportaciones de empresas a cambio de concesiones y contratas de las administraciones públicas de ayuntamientos, autonomías y ministerios en los que mandaba y manda su partido?

2.– ¿Conocía, toleró y dio el visto bueno a esos peajes que anotaba el contable y luego tesorero designado usted en 2008? ¿Complementó el PP con ese dinero negro la financiación de sus campañas electorales: la de 2004, en la que fracasó;  la de 2008, que dirigió el actual presidente del Senado, Pío García Escudero, y en la que volvió a fracasar, y la de 2011, en la que obtuvo mayoría absoluta?

3.– ¿Esa “tangentópolis” que encarecía las obras y los servicios públicos a costa de todos los ciudadanos y beneficiaba el tradicional mensaje privatizador neoliberal contra todo lo público, por caro y malo, recibiría el nombre de robo, estafa, latrocinio, prevaricación, falsedad en documentos y mensajes…, o cómo diablos se debería denominar a la luz de los eminentes juristas y letrados de un partido dizque democrático?

4.– Si de la precariedad económica inicial de los partidos políticos se pasó en 1978, tras la aprobación de la Constitución, a un sistema de financiación pública suficiente, ¿desde cuando y por qué el PP, que tuvo origen en la Alianza Popular de Manuel Fraga y experimentó de la mano de José María Aznar y del propio Rajoy, sin olvidar a Francisco Álvarez-Cascos y Jaime Mayor Oreja y a Javier Arenas, una gran renovación generacional, mantuvo “la tangentópolis”?

5.– ¿Cobraba el señor Rajoy y los demás dirigentes del PP los sobresueldos de dinero inconfesable que les pagaba y anotaba el tesorero Bárcenas o cree que de tarde en tarde, ese sujeto ahora innombrable y encarcelado en Soto del Real, se entretenía en escribir una novela con números en sus libros de ingresos y egresos, y además competía en recaudación y dádivas con el jefe de la trama Gürtel, Francisco Correa, en la que fue imputado en 2009 por el juez Baltasar Garzón?

6.– ¿Si recibía sobres en negro, como revelan las notas de Bárcenas –en España se escribe todo--, el presidente Rajoy habría mentido a la nación y al Parlamento o el mentiroso es Barcenas, al que colocó de senador por Cantabria, tierra que pocas veces pisó, acaso para mejorar su remuneración a costa del dinero público?

7.– ¿Estallaría el “cinímetro” en el supuesto de que el cinismo se pudiera medir con su afirmación de que los españoles vivíamos por encima de nuestras posibilidades al tiempo que usted y sus compinches políticos de la dirección del PP recibían no menos de tres remuneraciones de las arcas públicas y nadaban en la abundancia de la “tangentópolis” establecida?

8.– ¿Después de defenestrar al juez Garzón y de lograr la exoneración de Bárcenas y su esposa por parte del juez Pedreira mediante unos procedimientos de los que usted y también Arenas y Ana Mato recibían puntual información, qué enemigos políticos internos le pusieron la proa y qué desavenencias en la casa popular le impidieron actuar?

9.– ¿Obedecían sus declaraciones públicas y sus compromisos privados con Bárcenas –sueldo de 200.000 euros anuales, coche, despacho, secretaria-- a cuenta del PP, del que había sido oficialmente separado en 2009, así como sus cariñosos mensajes por teléfono móvil cuando ya sabía que disponía de una fortuna en Suiza, al temor de que le traicionara y le dejara a los pies de los caballos, como en efecto ha ocurrido, y, en todo caso, qué deuda tenía con el tesorero para actuar de una manera que contrariaba públicamente a su número dos, María Dolores de Cospedal?

10.– La dimisión requiere su tiempo, su preparación; lo importante es saber si va a dimitir como la decencia personal y política exige cuando se hacen cosas que están mal incluso por razones que pueden están bien. El fin no justifica los medios. He ahí el ejemplo del presidente andaluz, José Antonio Griñan, del que ustedes dicen que ha dimitido por los Eres fraudulentos.

2 Comments
  1. gente corriente says

    no veo yo que el Sr. Griñán sea un buen ejemplo para cerrar el artículo.

  2. Verbarte says

    La pregunta que se estarán haciendo en el PP y en otras instancias es ¿Qué hacemos con el Papa? Estarán preocupados porque se pueda interpretar que critica las políticas del partido y bendice las protestas. http://wp.me/p2v1L3-mm

Leave A Reply