El rey evita el relevo aunque la enfermedad le impide cumplir deberes constitucionales

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El rey Juan Carlos I de Borbón no se sostiene y será operado en los próximos días de la cadera izquierda a causa de una “rara infección” del tejido en torno a la prótesis que le implantó en noviembre del año pasado el doctor Ángel Villamor en la clínica Quirón de Madrid. Aunque no podrá cumplir la primera función que como jefe del Estado le encomienda la Constitución, cual es la representación internacional de nuestro país, el jefe de la Casa Real, Rafael Spottorno, afirmó en la primera rueda de prensa que ofrece la Casa en el palacio de La Zarzuela que “no se ha planteado la abdicación” ni tampoco la petición de la inhabilitación prevista en la Constitución y que debería ser aprobada por las Cortes Generales. “Ese no es el caso”, dijo. En otras palabras: el nuevo y delicado episodio sanitario del monarca no afecta a “la normalidad institucional”, recalcó Spottorno, quien compareció acompañado de los médicos que han estudiado el caso.

Puesto que el artículo el artículo 56.1 de la Constitución le encomienda directamente “la más alta representación del Estado español en las relaciones internacionales, especialmente con las naciones de su comunidad histórica”, y probablemente se verá incapacitado por razones médicas para asistir a la próxima cumbre Iberoamericana, fijada el 18 y 19 de octubre en Panamá, el monarca ha decidido que tampoco asista el príncipe heredero, Felipe de Borbón. Con ello evitará la “sustitución de hecho”, con la consiguiente vulneración constitucional, en la que podría incurrir.

El jefe de la Casa Real restó importancia a la incapacidad para ejercer la representación del Estado en este caso –el rey ha asistido a las 22 cumbres anteriores—diciendo que la cumbre es de jefes de Estado y de Gobierno, de modo que es suficiente con la asistencia del presidente Mariano Rajoy. De hecho, según Spottono, sólo España y Portugal acuden con dos representantes. Se le olvidó aclarar que los presidentes de los países de América Latina poseen el doble estatus de gobernantes y jefes de Estado. La complicada operación quirúrgica del rey no le impedirá ejecutar las demás funciones constitucionales, aunque sea sin salir de la sede palatina durante su recuperación: al menos tres meses.

De ahí que tampoco se haya planteado solicitar la inhabilitación prevista en el 59.2 de la Constitución que permitiría a los representantes de la soberanía nacional, el Congreso y el Senado, nombrar regente al heredero que, de hecho, viene sustituyendo al rey en numerosos actos, incluidas las tomas de posesión de unos veinte mandatarios americanos. Según el jefe de la Casa, esas sustituciones del rey por el príncipe se producen en representación de la Corona, pero no del Estado, es decir, de los ciudadanos. Como se ve, jurídicamente hilan muy fino. Y para evitar entuertos, mientras el monarca ofrece a los españoles una lección de anatomía ósea, con gráficos incluidos, ni siquiera envía al Parlamento una nota informativa.

El rey, en su última aparición pública, el pasado miércoles, día 18, cuando recibió a los reyes de Holanda en el Palacio de la Zarzuela. / Ballesteros (Efe)
El rey, en su última aparición pública, el pasado miércoles, día 18, cuando recibió a los reyes de Holanda en el Palacio de la Zarzuela. / Ballesteros (Efe)

Si el monarca esquiva la inhabilitación temporal, se comprenderá que siga descartando una "abdicación", palabra temible, para la que, según el jurista Emilio Olabarría, bastaría con remitir una nota al Parlamento expresando su voluntad de ser relevado de hecho y de derecho por el heredero de la Corona, Felipe de Borbón y Grecia. Así las cosas, las palabras de la reina Sofía: “El Rey no abdicará nunca”, siguen siendo válidas cuando faltan dos meses para que cumpla 38 años de reinado. Por otra parte, ninguna fuerza política ha planteado la regulación de la abdicación, prevista en el artículo 57.5 de la Constitución.

Infección y doble operación

La nueva operación quirúrgica a la que se someterá Juan Carlos, de 75 años, es la decimotercera de su vida y la octava en los últimos tres años. Unos meses después de quebrarse la cadera derecha el 13 de abril de 2012 en Bostwana, en el sur de África, a donde se desplazó a cazar elefantes, fue operado también de la cadera izquierda en la clínica Quirón de Madrid. El 23 de noviembre, el doctor Villamor la implantó una prótesis de “última generación” con material de “mucha durabilidad” y se recuperó satisfactoriamente. Después, el 3 de marzo pasado, fue operado de una doble hernia discal en la columna vertebral. La convalecencia en la clínica La Milagrosa de Madrid y la rehabilitación en La Zarzuela iban tan bien que en junio comentó a los periodistas tras la entrega de diplomas del curso de Estado Mayor: “Aunque algunos digan que estoy enfermísimo, estoy estupendamente. Es un asunto de tornillos”. En julio viajó a Marruecos, invitado por Mohamed VI y demostró su recuperación.

Ya estaba a punto de aparcar definitivamente la muleta cuando, a finales de agosto, volvió a sufrir fuertes dolores en la cadera izquierda. ¿Qué estaba pasando? La alarma trascendió cuando en una recepción a militares perdió el equilibrio al girarse para la foto y hubiera caído al suelo si éstos no le hubieran sujetado por las axilas. En el último acto público --la apertura del año judicial, el lunes pasado-- fue notable su dificultad para caminar y su absoluto despiste, hasta el punto de dar la palabra al Fiscal General del Estado, que acababa de terminar su discurso.

La explicación que dio ayer el doctor Miguel Cabanela, uno de lo máximos expertos en cirugía de cadera, es que un germen le ha infectado el tejido periprotésico de la cadera izquierda. Esta infección hospitalaria es extraña y se produce en el 1 o 2 por cien de los casos. Su origen es desconocido. La solución prevista por el doctor Cabanela, natural de Mondoñedo (Lugo) y especialista de la clínica Mayo, en Minnesota (Estados Unidos), consiste en extraer la prótesis e implantar otra cubierta con los antibióticos necesarios para combatir la infección. Y una vez saneada la zona, volver a abrir, extraer la prótesis provisional e implantar la definitiva. Se trata de una operación en dos fases. La primera requeriría de cuatro a siete días de hospitalización y un tratamiento de antibióticos intravenosos durante cuatro a seis semanas. A partir de la octava semana se le implantaría la prótesis definitiva.

El doctor Cabanela, que compareció con el jefe médico de la Casa, Miguel Fernández-Tapia y el traumatólogo Villamor, afirmó que los hospitales españoles poseen una tecnología tan moderna como la clínica Mayo –muy citada en la novela Acción de Gracias de Richard Ford--, aunque todavía no han decidido donde le operarán. La opción de trasladarse a EEUU fue descartada por el monarca.

1 Comment
  1. Lucas says

    La corona está en buenas manos y malas piernas, con que mucho ojo con el canto de «la cucaracha», que podría ser juzgado injurioso

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